Europeos, turcos, estadounidenses e israelíes consideran que los científicos son confiables; pero Internet y el móvil son imprescindibles
Un estudio realizado por la Fundación BBVA en Estados Unidos, Turquía, Israel y quince países europeos indica aunque el nivel de confianza en la ciencia en «tiempos de posverdad» presenta diferencias importantes en la diversas sociedades por la influencia de religiones, ideologías, disparidades en el nivel de conocimientos básicos, y la credibilidad y peso de la tecnología como elementos esenciales en la vida moderna, la brecha es mucho menor de lo esperado gracias a Internet y a la confianza una generalizada en la ciencia y la comunidad científica.
El estudio se realizó entre abril y julio de 2023 y se tomaron 500 casos, por país, en Alemania, Dinamarca, España, Francia, Italia, Países Bajos, Portugal Reino Unido, Bulgaria, Eslovaquia, Estonia, Hungría, Polonia, República Checa y Rumania. También en Estados Unidos, Israel y Turquía, como muestra referencial..
La mayoría de los encuestados percibe la ciencia como “la fuente de conocimiento más fiable, objetiva y veraz”, la valora como “motor de progreso material” y confía en su potencial para afrontar los principales retos. En cuanto al nivel de conocimiento, la mayoría comprende los conceptos científicos fundamentales y los procesos de validación del conocimiento científico. Sobre la importancia que otorgan a las tecnologías presentes en la vida cotidiana, consideran que Internet, el teléfono móvil, el tren y el automóvil, como esenciales. Las opiniones se dividen en torno al ordenador personal y la aviación.
La Fundación BBVA consideró esencial examinar el papel de la ciencia en la sociedad y su influencia en las creencias, conocimientos, valores y actitudes predominantes. Supone que la cultura científica no solo se refiere al conocimiento de conceptos básicos y métodos de investigación, sino también a los valores y actitudes hacia la ciencia y la confianza en los científicos. Encontró que, en general, existe un interés y conocimiento medio de la ciencia.
Más del 40% de los ciudadanos europeos y estadounidenses afirma incluir temas científicos en sus conversaciones habituales.
Variaciones en el interés por la ciencia
Los países analizados tienen un común el interés por la ciencia y la búsqueda de información en los medios y redes sociales, pero los niveles más altos de interés y conocimiento se encuentran en Estados Unidos y los más bajos en Turquía y en Israel.
Aunque el interés por la ciencia es generalizado, conocimiento científico básico presenta variaciones significativas. Europa y Estados Unidos lideran este ranking, con una media de 7,9 y 7,8 respuestas correctas, respectivamente. Los españoles (7,6) quedaron ligeramente por debajo de la media europea. En contraste, Israel (6,4 ) y Turquía (5,2) muestran los niveles más bajos. En Turquía se evidencia una marcada estratificación social del conocimiento científico. Un segmento de población presenta un nivel de conocimiento muy bajo.
El 85% de los encuestados muestra una sólida comprensión del método científico y valoran importancia de la experimentación y la reproducibilidad de los resultados. Cerca de un 70% entiende que el modo de transformar los nuevos conocimientos científicos en conocimiento público se logra a través de la publicación de los avances en revistas especializadas y después en los medios de comunicación generalistas.
La ciencia, fuente de conocimiento
También fue mayoritaria (80% en Europa, 79% en Estados Unidos, 66% en Israel y 55% en Turquía) la confianza en la veracidad de las teorías científicas, pero no de manera dogmática sino abierta a contraste y sustitución por avances posteriores. La ciencia goza de una amplia confianza como fuente de conocimiento en el 62% de los ciudadanos estadounidenses. Consideran que la ciencia es la fuente más fiable, objetivo y veraz. En Europa, asciende al 67%, Israel y Turquía presentan un 69% y un 71%.
Además, el 74% de los europeos y el 78% de los israelíes consideran que revela aspectos fascinantes de la naturaleza. Frente al 63% de los estadounidenses y el 68% de los turcos.
El 56% de los estadounidenses y el 61% de los europeos agregan que la ciencia permite separar lo cierto de lo falso. En cambio ,en Turquía y Israel este porcentaje llega al 70%. La ciencia es considera el motor del progreso material. Con una media de acuerdo de 6,6 entre los ciudadanos europeos; 6,5 entre los españoles; 6,2 entre los estadounidenses; 7,6 entre los israelíes y 7,1 los turcos.
Casi las dos terceras partes de los ciudadanos confían en la ciencia para resolver grandes desafíos globales. Por ejemplo, el 72% de los europeos, el 77% en España y el 79% Israel. Sin embargo, las expectativas son menores en cuanto a su capacidad para resolver problemas como el cambio climático, la pérdida de biodiversidad y la seguridad alimentaria. El 48% de los europeos y el 47% de los estadounidenses creen que puede resolver el cambio climático. Es más bajo en Israel, 39%, y Turquía, 35%.
Ciencia vs tecnología
La relación entre ciencia y tecnología no es armoniosa. Se valora el progreso tecnológico, pero preocupan sus consecuencias negativas. Se percibe que tecnología cambia el modo de vida con excesiva rapidez. Sobre la deshumanización y la tecnología las opiniones se dividen. El 7,5 de los turcos, el 6,5 de los europeos y el 6,4 de los israelíes dicen que la tecnología cambia el modo de vida con excesiva rapidez, pero solo el 5,5 de los estadounidenses está de acuerdo. Sin embargo, la mayoría acepta que la energía solar, Internet y la biotecnología mejorarán sus vidas.
Son más cautos con respecto a la inteligencia artificial y la exploración espacial. En los casos de la energía nuclear y el Big Data las percepciones están muy divididas y dispersas.
La ciencia es percibida como un elemento fundamental de la historia e identidad nacional, en el mismo plano que el arte y la literatura. En Europa se obtiene un valor medio de 7,3 para la ciencia y un 7,7 en el del arte y la literatura como elementos de identidad.
El estudio también exploró la relación entre ciencia, ética y religión. Existe un consenso general sobre la importancia de la ética en el avance científico, pero las opiniones sobre la religión son divergentes.
En Europa occidental predomina una visión secular de la ciencia, en Israel y Turquía siguen influyendo las creencias religiosas. Turquía es el único que considera que la ética debe poner límites a la ciencia.
Existe consenso en que ciencia y religión coexisten sin problemas y que la ciencia no destruye las creencias religiosas. No obstante, entre entre los países y dentro de ellos hay debates sobre el propósito y el origen de los seres humanos. Minorías significativas en Europa del Este y de Estados Unidos, y mayorías en Israel y Turquía creen que los seres humanos fueron creados por Dios más o menos con su forma actual. Amplias mayorías en Europa occidental han hecho suya la idea científica de la evolución de los seres humanos a partir de especies anteriores.
Confianza en la ciencia
A pesar de las crecientes dudas sobre instituciones y el cuestionamiento a expertos, la ciudadanía europea, estadounidense, israelí y turca deposita una notable confianza en la ciencia y en los científicos. En España, por ejemplo, la ciencia supera en confianza a la religión. Obtiene una puntuación de 7,6 por encima de la media europea (7,1).
La religión solo alcanza el umbral medio de confianza en Europa del Este (5,0), Israel (5,6) y Turquía (6,3). En Europa la media de confianza se sitúa por debajo del 5; en España en 3,9. La más baja.
Asimismo, la confianza en la ciencia se extiende también a la comunidad científica. Médicos, científicos y tecnólogos son vistos como profesionales altamente confiables, a pesar de tener aprensiones sobre su independencia respecto a poderes económicos y políticos. En España están divididas las opiniones sobre la influencia de empresas y políticos en la investigación, pero la mayoría no percibe una significativa influencia de la religión en los científicos.
En Estados Unidos, Europa del Este y Turquía la mayoría cree que la regulación de la ciencia debe estar controlada por los propios científicos. El el resto de los países, un 46% cree que debe ser controlada por los científicos, 36% por la sociedad y 17% por el Estado.
Un GPS mental para andar en un mundo más complejo
La cultura científica funciona como un «GPS mental» que guía a los humanos en un mundo cada vez más complejo. A pesar de las diferencias entre países y grupos de edad, la mayoría de los ciudadanos la reconoce como fuente de conocimiento y como herramienta para afrontar los retos del futuro. No obstante, prevalecen fuertes reservas sobre su capacidad para resolver problemas como la pobreza, la desigualdad y los conflictos bélicos.
El nivel de conocimiento científico influye significativamente en la confianza en la ciencia y en las expectativas que genera. Las personas con más nivel educativo son más propensas a aceptar explicaciones científicas sobre fenómenos naturales
El estudio encontró que una gran parte de la población tiene conocimiento sobre conceptos científicos fundamentales, como la teoría del Big Bang (75% en Europa) y la influencia del cromosoma Y en el sexo del bebé (75% en Europa). Pero existen lagunas significativas.
Por ejemplo, solo el 52% de los estadounidenses y el 48% de los europeos saben que los antibióticos no son efectivos contra los virus. Menos de la mitad de la población entiende las causas del cambio climático. En Turquía, solo el 16% de la población las identifica correctamente.
Entre los encuestados dos figuras sobresalen como los científicos más importantes de la historia: Albert Einstein e Isaac Newton. Einstein fue mencionado en primer lugar en casi todas las sociedades, con un pico en Israel y Alemania (61% en ambos países) y su valor más bajo en Hungría (33%) y Turquía (32%). Isaac Newton fue mencionado con más frecuencia en Estados Unidos e Israel que en Europa.
En España, Einstein (48%), Marie Curie (25%) y Newton (22%) ocuparon las primeras posiciones. Sorprendió el escaso reconocimiento de Santiago Ramón y Cajal. El científico español que hizo un aporte enorme a la neurociencia apenas lo menciona el 8% de los encuestados en España.
Internet y el móvil, imprescindibles para todos
El estudio también exploró como perciben y utilizan las tecnologías. Más del 60% de los europeos y estadounidenses consideran que Internet es esencial. En Turquía alcanza el 91%. El teléfono móvil es considerado esencial (59% en Estados Unidos, 57% en Europa, 62% en Israel y hasta el 91% en Turquía).
Los españoles muestran un mayor apego a Internet en comparación con la media europea (el 66% frente al 61% en la media europea). Pero valoran ligeramente menos el teléfono móvil (el 52% frente al 57% de la media europea).
Existen algunas diferencias generacionales en lo referente al ordenador personal. El 66% de los jóvenes en Europa, el 54% en España y el 73% de los estadounidenses consideran que el ordenador personal es esencial. En los mayores de 65 años los porcentajes son mucho más bajos (35%, 33% y 34% respectivamente).
En el caso de internet, la edad también influye. El 68% de los jóvenes europeos, el 69% de los españoles y el 70% de los estadounidenses lo consideran esencial. Frente al 50%, el 57% y el 62% de los grupos de mayor edad.
La televisión y la radio son útiles para pocos
La televisión y la radio son útiles como fuentes de información y entretenimiento, pero su percepción como tecnologías esenciales ha disminuido considerablemente. En Europa, solo el 28% considera que la televisión es esencial y el 31% opina lo mismo sobre la radio. Cifras que son aún más bajas en España (18% y 23%, respectivamente).
Cuando la mayoría de los ciudadanos afirma que la televisión y la radio no son tecnologías esenciales, se refiere al uso de los correspondientes receptores. Refleja el desplazamiento del consumo hacia plataformas digitales, no a los programas y contenidos. Internet y el móvil han mostrado un ascenso meteórico. En la última década, el porcentaje de personas que en España considera Internet esencial aumentó casi un 300%
En la percepción de las tecnologías relacionadas con el transporte, el tren es el medio de transporte más valorado, lo sigue el automóvil. El avión divide las opiniones. Los españoles muestran el mayor aprecio en comparación con la media europea (el 66% frente al 62% de la media europea). La valoración como “esencial” del tren es más homogénea entre segmentos de edad y más desigual por educación.
Pese a las diferencias culturales entre los 18 países estudiados, en todos la tecnología dejó de ser un lujo y es una necesidad.Su impacto en la vida cotidiana permite un mayor acercamiento y confianza en la ciencia.