La Comisión Europea acusa a China y Rusia de alimentar una gran ola de desinformación sobre la COVID-19 para socavar la democracia y pulir su imagen.
Bruselas se compromete a combatir esta campaña y pide a las plataformas en línea que brinden evidencia mensual de sus esfuerzos para afrontar la pandemia. Si bien los señalamientos contra Moscú se han ventilado en muchas ocasiones, es la primera vez que la CE nombra públicamente a Pekín como fuente de falsos reportes.
«Los actores extranjeros y ciertos terceros países, en particular Rusia y China, se han involucrado en operaciones de influencia selectiva y campañas de desinformación en la UE, sus vecinos y en todo el mundo», manifiesta la CE en un comunicado.
La UE ha sido muy ingenua
El alto representante de la Unión Europea para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad, Josep Borrell, destacó la importancia de afrontar el problema: «La desinformación en tiempos del coronavirus puede matar. Tenemos el deber de proteger a nuestros ciudadanos, hacerlos conscientes de la información falsa y exponer a los actores responsables de participar en tales prácticas. Esto proviene no solo de fuentes, chinas sino de muchas otras, incluida Rusia».
Pidió más recursos para combatir la ola de desinformación, y agregó: “Tenemos que trabajar más en esto y contrarrestar las falsificaciones. También tenemos que presentar información positiva y una buena narrativa. Quizás en esto no hemos sido lo suficientemente activos. La UE ha sido demasiado ingenua en nuestras relaciones con China«.
Los estados miembros están lidiando con la forma de tratar con Pekín en una variedad de frentes. Desde la política exterior y la seguridad, hasta la economía.
«Infodemia» sin precedentes
Francia denunció que un sitio web de la Embajada de China se afirmó a mediados de abril, en el apogeo de la pandemia de Europa, que los trabajadores de asistencia habían abandonado sus trabajos y dejaron morir a los residentes. También en la página, un diplomático chino no identificado acusó falsamente a 80 legisladores franceses de usar un insulto racista contra el jefe de la Organización Mundial de la Salud, Tedros Adhanom Ghebreyesus.
Vĕra Jourová, vicepresidenta de la comisión europea, dijo a los periodistas: «Si tenemos pruebas no debemos evitar nombrar y avergonzar. Una UE geopolíticamente fuerte solo puede materializarse si somos firmes.
Explicó que la pandemia «nos mostró que la información falsa podría causar graves daños, incluso podría matar a los ciudadanos y podría socavar la respuesta de las autoridades públicas y, por lo tanto, también debilitar las medidas tomadas».
Agregó que los europeos presencian un aumento en las narrativas que socavan las democracias propias. «Por ejemplo, la afirmación de que hay laboratorios biológicos secretos en Estados Unidos se ha extendido tanto en las antiguas repúblicas soviéticas por los medios pro-Kremlin como por los funcionarios chinos y medios estatales».
La UE dijo en el informe que ha habido una «infodemia sin precedentes» que se ha alimentado de las «ansiedades más básicas de las personas», ya que la mayoría de ellos se vieron obligados a permanecer confinados y recurrir a un mayor uso de las redes sociales para acceder a la información.
«Dada la novedad del virus, las lagunas en el conocimiento han demostrado ser un caldo de cultivo ideal para la propagación de narraciones falsas o engañosas«.
Contraataque de la Unión Europea
La Comisión Europea dijo que para abordar la desinformación, las plataformas en línea, como Facebook, Google y Twitter, y las autoridades públicas tuvieron que movilizarse para apoyar la verificación independiente de hechos. «Si bien han dado pasos positivos durante la pandemia, necesitan intensificar sus esfuerzos», dijo Jourová.
La comisión ha alentado a las compañías de redes sociales a firmar un código de práctica voluntario sobre desinformación. Al tiempo que amenaza con aplicar regulaciones si no actúan, ha intensificado las demandas. Les exige ser más transparentes al compartir datos con los investigadores e intensificar el trabajo con verificadores de hechos independientes.
Los hallazgos de la UE sobre China y Rusia se basan en un estudio separado realizado por el ala exterior y diplomática de la Comisión, que dijo que tenía evidencia de un «impulso coordinado» por parte de fuentes oficiales chinas para desviar la culpa de la pandemia de coronavirus y promover su respuesta a la crisis.
Combatir todo tipo de desinformación
Para la Comisión Europea el problema de la desinformación y sus riesgos no se circunscribe únicamente a la ola que han iniciado Rusia y China. El grupo también emitió una reprensión implícita a Donald Trump. Hizo referencia a los efectos nocivos de sus extrañas sugerencias sobre la inyección de cloro para tratar el coronavirus.
Sin nombrar al presidente de Estados Unidos, la comisión declaró que estas afirmaciones falsas pueden ser «muy dañinas». Señaló que el Centro de Control de Envenenamiento de Bélgica ha registrado un aumento del 15% en el número de incidentes relacionados con el cloro.
Jourová elogió a Twitter, por poner una etiqueta de verificación de hechos en dos de los tweets recientes de Trump. Dijo que le gustaría ver un enfoque similar adoptado por las compañías de redes sociales en otra información falsa. «Sea el presidente, sean los diplomáticos, sea yo… cuando decimos algo, tenemos que rendir cuentas y deberíamos ser capaces de soportar que alguien vaya y verifique los hechos».
Libertad de expresión e información
La Comisión Europea destacó que garantizar la libertad de expresión y el debate democrático pluralista es fundamental para dar respuesta a esta ola de desinformación.
«La crisis demostró que el papel de los medios libres e independientes es un servicio esencial que proporciona a los ciudadanos información confiable y verificada. Contribuyen a salvar vidas», dijo la CE.
Empoderar a los ciudadanos, aumentar su conciencia de los ciudadanos e incrementar la resiliencia social implica permitir que participen en el debate democrático. Para ello, se debe preservar el acceso a la información y la libertad de expresión, agrega.
También llamó a la promoción de «la alfabetización mediática e informativa de los ciudadanos, incluido el pensamiento crítico y las habilidades digitales».
Las líneas de acción
Según la Comisión Europea, esta crisis muestra cómo los países del bloque y sus sociedades democráticas enfrentan el desafío de la desinformación. Los siguientes aspectos son clave para una UE más fuerte y resistente:
- Comprensión: Primero, es importante distinguir entre contenido ilegal y contenido que es dañino pero no ilegal.
- Comunicación: Durante la crisis, la UE ha intensificado su trabajo para informar a los ciudadanos sobre los riesgos y mejorar la cooperación con otros actores internacionales para abordar la desinformación.
- Cooperación: Este aspecto ha sido una piedra angular importante de la lucha contra la ola de desinformación. En este sentido, es importante involucrar al Parlamento Europeo y el Consejo, con las instituciones de la UE y los Estados miembros. También a socios internacionales, incluida la OMS, el G7, la OTAN y otros. Del mismo modo, los actores de la sociedad civil, los medios de comunicación independientes y los periodistas en terceros países. Finalmente, los consumidores, que fueron engañados para comprar productos caros, ineficaces o potencialmente peligrosos.
- Transparencia: La Comisión ha seguido de cerca las acciones de las plataformas en línea en virtud del Código de prácticas sobre desinformación.
Las acciones propuestas se incorporarán al trabajo futuro de la UE sobre desinformación, en particular el Plan de Acción para la Democracia Europea y la Ley de Servicios Digitales.
Una vieja práctica
No es la primera vez que se acusa a Rusia y China de estar impulsando una ola de desinformación en línea sobre la pandemia de COVID-19.
En mayo, el canadiense Philip Howard director del Oxford Internet Institute, dijo que la pandemia ha visto un aumento en la desinformación y relacionada con COVID-19 que se propaga por fuentes relacionadas con gobiernos extranjeros.
Parte de la ola de desinformación que circula en línea equivale a teorías de conspiración sobre los orígenes del virus. Por ejemplo, afirma que fue inventado en un laboratorio, o llevado a China por soldados estadounidenses.
Algunos de ellos involucran informes falsos que los expertos dicen que podrían terminar dañando a las personas. Por ejemplo, la afirmación de que el lavado de manos no ayuda a prevenir la propagación de COVID-19, o que el virus no afecta a los fumadores.
«Hemos visto un aumento significativo en la información errónea generada por actores estatales extranjeros, particularmente de Rusia y China»,dijo Howard.
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