Una muestra de las múltiples maneras en que artistas han utilizado el tarot como herramienta para canalizar anhelos, desvelar transformaciones, contrarrestar las historias hegemónicas y proponer utopías
La Casa Encendida de Fundación Montemadrid presenta La torre invertida. El tarot como forma y símbolo, una muestra que explora las recurrentes relaciones entre creación contemporánea, contracultura y tarot.
La exposición, de carácter colectivo y comisariada por Pilar Soler Montes, acoge una selección de obras de artistas desde los años sesenta del siglo pasado y otras de creadores actuales, que ponen de manifiesto una relación que se extiende desde los orígenes del tarot, pasando por las vanguardias y el surrealismo, hasta el renovado interés actual.
¿Por qué el tarot ahora? En un tiempo frenético donde cualquier predicción o consenso quedan rápidamente desfasadas y la incertidumbre es la única certeza tanto en lo personal como en lo político, lo propio de la naturaleza humana es buscar otras fuentes de significado, otra simbología, un refugio frente a la intemperie.
También los artistas han utilizado el tarot como inspiración y se han acercado cíclicamente interesados por su simbolismo y por la búsqueda de un conocimiento ‘nuevo’, no normativo, así como por su flexibilidad iconográfica y su potencial para abrir la imaginación, canalizar visiones subjetivas, ideas utópicas, futuros alternativos, cuestionar el pensamiento racional, abrir el camino de la reflexión y el autoconocimiento.
Asimismo, el hecho de que en el tarot sea el azar organice las imágenes y asocie los símbolos, lo convierte en un juego poético de la imagen a la palabra, abierto a las interpretaciones personales, sin distinciones de origen, lo que ha implicado que a lo largo de su historia fuese objeto de interés tanto de las clases altas como de las populares; tanto de alta como de baja cultura, como de la contracultura.
“Adentrarse en el tema del tarot es introducirse en un estudio caleidoscópico con múltiples puntos de vista –señala la comisaria Pilar Soler–. Por eso propongo un recorrido sin un orden narrativo lineal, como la estructura del juego de cartas, compuesto por una serie de artistas que han usado el tarot y su significado en sus obras continuando con la idea contracultural que supone el pensamiento mágico para explorar la complejidad de la experiencia humana y cuestionar las narrativas dominantes”.
UNA SIMBOLOGÍA ABIERTA
De esta manera, La torre invertida. El tarot como forma y símbolo resulta en una muestra de las múltiples maneras en que artistas recientes han utilizado el tarot como herramienta para canalizar sus anhelos, desvelar sus transformaciones, contrarrestar las historias hegemónicas, proponer utopías desde muy diferentes perspectivas.
Según los tarotistas, la carta de La Torre, cuando aparece invertida, significaría que es tiempo de afrontar las dificultades y los cambios, abandonar los errores repetidos, aprovechar la oportunidad de un nuevo comienzo, crear algo nuevo y mejor.
Así, Raúl de Nieves, (Morelia, Michoacán 1983), cuya obra bebe de la inagotable imaginería de la artesanía mexicana, el catolicismo, el tarot, el drag y el punk, presenta tres obras escultóricas en las que, como prácticamente en el resto de su obra, investiga una y otra vez en historias de transformación y viajes simbólicos.
Las obras que se presentan parten de la carta de El Loco, la carta número cero, lo que la convierte en la primera y última carta del tarot. El Loco es así un elemento de exploración, de libertad y de ambigüedad.
Raúl de Nieves, cuya obra se encuentra en el MoCA de Los Ángeles o el Whitney Museum, y que ha mostrado también sus performances en Suzanne Treister (Londres, 1958), nos muestra en Hexen 2.0, obra recientemente adquirida por la Tate y ‘basada en hechos reales’, un tarot compuesto por 78 cartas que se expone en su totalidad, hecho para imaginar futuros alternativos a partir de historias paralelas entre los programas científicos, los programas gubernamentales de control social, las historias de la contracultura y activismo, el desarrollo de tecnologías como internet, los vuelos no tripulados o el GPS.
En Hexen 2.0, el arcano de La Muerte está representado por el matemático John von Neumann, que estuvo detrás del desarrollo de la bomba atómica; El Mago es Timothy Leary, uno de los padres de las drogas psicodélicas; y El Ermitaño está encarnado por el anarcoprimitivista Unabomber, conocido por haber enviado cartas-bomba a universidades e instituciones norteamericanas hasta mediados de los años noventa.
Todos estos personajes crean una visión de un futuro posible que, al igual que en las cartas del tarot, puede revelarse a través de diferentes combinaciones.
También en un formato que –como el tarot de Treister– remite al mundo del cómic, Aldo Urbano (Barcelona, 1991) –que ya expusiera su obra You are too alert to sleep any longer en colaboración con Daniel Moreno Roldán en La Casa Encendida en 2020 dentro de Inéditos– ha elaborado su propio tarot, Catedral debacle (2024), que se vende conjuntamente con el catálogo de la exposición.
Es una baraja compuesta por los arcanos mayores donde se parte del tarot de Marsella para elaborar una nueva iconografía que se enlaza con un discurso subjetivo del artista para contactar con el inconsciente.
BLACK POWER TAROT
Igualmente, dentro de la pintura, pero con una estética más cercana al naíf y al fauvismo, se inscribe la obra de Johanna Dumet (Guéret, 1991), que, siendo fiel al tarot de Marsella, presenta sus cartas en pintura sobre madera. Ha realizado además una intervención ad hoc en carboncillo sobre la pared en la misma sala expositiva.
Más explícitamente política es la obra de Betye Saar (Los Ángeles, 1926), pionera del readymade, leyenda del arte contemporáneo y del Black Artists Movement, en la que convergen habitualmente espiritualidad, misticismo, antirracismo y feminismo.
Saar abrazó el sincretismo reimaginando un simbolismo claramente blanco como es el del tarot a partir de símbolos negros que en los años sesenta y setenta estaban mal vistos por la cultura ‘oficial’.
En La torre invertida se muestran sus obras Moon & Stars (1986), Sinking Heart (1986) y House of Fortune (1988), esta última una instalación que incluye una mesa de cartomancia y cartas del tarot como una meditación sobre la espiritualidad y el futuro.
La exposición cuenta también con el Black Power Tarot (2014), una obra de Arish Ahmad Khan (1977, Montreal) –frontman de la banda King Khan & the Shrines– ilustrada por Michael A. Eaton y que contó con la colaboración de Alejandro Jodorowsky.
El Black Power Tarot ilustra con figuras históricas afroamericanas los 22 arcanos mayores del tarot, dando así una nueva dimensión a la baraja y a la propia historia de las luchas antirracistas.
Más cercana al art brut es la obra de Frédéric Bruly Bouabré (Zéprégüuhé, Costa de Marfil, 1923 – Abiyán, Costa de Marfil, 2014) artista que, tras una “revelación divina”, se embarcó en una exhaustiva carrera por documentar, con papel y cartones, bolígrafo y lápices de colores, todo conocimiento que se pusiera a su disposición.
Un fruto es, por ejemplo, el Alfabeto Bété, compuesto por 448 signos –una parte se encuentran en la colección del Museo Reina Sofía y se han mostrado en el MoMA en 2022– cada uno designa una sílaba y transcribe el lenguaje de la etnia Bété. También la serie Connaissence du Monde o la Mitología Bété que se muestra en La torre invertida.
La obra de la escultora, pintora y cineasta Niki de Saint Phalle (Neuilly sur Seine, 1930-San Diego, 2002) en relación con el tarot tiene un nexo más explícito con los orígenes del mismo: son las poderosas familias del norte de Italia las que a partir del siglo XV con el Renacimiento y muy especialmente en el Barroco fusionan la imaginería y los valores del cristianismo, el platonismo y las fuentes clásicas, dando lugar a un humanismo que se reflejaba en alambicadas alegorías solo para iniciados, presentes en juegos como el tarot, pero también en sus desfiles y representaciones festivas, en la literatura, la poesía, la música, el teatro y en sus nuevos jardines.
El tarot como forma y símbolo se acerca al renovado interés del arte contemporáneo y la contracultura por las cartas del tarot.
Es precisamente en la Toscana donde Saint Phalle construyó desde 1978 hasta 1998 la ‘obra de su vida’, su Jardín del Tarot –claramente inspirado en el jardín de Bomarzo en Roma, el jardín barroco por excelencia– con inmensas esculturas creadas libremente a partir del tarot de Marsella de Rider Waite (1910), y que como en los jardines con grutas y trampantojos de los siglos XVI y XVII se encuentra plagado de citas, mensajes y alegorías, pero muy vinculados con lo femenino. En La torre invertida se muestran sus dibujos donde proyectaba las esculturas del Jardín del Tarot, dos esculturas a escala de La Muerte y La Luna, además de una litografía.
EL AMOR A LA VIDA, LA HUMIDAD Y LA MUERTE
Contemporáneos de Saint Phalle e igualmente influenciados por la explosión contracultural de los años 60 y 70 del siglo XX fueron Agnés Varda (Ixelles, 1929 – París, 2019) y Andy Warhol (Pittsburgh, 1928 – Nueva York, 1987).
En su obra maestra Cleo de 5 a 7 (1962), Varda muestra a una joven cantante en París que debe recoger los resultados de unas pruebas médicas a las siete de la tarde, pero a las cinco acude a una tarotista que le revela que tiene cáncer.
En ese intervalo de dos horas, que en la película se nos muestra casi en tiempo real, Cleo transitará por un camino de conocimiento en torno al amor a la vida, la humildad y la muerte. Es el fragmento de la tirada de cartas del tarot, de apenas cinco minutos, el que estructura el resto de la película y el que se muestra en La torre invertida.
Cuatro años más tarde, Andy Warhol rodaría The Velvet Underground Tarot Cards (1966), película que se muestra en la exposición y en la que, en una caótica fiesta en un apartamento neoyorkino, uno a uno los miembros de la Velvet, John Cale, Nico, Sterling Morrison, Lou Reed, o Maureen Tucker, entre otros habituales de la Factory, asisten a una lectura del tarot en un ambiente de confusión y caos. El tarot les augura éxitos, separaciones, fortalezas, problemas con terceros, fortuna económica y un sinfín de predicciones que no se pueden entender muy bien por el barullo de la situación.
La escena se construye entre lo documental y lo teatral, compuesta sobre todo por los personajes que no actúan y que mantienen conversaciones en donde el ruido no permite que se entiendan bien, ni que la cámara se centre en ellas.
De la misma época y similar background cultural es la artista Dorothy Iannone (Boston, 1933 – Berlín, 2022), que trabajó durante toda su vida con textos, películas y pinturas autobiográficas explícitamente sexuales, pero con una estética próxima a las representaciones de la Grecia clásica, el barroco, el arte japonés, las religiones orientales e incluso la escultura africana.
En 1967, Iannone se encuentra con el artista suizo Dieter Roth, por quien abandona a su hasta entonces marido y al que dedica el (Ta)Rot Pack (1968/69), que fue censurado en su primera exhibición pública dentro de la exposición Friends en Berna en 1969 y que se muestra ahora en La Casa Encendida.
ASPECTO CREATIVO DEL TAROT
Como es habitual La Casa Encendida de Fundación Montemadrid ofrece a la comunidad educativa de la Comunidad de Madrid talleres y actividades en torno a su programación.
El Programa Escolar de La Casa Encendida replantea y amplía los contextos de aprendizaje de una forma innovadora, lúdica y educativa, mientras sirve como complemento al currículo escolar de todos los niveles académicos —desde educación infantil a bachillerato, incluyendo la educación especial, las aulas de enlace, los ciclos formativos y otras modalidades educativas–.
Este Programa Escolar aborda temas representativos de las líneas de trabajo habituales de La Casa Encendida: medioambiente y ciencia, derechos humanos y diversidad cultural, género y diversidad afectivo-sexual, sociedad, artes escénicas, exposiciones, audiovisuales, etcétera.
Con motivo de la exposición La torre invertida, este taller dirigido a alumnos de Primaria, Secundaria, Bachillerato y Formación Profesional se centra en el aspecto creativo del tarot y su faceta como herramienta para contar historias, tanto para definir el presente como para intentar vislumbrar el futuro.
A través de las obras, que plantean temas como la manera que tenemos de leer o las diferentes formas de contar, los alumnos tienen una experiencia en su visita a las salas en la que se divierten y reflexionan para pasar a experimentar después en el aula bajo la propuesta “¿Qué futuro podemos imaginar juntos?”.
LAS MESAS DEL TAROT
Las mesas de la biblioteca son colecciones y novedades en torno a los temas y las líneas de trabajo en los que se centra La Casa Encendida. Los títulos en ellas pueden retirarse en préstamo gratuitamente con el carnet de la biblioteca.
En esta ocasión y con motivo de La torre invertida. El tarot como forma y símbolo, la comisaria de la exposición, Pilar Soler Montes, ha propuesto una bibliografía que acompaña a la exposición y profundiza en las diversas aproximaciones que la literatura y el ensayo han realizado al tema del tarot.
La mesa del tarot de la biblioteca de La Casa Encendida acoge títulos como Antología Poética, de Yeats; Atlas Mnemosyne, de Aby Warburg; El hombre en el castillo de Philip K. Dick; Jung y el tarot: Un viaje arquetípico, de Sallie Nichols; La vida del tarot, de Jodorowsky; el Tarot de Thoth, de Aleister Crowley; Tierra baldía, de T.S. Eliot; y Triunfos, de Petrarca.