Estados Unidos endureció sus esfuerzos para evitar la finalización de los nuevos gasoductos alemán-ruso y turco-ruso (Nord Stream 2 y TurkStream). Washington eliminó las exenciones a las sanciones a las empresas involucradas en los proyectos y le advirtió que si no detienen el trabajo sufrirán las consecuencias.
El secretario de Estado, Mike Pompeo, anunció el fin de las cláusulas de exención que habían evitado que a las empresas involucradas se les aplicaran las sanciones establecidas por la Ley para Contrarrestar a Adversarios a través de Sanciones (Countering America’s Adversaries Through Sanctions Act, CAATSA) de 2017. La norma está destinada a castigar a Rusia, en particular, por su interferencia en las elecciones estadounidenses y otras injerencias en asuntos internos.
La medida abre la puerta para que se impongan sanciones económicas y financieras a cualquier empresa europea y extranjera relacionada con los proyectos Nord Stream 2 y TurkStream. Serán aplicables, incluso, a las que trabajaron en las tuberías antes de la aprobación de la CAATSA. Hasta ahora exentas de las sanciones.
En diciembre del año pasado, los legisladores estadounidenses aprobaron las sanciones a empresas y gobiernos que trabajan en el controvertido oleoducto Nord Stream 2.
Una presión creciente
Estados Unidos se ha opuesto abiertamente al gasoducto Nord Stream 2. La administración Trump ha presionado a Europa, particularmente a Alemania, para que abandone los oleoductos. El nuevo paso ocurre mientras avanza la legislación del Congreso que exigiría la imposición de sanciones autorizadas por CAATSA.
La tubería transportaría gas natural a unos 1.200 kilómetros bajo el mar Báltico desde Rusia a Alemania.
La amenaza de las sanciones de Estados Unidos ha llevado a una compañía que no estaba cubierta por la cláusula de exención a suspender su trabajo. A finales del año pasado, la firma suiza Allseas, que operaba barcos que tendían secciones de la tubería submarina, dijo que detenía sus actividades en la obra para evitar sanciones.
¿Por qué Washington está en contra?
El proyecto Nord Stream 2 ha enfurecido a Estados Unidos. Los legisladores republicanos y demócratas se oponen. Washington argumenta que el gasoducto hará que Europa dependa peligrosamente de Rusia. Esta opinión es compartida por algunos países de Europa del Este, que también se oponen al proyecto.
El presidente Trump ha dicho que el gasoducto podría convertir a Alemania en un «rehén de Rusia». También le preocupa que reduzca la participación estadounidense en el lucrativo mercado europeo de gas natural licuado.
Rechazo a las sanciones
Las sanciones estadounidenses han enfurecido a Rusia. La Unión Europea dice que debería poder decidir sus políticas energéticas.
La canciller alemana, Angela Merkel, manifestó que estaba en contra de las «sanciones extraterritoriales» y la «competencia injusta» que aplicadas al proyecto Nord Stream 2.
El gobierno alemán ha dicho que lamenta la amenaza de sanciones y las considera interferencia en los asuntos internos del país. Sin embargo, la canciller Angela Merkel dejó en claro que Alemania no está considerando tomar represalias.
Proyectos ambiciosos
Nord Stream 2 es propiedad de la rusa Gazprom, con inversión de varias compañías europeas. Tiene un coste de 11.000 millones de dólares (9.600 millones de euros). Se extenderá por más 1.200 kilómetros desde las costa rusas hasta Alemania. Tendrá una capacidad del transporte de 55.000 millones de metros cúbicos de gas al año.
TurkStream es el proyecto de gasoducto que conecta Rusia y Turquía a través del mar Negro con el objetivo de aumentar significativamente la fiabilidad del suministro de gas de la parte sur y sudeste de Europa.
Con TurkStream, el gas ruso pasa a través del mar Negro a Turquía. Juntas, las dos líneas TurkStream de 930 km bajo el mar Negro, en conjunto con las tuberías en tierra rusas y turcas, tienen la capacidad de transportar 31.500 millones de metros cúbicos de gas natural anualmente.
Una añeja controversia
Durante años los estados miembros de la Unión Europea han estado preocupados por la dependencia del bloque del gas ruso. Actualmente, Rusia suministra alrededor del 40% de los suministros de gas, justo por delante de Noruega. Aunque este país no está en la UE, participa en su mercado único.
El Nord Stream 2 en particular ha generado fuertes desacuerdos entre las naciones de la UE. A principios de 2019, algunos estados miembros amenazaron con detener el proyecto por completo. El bloque finalmente acordó fortalecer las regulaciones a la obra (en lugar de frenarla totalmente) y ponerla bajo control europeo.
Mientras tanto, las empresas en Alemania han invertido mucho en el proyecto. La canciller Merkel ha tratado de asegurar a los estados de Europa Central y del Este que el oleoducto no hará que su país dependa de Rusia para obtener energía.
También hay preocupación en otros sectores. Activistas climáticos que se oponen al uso de combustibles fósiles dicen que el proyecto es más perjudicial para el medio ambiente de lo que las autoridades han afirmado.
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