Al investigador Mark Z. Jacobson de la Universidad de Stanford le preocupa el avance del cambio climático. Los últimos años los ha dedicado a indagar sobre los métodos de captura empleados para eliminar el carbono del aire. Encontró que estas tecnologías pueden causar más daños ambientales y con mayores costos sociales.
Uno de los métodos para reducir los niveles de dióxido de carbono (CO2) en la atmósfera y, al mismo tiempo, disminuir el riesgo de cambio climático, es capturar el carbono del aire o evitar que llegue allí .
«Se han desarrollado todo tipo de escenarios bajo el supuesto de que la captura de carbono reduciría realmente cantidades sustanciales de carbono de la atmósfera. Sin embargo, esta investigación encuentra que el sistema reduce solo una pequeña fracción de las emisiones de carbono. Lo peor es que, por lo general, aumenta la contaminación del aire», dijo.
Jacobson, que es profesor de Ingeniería Civil y Ambiental, afirmó que si se obtiene una captura del 100% sigue siendo peor que reemplazar una central de carbón o gas por un parque eólico. «La captura de carbono nunca reduce la contaminación del aire y siempre tiene el costo del equipo de captura», agregó.
El viento que reemplaza los combustibles fósiles siempre reduce la contaminación del aire y nunca tiene el costo de un equipo de captura», afirma en el estudio qué publicó en la revista Energy and Environmental Science.
La captura de carbono no reduce la contaminación
Mark Z. Jacobson examinó datos públicos de una central de energía eléctrica de carbón con captura de carbono y de una planta que elimina el carbono del aire directamente. En ambos casos, la electricidad para hacer funcionar la captura de carbono provenía de gas natural.
Calculó la reducción neta de CO2 y el costo total del proceso de captura de carbono en cada caso. Teniendo en cuenta la electricidad necesaria para hacer funcionar el equipo de captura de carbono, la combustión y las emisiones ascendentes resultantes de esa electricidad. Y en el caso de la central de carbón, sus emisiones ascendentes, que son las que están incluidas las derivadas de fugas y combustión. Así como de la extracción y el transporte de un combustible como el carbón o el gas natural).
Las estimaciones habituales de las tecnologías existentes dicen que la captura de carbono puede remediar entre el 85% y el 90% de las emisiones de carbono. Jacobson calculó todas las emisiones asociadas a estas plantas que podrían contribuir al calentamiento global. Encontró que el equipo capturó el equivalente de solo el 10%-11% de las emisiones que produjeron, promediado durante 20 años.
Esta investigación también indagó el costo social de la captura de carbono. Incluida la contaminación atmosférica, los posibles problemas de salud, los costos económicos y las contribuciones generales al cambio climático. Se llegó a la conclusión de que esos costos siempre son similares o superiores a los que se derivan del funcionamiento de una central de combustibles fósiles sin captura de carbono. Y superiores a los que se derivan de no capturar en absoluto carbono del aire, incluso cuando el equipo de captura funciona con electricidad renovable.
Jacobson concluyó que siempre es mejor utilizar electricidad renovable en lugar de la electricidad de carbón o gas natural o no hacer nada. Desde una perspectiva de costo social.
Las renovables, mejores opciones
Partiendo de esas conclusiones, el investigador afirma que la mejor solución es centrarse en las opciones renovables, como la eólica o la solar, en lugar de los combustibles fósiles.
“No solo la captura de carbono funciona apenas en las plantas existentes, sino que no hay manera de que pueda mejorar. En lo que respecta a la sustitución del carbón y el gas por el viento o la energía solar directamente», aseveró.
Este estudio no consideró lo que sucede con el dióxido de carbono después de su captura. Pero Jacobson sugirió que la mayoría de las aplicaciones actuales, que son para uso industrial, dan lugar a una fuga adicional de dióxido de carbono de nuevo hacia el aire.
Lee también: