Durante más de un siglo, el mundo industrializado ha liberado dióxido de carbono y otros gases de efecto invernadero más rápido de lo que pueden contenerse. El cambio climático y la creciente frustración de los ciudadanos por la respuesta inadecuada han empujado a tomar medidas. Alcanzar la neutralidad en carbono, también conocida como neutralidad climática o cero neto, es ahora un requisito legal en algunos países. Y la captura de carbono surge como un importante aliado.
Docenas de países se han comprometido a llegar a cero emisiones. Otros buscan superar los objetivos de reducción de carbono establecidos en el histórico Acuerdo de París de 2015 sobre el cambio climático. Las autoridades europeas ya han avanzado en una legislación para convertirse en el primer continente cero neto. Incluso las compañías petroleras están entrando en acción.
En junio de 2019, el Reino Unido y Francia se convirtieron en las primeras economías importantes en aprobar una legislación que exija emisiones netas de carbono cero para 2050. La Unión Europea propone reformar completamente su economía para lograr el mismo objetivo. El bloque ya ha anunciado planes para aumentar sus objetivos de reducción de emisiones de gases de efecto invernadero a al menos el 55% en comparación con 1990.
El rol de las empresas petroleras
Cada vez más, las gigantes energéticas europeas como BP, Total, Eni, Equinor, Repsol y otras están invirtiendo en nuevos proyectos de energía renovable. BP, por ejemplo, se compromete a lograr el estado «neto cero» para 2050. También proyecta que la demanda mundial de petróleo alcanzará su punto máximo para 2030.
Repsol SA ha sido la primera gran petrolera en apuntar a la neutralidad de carbono. Edificios, aerolíneas e incluso eventos han hecho la promesa. Mientras, los grupos de inversión que administran casi 4 billones de dólares en activos se han comprometido a tener carteras neutras en carbono para 2050.
La captura de carbono
Los expertos en clima culpan a la gran acumulación de CO2 atmosférico y otros gases de efecto invernadero por acelerar el calentamiento global. Sin medidas radicales para reducir las emisiones, los científicos advierten que la lucha contra el cambio climático será imposible de ganar.
Una estrategia prometedora, aún no probada a escala industrial, es atrapar el CO2 de los contaminadores antes de que ingrese a la atmósfera. Luego, puede ser almacenado en cavidades subterráneas gigantes. Esta tecnología es conocida como captura de carbono. Otras iniciativas incluyen el uso de hidrógeno como combustible.
Según un nuevo informe del Centro de la Universidad de Columbia sobre Política Energética Global, los proyectos de captura y almacenamiento de carbono deben desempeñar un papel más importante en la reducción de las emisiones de combustibles fósiles desde las plataformas petrolíferas en alta mar hasta las plantas de procesamiento de gas natural en tierra.
Se trata de un requisito indispensable para cumplir con los objetivos climáticos netos cero. Mientras, avanza el calendario para el llamado pico de demanda de petróleo, de acuerdo al informe presentado este martes durante la Semana del Clima de Nueva York.
Los gobiernos de todo el mundo, incluida América del Norte, deben incentivar e invertir más en tuberías y centros de almacenamiento de dióxido de carbono. Ello permitirá alcanzar las reducciones de emisiones de carbono a gran escala que son necesarias para evitar el empeoramiento del calentamiento global, explica el documento.
Ejemplos que no se deben desechar
A través de su laboratorio de tecnología, Repsol evalúa en todos sus proyectos de Upstream en desarrollo, la opción de neutralizar las posibles emisiones de CO2 capturándolo y almacenándolo geológicamente. La empresa ha explicado que en algunos proyectos no es factible porque no se encuentra la estructura geológica adecuada, pero siempre que sea viable, lo harán.
El CO2 capturado se puede almacenar o se puede usar como materia prima en aplicaciones muy diversas, desde la producción de combustibles sintéticos a plásticos para la horticultura.
Repsol ya desarrolla tecnología que convierte el CO2 capturado en materia prima para un amplio espectro de productos, desde la síntesis de polímeros y la obtención de combustibles sintéticos a su incorporación a materiales de construcción, entre otros.
En esta línea, la empresa española ha lanzado en las proximidades de su refinería de Petronor un proyecto para desarrollar una de las mayores plantas de combustibles sintéticos del mundo, cuyas únicas materias primas serán el CO2 y el hidrógeno verde generado a partir de la electrolisis del agua con energía renovable.
Pr su parte, Chevron está invirtiendo en empresas emergentes de energía nueva como Carbon Engineering, la cual está desarrollando un sistema que elimina el dióxido de carbono de la atmósfera para convertirlo en combustible.
Mientras, Exxon invierte alrededor de 1.000 millones de dólares al año en investigación y desarrollo. Una gran parte se destina al desarrollo de tecnologías para producir energías nuevas y mejoras de eficiencia que reduzcan las emisiones.
Uno de los proyectos implica dirigir el carbono que emiten las operaciones industriales a una celda de combustible. Esto debería reducir las emisiones y al mismo tiempo aumentar la producción de energía.
Con el Acuerdo de París en mente
Las emisiones globales de carbono deben reducirse drásticamente en un 50% en solo 10 años. También hay que recortarlas en otro 50% para 2040. Esto es necesario para lograr emisiones netas cero a mediados de siglo y ayudar a cumplir los objetivos del acuerdo climático de París, dijo Julio Friedmann, autor principal del informe y académico de investigación senior de Columbia. «El tiempo es el tema fundamental aquí».
Eso significa que no basta con construir nueva generación de energía solo a través de fuentes de energía renovables. También construir proyectos de captura de carbono para dar servicio a la industria existente. Esto incluye la infraestructura de petróleo y gas, plantas de energía, petroquímicas, de cemento y acero, entre otras.
La captura de carbono también se utilizaría para sistemas de eliminación de dióxido de carbono. Estarían incluidas las plantas de captura directa de aire y las instalaciones de producción de hidrógeno.
Un paso más allá en la captura de carbono
El informe estima que las 5.000 millas de gasoductos de dióxido de carbono de América del Norte deben expandirse en más de 20.000 millas.También se requiere construir más centros de almacenamiento y agrupaciones. Friedmann llamó a la captura de carbono la «navaja suiza de la descarbonización profunda».
El carbón también debería eliminarse casi por completo a mediados de siglo, dice el panel. El plan europeo prevé una inversión adicional en energía e infraestructura de hasta 290.000 millones de euros al año después de 2030.
Iniciativa del Departamento de Energía
A principios de mes, el Departamento de Energía de los Estados Unidos anunció la adjudicación de aproximadamente 72 millones de dólares en fondos federales para apoyar el desarrollo y el avance de tecnologías de captura de carbono.
A través del Programa de investigación y desarrollo de captura, utilización y almacenamiento de carbono del Departamento de Energía, la Oficina de Energía Fósil tiene una cartera integral de soluciones tecnológicas que ayudan a mantener las emisiones de CO2 fuera de la atmósfera. Muchos de estos esfuerzos pueden aplicarse tanto al sector energético como al industrial.
Un nuevo aliado
El presidente Xi Jinping anunció este martes en la Asamblea General de la ONU que China apunta a convertirse en un país neutro en carbono para 2060. Este es un anuncio significativo considerando que el gigante asiático es tanto el mayor consumidor de energía del mundo como el mayor importador de energía.
Es adicionalmente significativo porque hasta 2018, casi el 60% de la demanda energética de China era impulsada por carbón. Esto representaba casi el 80% de sus emisiones, de acuerdo con los datos publicados por la Agencia Internacional de Energía.
La neutralidad en carbono para China apunta hacia un escenario en el que el país reemplazará todos sus sistemas que consumen mucho combustible y que emiten CO2 con tecnologías de eficiencia energética, impulsará una mayor electrificación de su economía y aumentará rápidamente el uso de energía renovable. Esto también implicaría que China reduzca su consumo de fuentes de energía convencionales como el carbón y el petróleo.
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