Elon Musk es un excéntrico. Es lo primero que aparece en las informaciones que se publican sobre los proyectos, ideas y aventuras en las que participa. Una manera de descalificarlo, de advertir a los lectores que va a leer algo distinto, estrambótico, raro, fuera de lo común. La atención no está dirigida a la propuesta, a los proyectos que se adelantan al futuro, que son muy costosos y arriesgados, sino que hacen énfasis en las posibilidades de fracasar. El atractivo es el extravagante que no sabe en qué gastar el dinero. Lo que propone no importa.
Musk, como cuando estaba en la escuela primaria sigue en lo suyo, y no hace caso al bullying, al acoso escolar. Si fracasa, aprendió mucho; si no, tendrá un lugar al lado de Cristóbal Colón, de Tomás Alba Edison y hasta del científico cuyo apellido identifica su línea de automóviles de alta gama: Nikola Tesla, un inventor estadounidense de origen serbocroata y un adelantado del electromagnetismo.
Programador a los 10 años y bien pagado
Tesla, Inc. es una empresa con sede en Palo Alto, California, que fabrica y vende automóviles eléctricos. Fue fundada en 2003 por Elon Reeve Musk, JB Straubel y Martin Eberhard. Musk es el socio mayoritario con el 21,9% de las acciones. No es un self-made man, aunque a los 17 años de edad se fue de la casa no por una excentricidad o afán de aventura, sino para eludir el servicio militar de Sudáfrica. Su primer paso en el mundo de las invenciones lo dio cuando tenía 10 años: aprendió a programar y a los doce años creó un videojuego que vendió por el equivalente a 500 dólares. No tenía amigos de su edad y los compañeros de escuela se burlaban de su aspecto y lo maltrataban. Tomó clases de karate y lucha. A los 16 años medía 1,80 m y se defendía muy bien.
Si hay problemas vale la pena
Emigró a Canadá donde tenía familia. Pero en 1992 obtuvo una beca para estudiar Economía y Física en la Universidad de Pensilvania y se fue para Estados Unidos. Obtenidos los dos títulos, se matriculó en Stanford, California, para hacer el doctorado. Abandonó a los dos días. Inspirado en Nikola Tesla, decidió incoporarse en tres áreas en las que había “problemas importantes”: Internet, la energía renovable y el espacio.
Su primera gran excentricidad profesional la emprendió con su hermano Kimbal y su amigo Greg Curry: fundaron Zip2, una empresa que se adelantaba a los tiempos: se especializada en alojamiento, desarrollo y mantenimiento de sitios web. Elon se dedicaba a la programación y a la ingeniería. La situación migratoria de ambos hermanos era bastante irregular: dormían en la oficina de ZIP2 y se duchaban en las instalaciones del YMCA.
Sin embargo, en 1999 ya gestionaban 200 sitios web, incluidos New York Today, y parte de las cadenas de Hearst Corporation, Times Mirror, Knight-Ridder y Pulitzer Publishing. Ese año Zip2 fue vendida por 307 millones de dólares a Compaq Computer. Ahí empezó su verdadera carrera de millonario. Con la «excentricidad» que fue PayPal, que fue vendido a eBay por 1.500 millones de dólares, a Musk le quedaron 180 millones libres de impuestos. Con 100 millones fundó SpaceX, con 70 millones Tesla, Inc. y con 10 millones SolarCity. Ya era multimillonario.
Expandir la conciencia y la supervivencia
En 2002, cuando el mundo estaba entumecido por el fanatismo religioso de Al Qaeda, a Musk le dio por investigar la viabilidad de mandar un cohete a Marte, el Delta-2, que costaba entre 50 millones y 60 millones de dólares. Ya tenía un prototipo del SpaceX y comenzó la primera empresa aeroespacial privada. Muchos se rieron con sorna. Hasta lo tildaron de loco. En diciembre de 2008, en plena crisis económica mundial y con los precios del petróleo a la baja, SpaceX firmó un contrato con la NASA por 1.600 millones de dólares por 12 vuelos con su cohete Falcon 9 y la nave Dragon a la Estación Espacial Internacional, en reemplazo del Transbordador Espacial.
Excéntrico, Musk considera que la exploración espacial es importante para la preservación y expansión de la conciencia humana, como un refugio para la supervivencia. De ahí su interés de llevar astronautas a Marte. Pero no se quedó ahí, avanzó en el ciberespacio y ya tiene buena parte del camino andado de Starlink para ofrecer servicio de Internet de banda ancha, baja latencia y cobertura mundial a bajo costo. Obtuvo el permiso para desplegar 11.943 satélites que harían de gran servidor. El proyecto costaría 10.000 millones de dólares.
De 0 a 100 km/h en 2,3 segundos
Su excentricidad con la línea de automóviles Tesla no fue exitosa desde el comienzo, pero le sirvió para madurar en el mundo de los negocios y de las amistades. Fue especialmente caprichoso con el nombre Tesla, pagó 75.000 dólares por la marca. Más tarde le costaría 10 millones de dólares el dominio tesla.com.
En 2020, después de muchas pruebas exitosas y en plena pandemia de la COVID-19, estaba en el mercado el Tesla Model S P100D Ludicrous, el vehículo considerado imposible y por el que lo habían llamado gran mentiroso: eléctrico, con una autonomía de 555 km EPA y una aceleración de 0 a 100 km/h en 2,3 segundos. El coche más rápido del mundo en aceleración. Además, ya viene con piloto automático, que se ocupa de conducir mientras usted descansa. ¿Un unicornio o un coche del siglo XXI?
Extravagancias y sonrisas burlonas
SolarCity, Tesla Energy, Halcyon Molecular, OpenAI, The Boring Company y Neuralink son otras de las extravagancias de Elon Musk, pero quizás sea Neuralink la que más sonrisas de incredulidad y burla ha despertado. Y es mucho más que una extravagancia, si fuese una película de Hollywood sería difícil de creer, sin sentido. Su nombre lo dice. Pretende establecer un enlace, un vínculo, entre las neuronas y la inteligencia artificial, mezclar materia gris con bites y byts, con electromagnetismo. Nanobiotecnología.
El objetivo final del «emprendimiento» de Musk es crear dispositivos que se puedan implantar en el cerebro humano y las personas puedan fusionarse con el software de un ordenador y mantener el ritmo de los avances de la inteligencia artificial, además de mejorarles la memoria y permitirles una interacción más directa con los dispositivos informáticos. Una interfaz cerebro-computadora. Manipular el móvil sin tocarlo ni sacarlo del bolsillo. La solución definitiva contra los arrebatones.
Un fitbit con 3.000 electrodos
El viernes 29 de agosto Elon Musk presentó los últimos avances de Neuralink: dispositivos de 8 mm de diámetro con electrodos que se insertan en el cráneo y pueden leer la actividad neuronal. Las pruebas se hicieron con cerdos. A cada uno se le implantó un chip con miles de electrodos más delgados que un cabello que monitorean la actividad de las neuronas. Musk lo llamó «fitbit» y explicó que un robot cirujano introduce los hilos en las áreas del cerebro relacionadas con las funciones sensoriales y motoras. La operación, totalmente automatizada, dura menos de una hora y se puede hacer con anestesia local. Una vez insertado, el chip queda oculto y solo se nota una pequeña cicatriz.
La batería dura un día y se carga de forma inductiva. Se puede retirar sin causar daños cerebrales. Musk mostró un cerdo que lleva dos meses con el chip y una computadora mostraba la información que recogía el dispositivo del cerebro del animal. El monitoreo cerebral anunciaba los movimientos que haría el animal. La idea es que, al conectar el dispositivo a un cerebro humano, se puede monitorear de manera continua la actividad cerebral y anticipar inconvenientes.
Antes del cerdo, Neuralink probó con ratas y también con un mono. A los roedores le implantaron un chip receptor de 4 mm en la superficie del cráneo con hilos casi microscópicos que recogen información en la materia gris. El aparato en cuestión es una pequeña sonda con más de 3.000 electrodos conectados a hilos flexibles y más finos que el pelo humano que permiten monitorear la actividad de 1.000 neuronas cerebrales
¿Un mono internauta o el unicornio de un soñador?
El implante lo hizo un robot que opera como una máquina de coser. Lentes de alta gama y visión computarizada le permiten ver dentro de los agujeros perforados en el cráneo para colocar con precisión los hilos atados a electrodos. La delicada intervención se realizó sin dañar vasos sanguíneos en el 87% de las 19 cirugías. Musk afirmó que un mono había podido controlar una computadora con su cerebro. Lo dijo, no mostró el video.
El dispositivo no solo podrá ayudar a resolver problemas neurológicos, como el alzhéimer, a través de estimulación eléctrica a las neuronas afectadas, sino que también le daría capacidad a los humanos de controlar y manejar dispositivos telepáticamente –ordenadores, tablets y móviles– y hasta de almacenar en el cerebro una copia digital del disco duro de la computadora, sería una memoria bio-RAM o un pendrive vivo.
Musk espera los permisos correspondientes para empezar las pruebas con humanos. Pero no es fácil, es un proceso de alto riesgo y de mucho el papeleo burocrático y legal. No es una versión real de Frankestein ni de Matrix, pero es sin duda un proyecto ambicioso que además de dinero requiere inteligencia, perseverancia y no prestarle atención a las burlas de los incrédulos..
Se buscan talentos y puede trabajar desde su casa
En ese sentido, Musk insistió en que sigue contratando talento humano para continuar avanzando en ingeniería robótica, la inteligencia artificial. Musk es optimista, cree que en un futuro no lejano el chip serviría para comunicarse telepáticamente con otras personas y descargar “conocimiento” en el cerebro. “Suena a ciencia-ficción, pero en última instancia lograremos una simbiosis con la inteligencia artificial”, manifestó.
Mientras ocurren los avances, los talentos y el conocimiento, el objetivo es muy ambicioso,pero terrenal: ayudar a pacientes que sufren parálisis cerebral para que puedan comunicarse con el mundo exterior.
El talento da risa
Ahora nadie se acuerda o se da por enterado de las burlas de las que fue objeto Cristóbal Colón, cuando a partir de la teoría de que la Tierra era redonda y no plana, proponía llegar a la India y a China viajando con dirección al oeste. Decía que sería más corto el viaje. Ahí sí estaba equivocado. El planeta era mucho más ancho de lo que había calculado.
La televisora Rusa RT, que no cuestiona la vacuna de aficionados contra la COVID-19 de sus paisanos, se burló de Musk porque Neuralink utilizó cerdos para las últimas pruebas. Mostraron las imágenes de un animal sucio, una manera de recalcar su ignorancia sobre el mamífero que orgánica y mentalmente más se parece al Homo sapiens. Es uno de los animales más inteligentes.
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