Por Carlos Martínez*
6/5/2017
*Presidente de IMF Business School
Si bien la semana pasada conocíamos unos malos datos de desempleo a través de la Encuesta de Población Activa (EPA), con la publicación de los datos de desempleados inscritos en las oficinas del Servicio Público de Empleo Estatal (SEPE), observamos que han mejorado ostensiblemente las noticias sobre nuestro mercado laboral (aunque no debemos olvidar que la información de la EPA es mucho más fiables, ya que los datos conocidos este mes sólo contabilizan a personas inscritas en las oficinas del SEPE.
Como consecuencia de la estacionalidad a la que está sometido nuestro mercado de trabajo, y recayendo la Semana Santa íntegramente en el mes de abril, se esperaban unos muy buenos resultados, pero quizá no tanto. En los dos últimos años el desempleo había descendido entre las 80.000 y las cien mil personas. Este año, estos datos han mejorado de forma sorprendente: el número de desempleados ha descendido en más de 127.000 personas (la mayor reducción en un mes de la serie histórica) y el número de afiliados a la Seguridad Social ha aumentado en 212.000 (en los cuatro primeros meses del año hemos aumentado el número de cotizantes en más de 650 000, llegando a cifras del año 2006), dejando el número de desempleados en 3.570.000 (desde abril del año 2016 el desempleo se ha reducido en 438.000 personas y casi 2 millones desde que empezó la crisis.
Además, el número de cotizantes se eleva por encima de los 18´1 millones alcanzando niveles del año 2009. La mejoría ha llegado a todos los sectores productivos, siendo el más favorecido, en términos absolutos, el sector servicios, seguido de la agricultura, la construcción (que sigue una lenta pero firme recuperación) y, por último, la industria.
En cuanto a la temporalidad, continúa el ascenso de los contratos indefinidos y si analizamos los cuatro primeros meses del año, observamos cómo los contratos indefinidos han subido más de un 12% con respecto a las mismas fechas del pasado año.
Como podemos observar, casi todos los datos que hemos recibido son positivos. Pero hay un tema especialmente preocupante que ya se puso de manifiesto con los datos de la EPA: la población activa se ha reducido en más de 127.000 personas desde abril de 2016; una pérdida de efectivos que afecta, principalmente, a los menores de 40 años y que si retrocedemos al año 2012, nuestra fuerza laboral se ha visto reducida en más de 2 millones de efectivos.
Si bien, y siendo realistas, la forma más rápida de rebajar las tasas de desempleo es la reducción de la población activa, esto a medio plazo afectará a nuestro crecimiento y caerá como una losa en nuestro estado de bienestar, pensiones, sistema sanitario, etc.
Por último, y aprovechando los buenos datos del mes de abril y los resultados positivos que se esperan hasta el mes de agosto, me gustaría destacar que la moderación salarial ha sido muy útil durante los años más duros de la crisis para ganar competitividad y sanear las empresas, pero desde mi punto de vista, hay razones poderosas que nos dicen que es el momento de subir los sueldos, IPC, pérdida de poder adquisitivo, etc. Pero no se puede subir de forma indiscriminada, las empresas tienen que mejorar su productividad y ligar las subidas de sueldos a dicha variable. Además, no debemos olvidar que las compañías cuentan con mayores márgenes que hace unos años y este diferencial tiene que repercutir también en los trabajadores.
Una subida de sueldos aumentaría a corto plazo la demanda de consumo y consecuentemente mejoraría los niveles de empleo, el crecimiento económico y, con ello, se elevaría la recaudación fiscal y de seguridad social. Debemos pensar que economías avanzadas como la española sustentan su crecimiento en gran medida en el consumo, por lo tanto cuantos mayores sean los salarios, mayor será el consumo y tendremos un mayor crecimiento del PIB.
Además, dicha subida debería crear más estabilidad en el empleo con lo que tendríamos empleos menos precarios. Debemos pensar que en España gran parte de los sueldos bajos están en el sector servicios; esto hace que, si los salarios aumentan, podamos retener a los trabajadores y aumentar su productividad, pero insisto, de forma selectiva.