La crisis del coronavirus ha hecho que millones de estudiantes hayan tenido que seguir clase desde casa vía telemática. Este fin de semana, la ministra de Educación, Isabel Celaá, recalcó que para el próximo año escolar es probable que no todos puedan regresar a las escuelas.
Aunque la educación online es una alternativa para evitar el contagio y la propagación de la COVID-19 no todos están preparados para un aprendizaje de este tipo. De acuerdo al propio ministerio estarían afectados entre 800.000 y un millón de estudiantes.
Un informe del Alto Comisionado del Gobierno para la Lucha Contra la Pobreza Infantil indicaba en marzo la debilidad que suponía la educación online para un número importante de niños. Establecía que uno de cada 10 hogares en el tramo de la renta mensual más baja (900 euros o menos al mes) no tenía acceso a Internet y esto afectaba a 300.000 niños. Además, no todo el mundo puede tener acceso a la banda ancha.
Los hogares más vulnerables necesitan destinar un promedio del 6% de su renta mensual para pagar el recibo de banda ancha, lo que en el caso de los hogares con ingresos más altos supone solo el 1,5%.
Dispositivos, conectividad y contenidos
Andrés Conde, director de la ONG Save the Children, ha explicado que la desigualdad económica y de competencias digitales pueden provocar una brecha educativa.
«Tras los ancianos, los niños van a ser el grupo más afectado, ya que la infancia puede quedar fuera del foco público al tener una baja prevalencia de esta epidemia. Si no tomamos medidas, esto acentuará la pobreza infantil y el fracaso escolar en los grupos más vulnerables».
Considera que los esfuerzos deben centrarse en asegurar conectividad, dispositivos y contenidos educativos a estos niños en situación de vulnerabilidad. Hay un alto porcentaje de estos niños que no tienen ordenador en casa ni conexión a Internet.
Y a veces no solo el problema está en el poder adquisitivo pueda tener una familia sino en el costo del servicio. En el caso de España, el acceso a internet de banda ancha es el segundo más caro de Europa, solo superado por Irlanda, según el Índice de Economía y Sociedad Digital (Desi) de la Comisión Europea.
Este índice compuesto evalúa cinco dimensiones que permiten analizar el avance digital en distintos países europeos: Conectividad, Capital humano, Uso de internet, Integración de tecnología digital y Servicios públicos digitales.
¿Y la cultura digital?
Un elemento a destacar en la brecha digital es la equipación de los hogares. De acuerdo a un trabajo de ABC que se basa en los datos de Pisa 2018 y en la última Encuesta sobre Equipamiento y Uso de Tecnologías de Información en los Hogares del INE, el 23% de los niños no tiene acceso a un ordenador y el 48% a una tableta.
“Tenemos muchos chavales con un retraso importante. Sin un apoyo especial van a llegar muy tocados al próximo curso escolar. Todavía es pronto para saberlo pero la brecha digital en esta crisis sanitaria puede tener un impacto negativo en el abandono escolar”, dijo Teresa Rodríguez Hervás, presidenta de la Fundación Balia.
Expresó que hay niños en situaciones de vulnerabilidad que venían con retraso y que han conseguido un obstáculo adicional al no contar con equipos en sus hogares, lo que aumenta las posibilidades de verse muy afectados ante el nuevo año escolar.
Para el director de la Fundación Exit, Nacho Sequeira, hay otro aspecto a considerar junto a la disponibilidad de dispositivos y la conexión a Internet: la cultura digital.
“Lo más preocupante a medio y largo plazo es acelerar la cultura digital para que los formadores sean capaces de adaptar los contenidos pensando desde lo digital. Si no hacemos esto, en octubre volveremos a estar igual. Solo habremos apagado el fuego sin resolver el problema de fondo”, aseguró a ABC.
Lee también:
Los españoles pasan conectados más de dos horas al móvil