Con estimaciones demográficas en constante crecimiento y expectativas de vida igualmente crecientes, vale preguntarse dónde cabrán tantos habitantes en este planeta. Esta inquietud ha merodeado en la cabeza de arquitectos y urbanistas que anticipan las cavilaciones de las futuras generaciones por encontrar un sitio para vivir. Pero, no uno cualquiera. En una ciudad sostenible y del futuro, de allí nació el término de arcología.
Este innovador concepto, que comenzó a escucharse en la década de los setenta, es la fusión de «arquitectura» con «ecología». Suena interesante.
El término se asocia al arquitecto italiano-estadounidense Paolo Soleri (1919- 2013) quien fue el primero en idear e imaginar la arcología en maquetas y luego en estructuras viables. En 1959 comenzó a diseñar una serie de centros urbanos compactos que se extenderían verticalmente en un mismo espacio. En lugar de horizontalmente a lo largo del piso.
Estas megaestructuras fueron concebidas adelantándose a la época. Entonces perseguía el ahorro de energía y recursos. Parcialmente mediante la dependencia de energía solar y la eliminación del uso de automóvil dentro de la ciudad. Preservar el entorno natural y condensar las actividades humanas en el interior de ámbitos totalmente unificados.
Pero fue en 1970 cuando inició la construcción de una ciudad prototipo llamada Arcosanti, en Arizona, para una población de 5000 habitantes. Un tipo de arquitectura basada en estructuras de grandes dimensiones que permitan un diseño urbano de alta densidad, compacto, de bajo impacto ecológico. Y alta eficiencia en el uso de recursos, en oposición a la expansión ilimitada de las ciudades actuales. Todo en la búsqueda de una mejor calidad de vida acompasando la lucha contra el cambio climático.
Arcología o la ciudad sostenible del futuro
¿Es posible alcanzar un centro urbano del futuro como supone la arcología? Cada vez son más necesarias las ciudades sustentables, cuyas edificaciones y viviendas cuenten con paneles solares y su convivencia reduzca al mínimo los niveles de contaminación.
Más de 4.000 millones de personas, es decir, más de 50 % de la población mundial, viven hoy en ciudades, según el Banco Mundial. En 30 años, 7 de cada 10 personas habitará en zonas urbanas y sobrepasará los 6.000 millones. Ante esto, el ente multinacional exige a los líderes urbanísticos actuar con rapidez para planificar el crecimiento, proporcionar servicios básicos y trabajar contra las emisiones.
En la actualidad, varios países enfrentan problemas de espacio para ubicar a su gran población. Es el caso de Tokio, donde han proliferado microapartamentos de 9 m2. La propuesta viene a cubrir la necesidad, en especial de jóvenes, para contar con una buena ubicación para estudiar o trabajar. Pero que atenta con la comodidad.
Es aquí donde la arcología pide atención y su proyecto bandera Arcosanti de una ciudad sostenible. Aunque su meta ha sido convertirse en un hogar para albergar unas 5.000 personas. Por el momento la población va entre 50 y 150, muchas de ellas estudiantes y voluntarios. Se encuentra compuesto de 13 estructuras, entre las que se incluyen un laboratorio, un anfiteatro, una fundidora, una piscina y el centro de música Colly Soleri.
La mayoría de los edificios están orientados al sur, para captar mejor la luz y el calor del sol. Y el diseño de los techos admite la máxima cantidad de luz solar en invierno, así como la mínima en verano. Lo que pretende Arcosanti es incorporar la fauna que le rodea, en lugar de romper con ella, como viene siendo habitual a la hora de construir edificios.
Arcosanti, visitantes y no habitantes
Arcosanti es un proyecto ambicioso pero detenido. Llevarlo a cabo era realmente costoso y con el paso de los meses el dinero comenzó a ser mucho más difícil de recaudar. Provocó que muchos de los voluntarios que trabajaban en él decidieran abandonar el proyecto. En la actualidad tan solo un 5% de los edificios planificados se han levantado. Desde hace casi 30 años no se ha construido nada nuevo en el espacio concebido en Arizona. Aunque recibe un promedio de 6.000 visitas al año.
Con la muerte de Soleri, solo quedan unos 80 trabajadores en la zona que cobran un sueldo mínimo por continuar con Arcosanti, y viven ahí.
Arcosanti se presenta en su sitio en internet como un proyecto de The Cosanti Foundation. Una organización sin fines de lucro, cuya misión es inspirar un urbanismo reinventado que construya comunidades resilientes. Y equitativas integradas de manera sostenible con el mundo natural. A través de la experimentación y aplicación de los principios de la arcología.
Sin embargo, algunas tendencias populares parecen dar la impresión de que la arcología puede asimilarse en algún momento del futuro lejano.
Por ejemplo, los edificios de mejor rendimiento han ido ganando popularidad durante bastante tiempo, en parte debido a los ahorros de costos para los propietarios y operadores.
Asimismo, es interesante notar que la agricultura vertical fue impulsada de una manera que ofreció a los habitantes de las ciudades sostenibles. Un acceso mucho más conveniente a alimentos nutritivos por razones muy similares a las que subyacen al concepto original de arqueología.
A esto se suma el hecho de que el deseo de construir grandes edificios no se extingue en la actualidad. Como lo demuestra la existencia de la Torre de Shanghai, que ofrece espacio para oficinas, venta minorista y ocio.
Otras propuestas actuales y en camino
En Barcelona, París y Estocolmo se apuesta actualmente por ciudades sostenibles de proximidad, no encajadas dentro de la arcología, pero similar. Se trata de propuestas que coinciden en restringir el espacio destinado al automóvil y favorecer la vida urbana de proximidad.
Las Supermanzanas es un proyecto ideado en Barcelona. Su principal impulsor, el ecólogo Salvador Rueda, señaló para la BBC. «Una célula de unos 400 x 400 metros definida por una red de vías básicas que conectan los orígenes y destinos de toda la ciudad. Las vías interiores constituyen una red local de velocidad limitada a 10 km/h. La supermanzana no se atraviesa, lo que supone que los movimientos en el interior solo tienen sentido si su origen o destino está en las intervías. Provocando que las calles sean vecinales sin ruido, ni contaminación, etc.»
En París, la alcaldía impulsa la ciudad de los 15 minutos. Carlos Moreno -urbanista y matemático de formación- propone una mirada desde la ecología y la tecnología.
Plantea el cronourbanismo, la proximidad y el policentrismo como parte de la estrategia para descarbonizar la capital francesa. Una idea renovada y actualizada del concepto de unidad vecinal que asume nuevos enfoques. Métodos e instrumentos para realizar propuestas orientadas a conseguir ciudades más sostenibles.
Otras dos iniciativas destacan actualmente como proyectos para las calles: Future Streets y Street Moves, ambos en Estocolmo.
Las propuestas abordan una escala de proximidad hiperlocal. Y una implementación a nivel amplio y difuso por toda la ciudad. Para conseguir la denominada ciudad de un minuto. Ponen el foco en la mejora de las condiciones funcionales y ambientales de las calles. Los prototipos y pilotos diseñados son replicables e involucran a los residentes de las calles. Desarrollan y prueban soluciones de nuevos ambientes y situaciones urbanas en condiciones reales y existentes.