El confinamiento globalizado ha contribuido a reducir los niveles de contaminación en muchos países. Pero esos efectos favorables para el ambiente aún no se han visto en la Antártida. Todo lo contrario, la zona se muestra afectada por una proliferación de algas, que tiñe de verde su nieve.
De estos efectos realmente extraños y sorprendentes se han dado cuenta grupos de investigadores y conservacionistas. Precisan que este fenómeno consiste en la formación de “nieve verde” ocasionada por el aumento de las temperaturas, como consecuencia del cambio climático. Y su presencia es cada vez más notable; tanto, que puede observarse desde el espacio.
Si bien la proliferación de algas en la Antártida fue observada hace mucho tiempo por diversas expediciones, como la realizada por el británico Ernest Shackleton, se desconocía su extensión total.
La Antártida ahora se ve verde
Un equipo de investigación de la Universidad de Cambridge y el British Antarctic Survey han creado el primer mapa de las floraciones de algas en la costa de la Península Antártica. Utilizan datos recogidos durante dos años por el satélite Sentinel 2 de la Agencia Espacial Europea, junto con observaciones sobre el terreno.
#LoSabías? 🟢
La proliferación de algas por el aumento de las temperaturas está dando a partes de la #Antártida un tinte cada vez más verde.
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“Ahora contamos con una referencia de dónde están las floraciones de algas. Y podemos comprobar si comenzarán a aumentar en el futuro como sugieren los modelos“, dijo a Reuters Matt Davey, miembro del Departamento de Ciencias Vegetales de la Universidad de Cambridge.
Musgos y líquenes están considerados los organismos fotosintéticos dominantes en la Antártida. Pero el nuevo mapeo encontró 1.679 floraciones separadas de algas que constituyen un componente clave en la capacidad del continente para capturar el dióxido de carbono de la atmósfera.
«Las floraciones de algas en la Antártida equivalen a aproximadamente la cantidad de carbono que se emite de media en 875.000 viajes de automóviles con motores de gasolina en el Reino Unido», dijo Davey. «Parece mucho, pero en términos del presupuesto de carbono mundial es insignificante.»
Agregó que esta vegetación “fija el carbono de la atmósfera, pero no hará ninguna mella en la cantidad de dióxido de carbono que se está emitiendo en este momento.»
#YoMeQuedoEnCasa Recordando la #Antártida.
Flora: Tapetes microbianos. Asociados a corrientes efímeras, arroyos estacionales, zonas húmedas y lagos, son complejos ecosistemas muy sensibles y condicionados por los cambios en los factores ambientales antárticos (Campaña 2011-12) pic.twitter.com/3IRnAMsaMx
— Antártida UAH (@Permafrost_UAH) May 20, 2020
Cambio climático altera ruta de la grulla
El cambio climático también está alterando el patrón migratorio de la grulla común (‘Grus grus’). Cada año, adelanta su salida de las zonas de invernadas.
Este cambio fue advertido por investigadores del Museo Nacional de Ciencias Naturales (MNCN-CSIC), el Instituto Geológico y Minero de España (IGME) y la Universidad Pública de Navarra (UPNA). El equipo elaboró un informe publicado en la revista Avian Conservation and Ecology.
Las grullas comunes son grandes aves migratorias de larga distancia que habitan la región ecológica Paleártica. Pasan la primavera, el verano y el principio del otoño en el norte de Europa y Asia, donde crían. Al final del otoño y el invierno, en el sur de esta región (en la Península Ibérica, África y sur de Asia), pasan cada vez menos tiempo.
Incidencia de las altas temperaturas
Los investigadores analizaron las fechas de paso de las grullas en los últimos 50 años por la Laguna de Gallocanta (Aragón), una de las zonas de paso migratorio e invernada más importantes de Europa.
#investigacion Las #grullas abandonan antes la península ibérica por el aumento de la temperatura y la escasez de agua. El estudio se basa en los datos tomados en las últimas cinco décadas en la laguna de Gallocanta, Aragón. https://t.co/WMykFlTFGA 📷 ‘Grus grus’ /Carlos Palacín pic.twitter.com/ddAA2VHcKJ
— MNCN (@MNCNcomunica) May 20, 2020
Los resultados muestran que el aumento de temperaturas, junto a la reducción de la extensión de zonas anegadas, han favorecido que las grullas abandonen antes las zonas de invernada. La migración se adelanta a razón de un día cada tres años. «Desde que tenemos datos, las grullas han anticipado el abandono de su área de invernada más de dos semanas», apunta el investigador del MNCN-CSIC Luis M. Bautista, citado por Europa Press.
Según explica, «la disminución del agua libre también ha afectado a los escasos arroyos y canales que proporcionaban a las grullas el agua dulce necesaria para beber durante su parada. En el entorno de la Laguna de Gallocanta, cuyas aguas son salobres».
Por otra parte, José Maria Orellana, investigador del IGME, advierte que los modelos climáticos prevén un aumento en los índices de desertificación en el sur de Europa. Esto «supone un riesgo serio» que provocará una alteración del hábitat de invernada de las grullas, pero también de «otras aves».
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