Fairbanks, es una de las regiones más mágicas del planeta, por sus espectaculares auroras boreales que se divisan casi todo el año. Sin embargo, sus espacios aparentemente límpidos alojan altos niveles de contaminación del aire. Siendo la segunda más grande de Alaska es muy vulnerable al calentamiento global y sus temperaturas invernales suben.
Algunos de los aires invernales más contaminados de EE UU se pueden encontrar en el municipio Fairbanks North Star y sus alrededores. Supera habitualmente los límites establecidos por la Agencia de Protección Ambiental de EE UU para la contaminación por partículas que pueden inhalarse y causar innumerables problemas de salud.
Durante siete semanas de este invierno, casi 50 científicos de EE UU y Europa llegaron a Fairbanks para estudiar las fuentes de contaminación del aire. También cómo interactúan los contaminantes en el clima frío y oscuro de la ciudad y elaborar una lista de las mejores prácticas para las personas que viven en el norte circumpolar.
La investigación podría ayudar a los planificadores urbanos a tomar mejores decisiones sobre dónde colocar plantas de energía o fundiciones en climas del norte. Y guiar a los legisladores sobre cómo regular los productos químicos en el fuel oil u otras fuentes para reducir el daño.
La tarea se vuelve aún más importante a medida que el cambio climático está alejando a las personas de los lugares que se están volviendo más cálidos hacia las áreas del norte. A pesar de que el cambio climático está calentando el Ártico dos veces más rápido que el resto del planeta. En Fairbanks, la temperatura invernal promedio aumentó 1,5 grados C desde 1992, según la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica.
Las temperaturas aumentan en ciudades de Alaska
Otros estudios apuntan a un incremento mayor en las temperaturas en Alaska. Es el caso de Gunter Weller, director del Centro Fairbank para Investigación del Cambio Global y de Investigación del Sistema Ártico, de la Universidad de Alaska. En su opinión las temperaturas medias en Alaska han subido 3º C en 30 años, y aproximadamente el doble en invierno.
En Fairbanks, una fuente importante de contaminación proviene de las estufas de leña, que son comunes en esta área donde la leña es abundante y barata. Las temperaturas alcanzan habitualmente menos 40º C o más frías y el combustible para calefacción es caro. Otras fuentes son los sistemas de escape de los vehículos, las emisiones de las centrales eléctricas y el aceite de calefacción.
Al igual que Salt Lake City y otras ciudades rodeadas de montañas, Fairbanks sufre alteraciones invernales. Capas de aire más cálido que atrapan el aire frío y sucio y evitan que se disipe. Aunque el viento sopla hacia arriba, el aire frío evita que el viento baje al nivel del suelo.
“Sucede como un congelador abierto en una vieja tienda de comestibles. Ese aire frío simplemente se acumula en el fondo de ese congelador y el aire puede pasar por encima”, dijo Bill Simpson a The Associated Press. Él es profesor de química atmosférica en la Universidad de Alaska Fairbanks Geophysical y de la Facultad de Ciencias Naturales y Matemáticas.
“La contaminación que se emite aquí se queda aquí, desafortunadamente”, agregó Simpson, el líder del proyecto.
El problema no es exclusivo de los climas fríos de EE UU. El estudio es de interés para los investigadores de las ciudades del norte de Europa debido a los problemas similares con las inversiones.
Entendiendo el por qué de la contaminación
A la subida de las temperaturas en esas localidades de Alaska, se une otro factor de preocupación. Owen Hanley ejerció la medicina pulmonar en Fairbanks durante unos 35 años. Dijo el médico jubilado que el problema de la contaminación del aire en esa región puede dañar la función respiratoria y causar muchas otras complicaciones a la salud.
La mezcla de contaminantes de los fuegos de leña, automóviles, carbón y otras fuentes libera sustancias químicas adicionales que pueden ser más dañinas que el humo del cigarrillo.
“Sabemos que con la contaminación del aire, hay más demencia en los adultos, hay más insuficiencia renal y las mujeres jóvenes embarazadas tienen más abortos espontáneos y nacimientos prematuros, y los niños pequeños no se desarrollan por completo”, añadió Hanley.
Las plantas de energía en Fairbanks emiten columnas de humo al aire. Y los investigadores del proyecto Alaskan Layered Pollution and Chemical Analysis están tratando de entender si estas permanecen en lo alto, al nivel de las chimeneas, o descienden al nivel del suelo, donde vive la gente.
Siete equipos franceses realizaron mediciones detalladas del aire en el centro de Fairbanks en un esfuerzo por comprender mejor cómo se forman las partículas y las gotas pequeñas. Mientras tanto, un equipo suizo usó un globo atado para medir las características de aerosoles y diferentes gases traza a 365 metros sobre el suelo. Otro instrumento les permitió medir perfiles verticales de la atmósfera.
“Estamos tratando de entender lo que sucede más arriba” porque los datos a nivel del suelo pueden ser diferentes, dijo Roman Pohorsky, estudiante de doctorado en EPFL. Una institución de ciencia y tecnología en Suiza. Asimismo, Sarah Johnson, de la Universidad de California en Los Ángeles, señaló que “estamos buscando es información sobre dónde se acumula la contaminación y hacia dónde se dirige”.
En busca de soluciones
Los objetivos de los científicos eran fundamentalmente dos: estudiar la contaminación del aire y su incidencia en las temperaturas de esas ciudades de Alaska. Pero miembros de la comunidad de Fairbanks se unió al estudio porque querían saber cómo es el aire dentro de sus hogares.
Los investigadores se hicieron cargo de una casa en Fairbanks, instalando una tienda en el garaje con tubos que van desde el interior y el exterior para estudiar el aire. Ellis Robinson, investigador postdoctoral de la Universidad Johns Hopkins en Baltimore, anotó una particularidad. La mayor parte de la información de salud pública sobre los peligros de la contaminación del aire proviene del estudio del aire exterior.
“Pero realmente necesitamos estudiar el aire interior, tanto o más”, dijo.
El azufre puede ser un contaminante importante para las personas que usan combustible para calefacción en sus casas. O viven cerca de centrales eléctricas de carbón.
Los científicos están trabajando para comprender mejor cómo el azufre que se emite, principalmente como gas, dióxido de azufre, se convierte en partículas en lugares más fríos y oscuros.
Si bien la investigación no es un proyecto regulatorio formal, Simpson aseguró que el equipo estaría dispuesto a compartir los resultados con la EPA. El área de Fairbanks no ha cumplido con los estándares de calidad del aire desde 2009. La EPA está revisando el plan más reciente del estado de Alaska para lograr que el distrito cumpla.
Se espera que los investigadores entreguen los hallazgos a la Universidad de Alaska a fines del verano. Los resultados se compartirán con el Departamento de Conservación Ambiental de Alaska. Con la división de calidad del aire de Fairbanks y con los residentes, quienes tendrán la oportunidad de opinar sobre posibles soluciones.