Por ORES LARIO
El fotógrafo madrileño Fernando Manso detiene el tiempo para trabajar. Lo hace con placas y muy despacio. Cada instantánea le lleva horas de trabajo y no entiende de prisas. Para su proyecto más reciente ha dedicado 500 horas. A lo largo de un año, este Premio Nacional de las Artes 2008 se ha dedicado a observar La Alhambra y a capturar su misterio y su quietud igual que hizo el francés Jean Laurent hace 150 años. Con la cámara como aliado, ambos artistas han plasmado su particular homenaje a la belleza monumental del conjunto histórico y su trabajo se exhibe en la exposición Una visión inédita de la Alhambra. Jean Laurent y Fernando Manso, que se puede ver en el Museo Arqueológico de Madrid.
Imágenes de Fernando Manso:
A través de 22 fotografías realizadas por el francés a mediados del siglo XIX, que proceden de una colección privada y 35 imágenes realizadas con la misma técnica, una máquina de placas, por Manso y su visión romántica de la fotografía, la muestra ofrece al espectador una visión inédita del que es Patrimonio de la a Humanidad desde 1984 y que sólo en 2014 atrajo a 2,4 millones de visitantes.
“La idea surgió por parte de la editorial TF y me ofrecieron la gran oportunidad de contar con un tiempo ilimitado para sumergirme en este recinto espectacular y acceder a rincones que normalmente no están accesibles para el público”, explica el fotógrafo madrileño, que vivió la experiencia como un reto “porque La Alhambra es uno de los monumentos más fotografiados del mundo. Cada día la visitan miles y miles de personas y se trataba de ofrecer algo diferente al público. De lograr fotos únicas capaces de descubrir nuevas visiones de La Alhambra. Esa es la forma en la que me gusta trabajar, con tiempo para observar, para meditar, para sumergirse en la luz y los aromas… porque yo no disparo si no siento algo. Mi objetivo era lograr que mis fotos plasmasen las sensaciones vividas durante todo el tiempo que pasé allí”.
Imágenes de Jean Laurent:
El resultado es una serie de fotografías que ofrecen una mirada íntima y personal de la fortaleza nazarí, de las zonas más conocidas del conjunto, sus jardines y palacios, pero también de otros rincones menos vistos. “El montaje expositivo se concibe a partir de 50 instantáneas en dos ámbitos, las 20 obras de pequeño formato de J. Laurent se exhibirán en una capilla central dedicada a su obra, donde se recogerá una cuidada selección de sus obras más representativas. Y en forma perimetral quedarán expuestas las mías, en gran formato “, explica el autor.
El romanticismo de Manso le impide apoyarse en los avances tecnológicos del siglo XIX para poner la vista atrás en el pasado. Trabaja a otro ritmo, con su inseparable cámara de placas.
“La digital es tan hiperrealista que yo prefiero la sensación del grano. La cámara de fuelle permite conseguir efectos técnicos que son imposibles con la cámara digital”, cuenta el fotógrafo que en este trabajo ha seguido con la misma técnica que Laurent. “La única diferencia entre mi cámara y la que usaba es que él trabajaba con placas de cristal que ya no se fabrican. Yo uso de negativo de color, pero sigue siendo un proceso completamente analógico, del todo artesanal”.
Con este tipo de cámara de fuelle, Manso puede conseguir efectos que para la arquitectura son vitales, “como corregir las perpendiculares, las fugas… y elegir, moviendo el plano de la película, qué partes quiero enfocar y cuáles desenfocar, para hacer más creativas las imágenes. El mayor inconveniente de esta técnica es el coste”, asegura el autor que trabajó desde el invierno de 2012 hasta el de 2013 en La Alhambra y en todo este tiempo sólo realizó 109 disparos. Un ejemplo de paciencia que, sin duda, ha merecido la pena.