En un mundo acostumbrado a drones, ataques cibernéticos y avanzados escudos misilísticos que detectan hasta a un mosquito despistado, ver globos aerostáticos cruzar los aires con cargas de desechos para infligir un daño a un enemigo resulta algo arcaico y hasta risible. Como un asnado vecino iracundo y de mal genio, el régimen de Kim Jong-un envió cerca de 260 «misiles biológicas» contra Corea del Sur.
El ejército surcoreano denunció que los globos están rellenos de desechos. En algunos había botellas de plástico, pilas, zapatos e incluso estiércol. La agencia de noticias Yonhap de Corea del Sur informó que «algunos de los globos caídos llevaban heces a juzgar por su color oscuro y su hedor». Su hallazgo ha sido reportado en ocho provincias de Corea del Sur y ahora están siendo analizados. Los militares aconsejaron a los residentes de estas zonas que no toquen los globos o su contenido y que informen de inmediato a las autoridades cuando los hallen.
Globos que van y vienen
Organizaciones de derechos humanos lideradas principalmente por desertores norcoreanos han enviado durante años a Norcorea panfletos contrarios al régimen. Los dos países han utilizado por igual globos en sus campañas propagandísticas desde la guerra que marcó su división en la década de los años cincuenta del siglo pasado..
El viceministro de Defensa norcoreano, Kim Kang-il, denunció envíos de globos recientes por parte de activistas y aseguró que se respondería con una “acción ojo por ojo”. “Pronto se esparcirán montones de papel usado y desechos por las zonas fronterizas y el interior de la República de Corea (nombre oficial del Sur) y así experimentarán directamente cuánto esfuerzo se requiere para limpiarlos”, advirtió.
El ejército surcoreano condenó el acto como una clara violación del derecho internacional y una grave amenaza a la seguridad. «Corea del Norte es totalmente responsable de lo que suceda debido a los globos y le advertimos severamente que detenga esta acción inhumana y grosera», dijeron los militares. Además de la propaganda en contra de Kim Jong-in, activistas en Corea del Sur han lanzado globos con dinero en efectivo, contenido mediático e incluso «Choco Pies», un bocadillo surcoreano prohibido en el norte.
Los lanzaron recientemente 20 globos con folletos anti-Pionyang y memorias USB que contenían música pop y videos coreanos. El parlamento de Seúl había aprobado una ley en diciembre de 2020 que penalizaba este tipo de actos, pero la legislación no está en vigor. Corea del Norte también ha usado globos antes. Incluso atacó a las autoridades del sur. En 2016, los globos supuestamente llevaban restos de papel higiénico, colillas de cigarrillos y basura, pero la policía de Seúl informó que contenían “sustancias bioquímicas peligrosas”.
Le aplaude la gracia
Kim Yo Jong, hermana de Kim Jong-in, ironizó en torno al controvertido acto y dijo que se trató de “un regalo de sinceridad” y una muestra de “libertad de expresión”. Aseguró que Corea del Sur se acoge a las normas internacionales “dependiendo de la dirección en la que vuele el globo”.
“Intentaron difundir folletos, basura de instigación política que menosprecia nuestra ideología y sistema, y las variadas ideas que brotan de la alcantarilla. Tienen que sufrir lo que se merecen”, recalcó
La dos Coreas se mantienen técnicamente en guerra, puesto que el conflicto que las enfrentó entre 1950 y 1953 se cerró con un alto el fuego y no un tratado de paz. A principios de año, el dictador norcoreano, Kim Jong-un, declaró a Corea del Sur como principal enemigo nacional y eliminó de la Constitución la meta de la reunificación.
MEJOR QUE LANZAR BASURA
Park Jung-oh lleva décadas arrojando al mar botellas de plástico llenas de arroz con Corea del Norte como destino final. En 2020 dejó de hacerlo por una prohibición. Sin embargo, retomó su labor una vez que fue levantada la medida. «Enviamos las botellas porque la gente de la misma nación se muere de hambre. ¿Está tan mal?», preguntó Park, de 56 años. Aunque en septiembre pasado el Tribunal Constitucional anuló la prohibición, Park no quiso llamar la atención de inmediato. Esperó paciente durante meses y en abril volvió a arrojar botellas de plástico a plena luz del día. Se pronosticaba que el flujo y reflujo del mar sería más pronunciado, de modo que las botellas podrían llegar más rápido al norte.
Basura de unos, información valiosa de otros
El régimen de Corea del Norte se debe cuidar de estar mandando desechos en globos a otras naciones porque puede contener información que no quiera divulgar. Kang Dong Wan, un académico de la Universidad Dong-A, lleva bastante tiempo revisando las playas de las islas de Corea del Sur en busca de basura norcoreana que arrastran las corrientes. “Este material puede ser importante porque podemos aprender qué tipo de productos fabrican en Corea del Norte y lo que usa la gente”, dice.
Kang cree que la cantidad, variedad y creciente sofisticación de la basura confirma los informes de la prensa oficial de Corea del Norte en el sentido de que el gobernante Kim Jong-un impulsa la producción de distintos tipos de artículos y el diseño industrial para satisfacer las demandas de sus consumidores.
Antes de la pandemia, Kang visitaba regularmente localidades de la frontera con China para hablar con norcoreanos que se encontraban allí. También compraba productos norcoreanos y fotografiaba pueblos de Corea del Norte del otro lado del río que constituye la frontera entre las dos Coreas. Pero ya no puede ir allí por restricciones impuestas por China.
Kang ha visitado las islas frente a la costa occidental del país y ha recogido miles de objetos tirados al mar, desde bolsas con aperitivos, envoltorios de jugos, golosinas hasta botellas de bebidas. Asegura que se maravilló al ver decenas de envoltorios de distintos tipos y de una variedad de productos. Muchos tienen elementos gráficos, personajes de tiras y distintas letras. Algunos parecen versiones anticuadas de patrones occidentales y cree que serían copias de diseños surcoreanos y japoneses.
La caca como arma
La idea de usar excremento como arma puede parecer extraña, pero a lo largo de la historia, ha habido casos en los que la gente ha utilizado la caca de diversas maneras para causar daño.
- Los escitas, un pueblo nómada eurasiático, vivieron desde el siglo IX a.C. hasta el siglo IV d.C. Eran conocidos por usar flechas envenenadas en la guerra. Sumergían estas flechas en una mezcla de veneno de víbora, cadáveres de serpientes, sangre humana y… sí, pupú. Si las flechas herían a alguien, podían causar gangrena y tétanos debido a la sangre y la caca.
- Durante la Edad Media, las heces de las víctimas de la peste bubónica se utilizaban como proyectiles. Las lanzaban con catapultas hacia los castillos enemigos para propagar la infección entre los habitantes.
- En el siglo XII, en China, se desarrolló una versión más avanzada de la caca como arma. Crearon una especie de dispositivo explosivo llamado “bomba lanzaexcremento”. Estaba hecho con hilo de cáñamo y relleno de pólvora, excremento humano y veneno. Encendían la mecha y lanzaban esta bomba al enemigo.
- Durante la Guerra de Vietnam, el Viet Cong usó estacas punji que hacían con palos de bambú afilados que sumergían en excrementos humanos (o a veces en veneno de plantas o animales). Las lanzas llenas de caca solían ponerse en el suelo y estaban cubiertas con hojas o estaban encima de una trampilla.
La puputov contra Maduro
Durante las protestas antigubernamentales de 2017 en Venezuela los manifestantes se valieron de un artilugio que bautizaron como puputov. Una especie de bomba molotov llena con excremento que lanzaban a los cuerpos represivos. Frascos, botellas o bolsas plásticas se usaron para armar los cócteles.
Entre los opositores circularon mensajes con instrucciones paso a paso y consejos sobre cómo preparar los artefactos. Algunos insistían en que se debían evitar envases de vidrio. Esto para asegurar que los proyectiles solo humillaran a las fuerzas de seguridad en lugar de causar lesiones.
Las autoridades advertían que eran «armas biológicas» y que era altas las penas establecidas en la ley para quienes las utilizaran. «El uso de las armas químicas, en este caso las heces de personas o animales, generan consecuencias que no van dirigidas solo a quien la recibe. Puede extenderse a las poblaciones, a las aguas, contaminar terriblemente», señalaban. En ese año se llegó a convocar la Marcha de la Mierda contra el gobierno de Nicolás Maduro.