Terror, tacones y sobrepeso son las tres palabras que más aparecen en las noticias publicadas en los últimos tiempos sobre el dictador norcoreano, Kim Jong-un, que este jueves cumple 31 años, que se sepa, ya que otras fuentes hablan de 32 años. El hermetismo de este régimen llega a extremos como este.
Su vecina Corea del Sur no cesa de alertar sobre su potencia nuclear. Recientemente Seúl publicaba su Libro Blanco de Defensa y en él informaba de que Pyongyang ha adquirido un “nivel tecnológico significativo” como para miniaturizar y equipar cabezas nucleares sobre sus misiles. Es más, aseguraba que los misiles de Corea del Norte probablemente puedan alcanzar territorio de EEUU Aquí lo referente al terror.
Ahora vamos a por los tacones y el sobrepeso. Kim Jong-un asistió el 3 de septiembre a un concierto y después pasaron 40 días hasta que se le volvió a ver en público cojeando y portando un bastón. Las especulaciones sobre su estado de salud no se hicieron esperar
El diario británico The Telegraph publicó que la causa de los males del dictador era su sobrepeso y sus tacones, que le habían llevado a sufrir una fractura en sus tobillos.
Kim Jong-un pesa unos 127 kilos, mide 1,74 cm y no se baja de sus zapatos con tacón para parecer más alto. Pero esto no es todo, también se ha dicho que su afición al queso suizo y de alcohol le han llevado a padecer problemas de riñón.
Cumpleaños sin alardes
La agencia surcoreana Yonhap ha informado de que no se ha declarado como día festivo el cumpleaños de Kim Jong-un, como si se hace con los cumpleaños de su padre y de su abuelo de Kim, y que los medios norcoreanos no hacen referencia alguna a la celebración.
Los analistas, según informa la agencia Efe, consideran que Pyongyang podría comenzar a celebrar de manera pública la fecha dentro de cuatro o cinco años, dada la aparente juventud de Kim Jong-un.
No obstante, hay que recordar que el año pasado sí hubo festejos. El exjugador de baloncesto estadounidense Dennis Rodman viajó a Pyongyang para celebrarlo.