A la sociedad japonesa se le admira por muchos de sus adelantos científicos, tecnológicos e industriales, por la literatura de Haruki Murakamia y su meticulosa gastronomía. También por el provecho que obtienen con la recolección de la basura y el tratamiento que le dan. Despierta aún más admiración el ejemplo que dan al mundo los 1.500 habitantes de Kamikatsu, una ciudad sin residuos en las montañas de la isla de Shikoku.
En 2003 fue el primer municipio de Japón en hacer una declaración de cero residuos. Desde entonces, la ciudad transformó la quema de residuos al aire libre en un sistema de comprar, consumir y desechar. Su meta era alcanzar la neutralidad de carbono. La ciudad ha recorrido más del 80% del camino. Dentro de 7 años, en 2030, alcanzará la neutralidad de carbono Su método de separación de residuos, que asciende a 45 tipos, ha causado un particular revuelo. El pueblo fue seleccionado Ciudad del Futuro de los Objetivos de Desarrollo Sostenible y lleva semanas que no deja de recibir visitas de personas de dentro y fuera de Japón interesadas en conocer su técnica.
En muchos lugares del mundo se están implementando proyectos orientados a la reducción y tratamiento de residuos. Cada vez se utiliza más maquinaría y tecnología, y hasta inteligencia artificial, pero la basura no deja de crecer. El síndrome de Sísifo se repite en las grandes ciudades y en las medianas, pero hasta las ciudades pequeña encuentran demasiados obstáculos para lograr la neutralidad en carbono y residuos. Es un listón muy alto, más si la mitad de la población la integran mayores de 65 años de edad.
Un ejemplo para las grandes ciudades
El envejecimiento y el decrecimiento poblacional no han impedido que la comunidad Kamikatsu trabaje con los fabricantes en la búsqueda y transformación más materiales reciclables que los ayuda a reducir los residuos y la quema. Sus habitantes tienen mucho que enseñar sobre cómo vivir de una manera sostenible. Muchas de las medidas que han adoptado pueden aplicarse en las grandes ciudades.
Una es el Centro de Basura Cero, una instalación donde los residentes pueden clasificar su basura en 45 categorías, en los cuales los productos de papel copan 9. Después limpian y secan los objetos sucios para que puedan reciclarse. Los inclasificables van a la pila para las incineradoras.
Incentivos a los ciudadanos
Se aplica un sistema de incentivos que permite acumular puntos de reciclaje que se cambian por productos ecológicos. Mediante carteles se informa qué artículos se fabricarán con los residuos reciclados y cuánto dinero ahorra la ciudad al trabajar con empresas de reciclaje en lugar de quemar la basura. Una forma de recordarles su responsabilidad social.
La cultura de reciclaje se ha generalizado en Japón desde que por ley, en 1997, se otorgó a los pueblos y ciudades autoridad para reciclar los residuos. La cooperación de los residentes ha sido fundamental. Junto al Centro de Basura Cero hay una tienda de segunda mano donde los residentes pueden dejar los objetos que ya no quieren y cualquiera se los pueden llevar gratis. Solo tienen que pesar el artículo que se llevan de la tienda y registrar en un libro de contabilidad. La tienda lleva la cuenta del volumen de artículos reutilizados. En enero se reutilizaron 446 kilogramos de artículos usados, desde pilas, vasos de sake y juguetes hasta muebles.
Redonda y Reciclada
La tienda «kuru kuru», («redonda y redonda» en japonés) se construyó con objetos reciclados. El suelo incorpora trozos de vidrio y pedazos de platos rotos. Las ventanas disparejas son donaciones de los residentes, pero el gran atractivo es una enorme lámpara de araña hecha con botellas de vidrio. «Intentamos mostrar la idea de cero residuos también a través de la arquitectura», dijo Otsuka.
Otro orgullo es una cervecería artesanal, Rise and Win Brewing Co., que elabora dos tipos de bebida con cosechas que de otro modo se tirarían porque están demasiado estropeadas para venderse. La fábrica de cerveza también está hecha de materiales desechados y también utiliza ingredientes alimentarios sobrantes. Durante años, la fábrica intentó encontrar una forma eficaz de donar el grano sobrante de la elaboración de cerveza. El compostaje llevaba mucho tiempo y entregar abono a los agricultores era mucho trabajo. Así que el año pasado desarrollaron una forma de convertir el grano usado en fertilizante líquido para los cultivos de cebada
Un hotel muy especial
El Hotel Why abrió en 2020 como parte de las instalaciones del Centro de Residuos Cero. El hotel es como una cabaña aislada en el bosque. Por la noche, las estrellas se ven como en un planetario. Su estructura tiene la forma de un signo de interrogación. Representa la pregunta: ¿Por qué generamos tantos residuos?
Cada huésped recibe seis cubos para clasificar la basura durante su estancia. Los adornos son de materiales reutilizados, como una colcha de retazos de tela vaquera y un mural de cuerdas. El mobiliario procede de modelos de exposición. El hotel hace hincapié en utilizar solo lo necesario. Al registrarse, los huéspedes cortan pastillas de jabón individuales en la cantidad que necesitan para su estancia. Los granos de café se muelen en función del número de tazas que quiera el huésped, para que no se desperdicie nada.
En cuanto a los desperdicios de alimentos, los hogares y negocios de Kamikatsu trabajan para minimizarlos. Por ejemplo, en el Café Polestar había un plato disponible para el almuerzo con curry hecho con verduras locales. Incluso la hoja utilizada para decorar sus platos es de producción local, de una empresa llamada Irodori que desde 1986 vende productos elaborados con la exuberante forestación de Kamikatsu. En la ciudad hay 154 familias implicadas en el proyecto. Principalmente mujeres de 70 años o más que pueden recoger hojas y crear intrincados diseños que venden a balnearios, hoteles y restaurantes de alta gama de Japón y otros países asiáticos como decoraciones sostenibles.
Todo el pueblo colabora, pero en 2020 no alcanzó el objetivo inicial de lograr cero residuos. La tasa de reciclaje se mantiene en un 80 %. También ha quedado claro que será casi imposible superar la barrera del 20 % restante solo con los esfuerzos de los consumidores. Por ello, el pueblo ha elaborado un Plan de Ciudad Residuo Cero para la próxima década. Uno de los nuevos objetivos es “reducir la carga que soportan los residentes”.
Un nuevo plan
En Kamikatsu los consumidores son muy conscientes de su responsabilidad respecto al reciclaje. Actualmente reciben solicitudes de cooperación de empresas que se esfuerzan por ser responsables en la producción. Una de ellas es Suntory, una importante productora de bebidas.
La tasa de reciclado de botellas de plástico en Japón es del 86 %, un alto nivel en comparación con el resto del mundo. Pero solo alrededor del 20 % de las botellas se reciclan horizontalmente. Significa que se reciclan de nuevo en las botellas plásticas originales. Suntory ya ha alcanzado casi el 50 % de reciclado horizontal y aspira a que todas las botellas plásticas utilizadas en el mundo sean 100 % sostenibles (utilizando únicamente materiales reciclados o derivados de plantas) para 2030. La empresa firmó un acuerdo de cooperación con el pueblo de Kamikatsu y a partir de abril de 2024 pagará las botellas de plástico que recoja el pueblo y las utilizará como recursos.
El movimiento Cero Residuos, con dos décadas de historia, dio lugar a subproductos como el turismo, la inmigración y la industria local. El elevado objetivo convirtió también en un medio para crear una ciudad sostenible. Llegará el día en que los ancianos llenos de energía y la generación más joven, incluidos los procedentes de afuera, unan fuerzas para hacer realidad una ciudad hermosa y 100% libre de residuos.