La Junta de Castilla y León está a punto de deslastrar de un plumazo un extenso bosque de eucaliptos de ocho hectáreas. Ubicado entre las comunidades de La Ercina, Vegaquemada y Vegas del Condado. Estas plantaciones tienen un valor añadido. Fueron traídas hace más de medio siglo desde Australia para el disfrute y beneficio ambiental.
Cuesta creer que este pulmón natural, afincado en esta norteña comunidad autónoma, esté en la mente de unos pocos para acabarlo. De aroma cautivante, el eucalipto tiene propiedades curativas y de beneficios incalculables para los ecosistemas y el hombre. La Junta le tiene los días contados al cultivo y se prepara a talar esos árboles en 15 días.
En medio del monocultivo de pinos de este singular territorio, irrumpe una amplia extensión nutrida de eucaliptos. Dentro del mágico contraste, despunta una docena de sus distintas especies exóticas que embellecen el lugar. Y transportan al visitante a lugares remotos como Nueva Gales del Sur y Tasmania, originarios de estas plantaciones.
A finales de la década de los sesenta llegaron estos eucaliptos a tierras castellanas y leonesas. Como parte de un ensayo promovido por Patrimonio Forestal del Estado que consistía en la plantación de estas exóticas especies en dos puntos diferentes de la península.
En Huelva, donde se ha convertido en un recurso turístico, para comprobar su comportamiento en un clima cálido. Y en León, para observar su desempeño en un clima frío. Se escogió un terreno situado en el monte de Valporquero de Rueda, perteneciente al Ayuntamiento de La Ercina.
Bosque de eucaliptos en la mira de la Junta de Castilla y León
Tanto el Ayuntamiento de La Ercina como la junta vecinal de Valporquero de Rueda, se oponen a la tala de estos eucaliptos.
Pero el servicio de Medio Ambiente de la delegación territorial de la Junta de Castilla y León afirma que el procedimiento para la eliminación de las plantaciones de eucaliptos es imparable.
Argumentan en la instancia autonómica que “se ha llegado al final del turno. Se trata de un experimento que ha llegado a su fin. Podemos sacar las conclusiones de la pervivencia o no de estos cultivos. Ahora toca cortarlos, porque los árboles, como las personas, tiene una vida, y la de estos eucaliptos ha llegado a su fin”.
Desde la Junta añaden que se ha tramitado un expediente de aprovechamiento. Pese a que en un primer momento el negociado quedó desierto, ya hay otra empresa interesada en proceder a los trabajos de la tala de estos árboles. Trabajos que incluirán destoconar la zona y arrancar los arbustos que han salido bajo estos árboles gigantes. La administración dijo a La Nueva Crónica, que no aportan bien a la fauna de la localidad. Argumento mezquino, desproporcionado y descolocado en pleno avance por un planeta más verde.
Según el servicio de Medio Ambiente, los beneficios de la tala serían a repartir entre la Junta y la pedanía. Aunque difícilmente llegarán a repartir algo de dinero puesto que la mayor parte de lo que se genere por la venta de la madera se destinará a cubrir los gastos de los trabajos de la empresa adjudicataria. La previsión es que toda la tramitación administrativa se pueda realizar en pocos días para que la tala de los eucaliptos se pueda acometer un plazo máximo de tan sólo 15 días.
Historia poco conocida
Los municipios de Castilla y León, que sirven de hábitat a esos grandes cultivos de eucaliptos, no se han encargado de difundir su existencia. Salvo para los expertos en la materia, este tupido pulmón es poco conocido entre los pobladores.
El paraje, ahora en la mira de los miembros de la Junta, lleva por nombre el Arboreto de Rucayo. Y llegó a contar incluso con una estación meteorológica para el estudio de las condiciones climatológicas. Separadas entre sí por pasillos o cortafuegos de 15 metros.
Una historia que podría continuar y enriquecerse, pero no. Aniquilar estas plantaciones, es una destrucción del medio ambiente y de la vida misma.
El eucalipto tiene una gran capacidad para absorber el agua. Llegó a Europa a finales del siglo XIX con la finalidad de sanear las regiones pantanosas, ya que, al reducir sus niveles de humedad, se consigue disminuir la presencia de insectos. Por esta razón, está presente en las zonas más húmedas de Asia y América con la intención de rebajar el riesgo de enfermedades tales como el paludismo o malaria. Enfermedad infecciosa que se transmite a través de la picadura del mosquito Anopheles.
Además de sus aplicaciones medicinales (vías respiratorias), suele emplearse para la reforestación y en las industrias maderera y papelera.
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