Desde que inició la pandemia, el microbiólogo francés Didier Raoult ha sido muy controvertido. Cuando los hospitales del mundo comenzaban a colapsar por la enfermedad de la COVID-19, afirmó que había descubierto un tratamiento con hidroxicloroquina, que según él podía curar a los pacientes que estaban gravemente enfermos por el virus. Aunque esto parecía una buena noticia, sus afirmaciones despertaron un gran interés en la comunidad científica, quienes inmediatamente se pusieron a investigar y dudaron de su «poderoso» tratamiento.
La hidroxicloroquina es accesible, económica, y ya estaba en el mercado como medicamento contra la malaria. Comúnmente se utiliza para reducir la inflamación en el tratamiento de la artritis reumatoide, artritis infantil, lupus y otras enfermedades autoinmunes. El propio expresidente de Estados Unidos, Donald Trump, apoyó el tratamiento de Raoult contra la COVID-19. Sin embargo, con el correr de los días, los médicos pudieron experimentar a gran escala con hidroxicloroquina, y las pruebas mostraron que a los pacientes con COVID-19 que la recibieron no les fue mejor que a los que recibieron otros medicamentos.
Héroe local de Marsella
A pesar de ello, Didier Raoult se mantuvo firme, pero internacionalmente se comenzó una disputa sobre los resultados los ensayos con hidroxicloroquina. Por su parte, el profesor insistía en que una pandemia mortal no era el momento de realizar ensayos aleatorios y que si los médicos creían que un fármaco funciona, tienen el deber moral de dárselo a los pacientes, en lugar de un placebo. Inmediatamente, otros médicos dijeron que sus declaraciones eran poco éticas y que se trataba de una enfermedad tan mortal que no podía tener prácticas aleatorias con cualquier medicamento.
Por sus polémicas, Raoult se convirtió en una especie de héroe local en Marsella. Sus defensores lo adoptaron como una figura de muchos movimientos contra la autoridad y teorías de la conspiración. Más adelante, cuestionó los confinamientos y el programa de vacunación contra la COVID-19. También minimizó los efectos de la variante Delta.
Agencias de salud francesas rechazaron este tratamiento para la COVID-19
La Agencia Nacional para la Seguridad de Medicamentos y Productos Sanitarios de Francia (ANSM) rápidamente rechazó la solicitud del microbiólogo para autorizar temporalmente el amplio uso de hidroxicloroquina para tratar la COVID-19. “Hasta la fecha, los datos disponibles, que son muy heterogéneos y desiguales, no nos permiten predecir un beneficio de la hidroxicloroquina, sola o en combinación, para el tratamiento o prevención de la enfermedad COVID-19″, indicaba la ANSM a través de su sitio web.
Actualmente, este medicamento está disponible en Francia con el nombre de Plaquenil para otras patologías sí aprobadas científicamente. Por tanto, la prescripción por un médico de este medicamento para tratar la COVID-19 no quedaba autorizado. De todas formas, la agencia de salud especificaba que «esta posición podría revisarse» si se dotara de nuevos estudios clínicos convincentes.
Didier Raoult podría perder su trabajo
Pasó el tiempo y el polémico doctor fue pasando a un segundo plano. Pero no fue hasta ahora, septiembre de 2021 que volvió a ser noticia porque se enfrentaba a perder sus dos trabajos. Habiendo cumplido 69 años, ha alcanzado la edad de jubilación para un académico, lo que significa el fin de sus funciones como académico en la Universidad de Aix-Marseille y como médico en el Hospital Universitario de Marsella.
Al respecto, François Crémieux, director general de Asistencia Pública-Hospitales de Marsella, y quien además gestiona todos los servicios sanitarios regionales, declaró que ante la crisis mundial «las instituciones no pueden estar sometidas a la presión de comportamientos irresponsables». «Debemos sanear el funcionamiento de nuestros hospitales. La renovación del personal y la adaptación a la crisis, nacional e internacional, es una urgencia absoluta», subrayó
Su tercer trabajo en el IHU Méditerranée, que ayudó a fundar, sí podrá conservarlo, pues no tiene una edad de jubilación obligatoria. Aunque dos consejeros han aprovechado la ocasión de su jubilación para convocar a licitaciones que lo sustituyan al frente del instituto. Las solicitudes del profesor Raoult para ampliar su contrato en el Instituto han sido rechazadas. Mientras que el anuncio para sustituirlo habla de “un investigador legítimo y carismático que sea reconocido por sus pares en el campo de las enfermedades infecciosas”.
En redes sociales sus partidarios están furiosos. Posicionaron como tendencia el hashtag #TouchePasARaoult (No toques a Raoult) en Twitter, y las acciones de las instituciones como un complot contra su héroe.
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