Juan Roig Alfonso renunció a cobrar parte de su sueldo y de los dividendos que le corresponden como presidente y máximo accionista de la cadena de supermercados Mercadona, para destinarlos a mitigar los efectos de la pandemia del coronavirus. En total, va a aportar casi 70 millones de euros a la sociedad.
En la presentación de los resultados de la compañía, antes de que se decretara el estado de alarma, ya advirtió que tanto él como la vicepresidenta de Mercadona, Hortensia Herrero, aumentarían su inversión en mecenazgo, de 50 a 76 millones, a través del Proyecto Legado en sus diferentes iniciativas: Emprendimiento, Formación, Deporte, Entretenimiento, Arte y Cultura.
«Las empresas tenemos que generar beneficio para compartir con la sociedad», dijo.
Desde que comenzara la crisis, Juan Roig ha estado implicado en la mejora de su servicio para que el abastecimiento fuera seguro para todos. Durante estos meses, aunque ha facturado más que nunca, ha ganado menos.
Patrimonio personal a la sociedad
Al presidente de Mercadona le correspondía este año un salario de 9,7 millones de euros (4,6 millones una vez descontados impuestos). Además, debería recibir por el dividendo percibido a cuenta de los resultados de 2018 de la compañía otros 65 millones de euros.
Juan Roig dedicará íntegramente estos 69,6 millones de euros de su capital personal a la sociedad española. En las cuentas remitidas al Registro Mercantil, Mercadona destacó que la retribución del empresario «es acorde con su liderazgo y experiencia personal y está en línea con la que se satisface en el mercado para compañías comparables».
En marzo, Mercadona decidió dar una prima a sus trabajadores para compensarles por el esfuerzo durante las primeras semanas de crisis. Les entregó una bonificación del 20% del sueldo (44 millones de euros en total).
«El verdadero éxito parte de la generosidad de compartir y poner al servicio de los demás los conocimientos y recursos de los que cada uno dispone», ha reiterado el propio Juan Roig.
Efecto en los beneficios
En marzo de este año, Mercadona redujo un 95% sus beneficios. La caída se debió a que los costes para hacer frente a la crisis sanitaria se incrementaron un 25%. Esto es 100 millones de euros más de lo previsto. Sin embargo, elevó un 14% la facturación, en un contexto marcado por la COVID-19.
Otras decisiones, como la necesidad de contratar personal de seguridad privada para controlar el aforo de sus tiendas y más transportistas para garantizar el suministro de sus establecimientos, al igual que el cierre de sus secciones de comida para llevar o el jamón al corte, han perjudicado sus resultados en marzo.
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