El empleo para los jóvenes en España es una causa de preocupación, por sus reducidas oportunidades laborales arrastradas en el tiempo. A veces aumentan las opciones y otras bajan, pero es una constante la limitada oferta de trabajos para ese segmento de la población. Este indicador adopta signos de alarma, en tres comunidades autónomas, porque sus jóvenes están abandonando sus estudios de secundaria por conseguir un empleo. Dentro o fuera de las fronteras del país.
Según los últimos datos de Eurostat, la tasa de desempleo de los menores de 25 años es cercana al 28% a finales de 2023, casi el doble de la media europea, que se sitúa en el 14,9%. Porcentaje que coloca a España dentro de la UE, como el país con mayor número de jóvenes sin empleo, por delante del 24,7% de Italia y el 22,1% de Suecia.
Esas cifras se traducen en una realidad compleja y dura para los jóvenes españoles, deseosos de aprovechar su ímpetu y vitalidad, en una actividad formal y remunerada. Algunos estudian y aspiran obtener un trabajo para pagar sus escuelas o universidades y, ayudar a sus familias. Pero esas intenciones se ven empañadas por el cerrado mercado laboral.
De acuerdo con los datos del sistema estadístico de la UE, los chicos españoles están dejando de lado su escolaridad para obtener un empleo. Para ello, escapan de sus comunidades en busca de oportunidades. Eurostat precisa, en el informe sobre Jóvenes y Mercado de Trabajo del Mintes, que el porcentaje de personas de 18 a 24 años que no continuaron su formación una vez finalizada la primera etapa de educación secundaria mantuvo una tendencia descendente.
Fuga de jóvenes en España en busca de empleo
Esta mejoría se observó desde 2008 y hasta 2021 cuando se alcanzó por primera vez el objetivo fijado en la Estrategia Europa 2020, con una tasa del 13,3%. Pero en 2022 la tasa de abandono temprano de la educación en España aumentó a 13,9%, 0,6 más sobre la tasa de 2021. En la Unión Europea ese valor se situó en 9,6% mientras en España esos números no parecen bajar.
Extremadura, por ejemplo, tiene la mayor proporción de residentes con un nivel educativo que no supera la primera etapa de Educación Secundaria Obligatoria. Específicamente un 54,5%, según los datos de la última Encuesta de Población Activa del Instituto Nacional de Estadística. Diez puntos más que la media nacional y 22 puntos más que la comunidad que se encuentra en el extremo opuesto: el País Vasco, donde sólo uno de cada tres no ha superado esa etapa educativa, reseñó El Mundo.
Castilla-La Mancha o la Región de Murcia muestran una situación similar, con 53,4% y 50,9% de sus residentes sin culminar estudios de secundaria. Estas tres comunidades autónomas, junto con las ciudades de Ceuta y Melilla, son los únicos territorios en España en los que más de la mitad de la población no tiene ni la ESO. ¿La culpa es la falta de empleo?
Estas mismas zonas son las que presentan en el mapa de España una menor cuota de personal cualificado. Tan sólo el 34% de los castellano-manchegos y los extremeños que viven en sus comunidades de origen cuenta con Formación Profesional o estudios universitarios. Mientras que esa proporción es del 34,5% en Ceuta; 34,8% en Melilla y 35,2% en la Región de Murcia. En contraposición, el País Vasco destaca por ser la que tiene más cuota de población ‘altamente’ cualificada, con 55%.
Educación y empleo, una conexión directa
Extremadura y Castilla-La Mancha son dos de los territorios de los que salen más jóvenes de entre 20 y 34 años para emigrar a otras comunidades de España. Estas regiones son las que pierden sistemáticamente más población joven, junto a Andalucía y Castilla y León.
Las salidas de estos jóvenes se producen tanto para acabar la etapa formativa como para encontrar un empleo en cualquier otro destino de España. Este sector asume que encontrarán más oportunidades profesionales en grandes ciudades en las que hay más concentración empresarial. Como en Madrid, Cataluña, Baleares y Canarias.
En lo que respecta al paro juvenil que en el conjunto del país se sitúa todavía en un abultado 27,7%, este es especialmente alto en las regiones con menor nivel educativo. Existe una conexión entre el nivel educativo de la población y el de desempleo. Melilla, Ceuta y Extremadura se encuentran entre las comunidades autónomas con tasas de paro más elevadas del país (del 32%, 29% y 17,6%), junto a Andalucía con un 17,8%.
Caso especial tiene Extremadura. La población con edades comprendidas entre los 15 y los 24 años es de 107.700 jóvenes. Y se mantiene estable en 2022 respecto al año anterior, al igual que su número de activos (30.600 jóvenes) y de inactivos (77.100 jóvenes). En el periodo 2012-2022, la comunidad pierde población joven de forma más que significativa, son 20.900 menos que a inicios del período, un 16,3% menos. Esta merma es mucho más intensa que la que se produce en la UE (-5,8%), o en la Zona euro (-1,4%). Entre tanto, en España su número se incrementa (7%).
Estos veinte mil jóvenes abandonan la comunidad en busca de oportunidades.
Se reduce la brecha de los ‘ninis’
No todas las noticias son preocupantes sobre los jóvenes en España, en cuanto a empleo y formación. El país consiguió reducir la proporción de jóvenes de 15 a 29 años que ni estudian ni trabajan, los llamados ‘ninis’. En más de 10 puntos en la última década, lo que supone que han pasado de ser el 22,5% del total en 2013 al 12,3% en 2023. Una mejora que no ha permitido abandonar la cola de la Unión Europea.
Según los datos publicados por Eurostat y recogidos por El Mundo, la media de ninis de esta edad en la UE se sitúa en el 11,2%. Todavía por encima del 9% que se ha marcado como objetivo el bloque para el año 2030.
Los países con más proporción de ninis son Rumania (con un 19,3%), Italia (16,1%), Grecia (16%), Bulgaria (13,8%) y Chipre (13,8%), a los que sigue España. Mientras que en los mejores puestos de la clasificación se sitúan Países Bajos (con tan sólo un 4,8% de ninis en esa franja de edad), Suecia (5,7%), Malta (7,5%), Eslovenia (7,8%) y Luxemburgo (8,5%), que ya han alcanzado el objetivo de 2030.