Ha recorrido el mundo preparando y entregando comida a miles de personas devastadas por crisis climáticas y conflictos armados
En medio de las tragedias siempre hay un rayo de luz y un mundo de historias fantásticas que alegran corazones en momentos de dolor. Niños y abuelos salvados, proezas de bomberos, voluntarios que socorren a los desprotegidos, perros rescatistas. Y, un benefactor que se hace presente, con comida abundante, sabrosa y caliente en los lugares devastados por diversos motivos: es José Andrés, el reconocido chef español que estuvo en la Comunidad Valencia, bajo las penurias de una fulminante DANA.
José Andrés a secas. No hay lugar para preguntar y ¿cuál es su apellido? Este ángel gastronómico se mueve en muchas esferas. Una de ellas, la alta cocina, los grandes restaurantes, los líderes y famosos con los que alterna. La otra, por simplificar, es más cálida, solidaria y urgida cuando se moviliza para ayudar a personas que viven catástrofes climáticas, conflictos armados, circunstancias de alto peligro. Ahí está José Andrés.
El cocinero asturiano ha sido propuesto varias veces al Premio Nobel de la Paz por el trabajo que despliega de proporcionar comidas a los desamparados con su ONG World Central Kitchen. Ha sido reconocido también como una de las 100 personas más influyentes del globo por la revista Time, en 2012 y 2018. José Andrés ha coordinado y desplazado a centenares de cocineros y voluntarios para servir alrededor de 25 millones de comidas a miles de personas afectadas por desastres naturales.
Posee dos estrellas Michelin por su minibar de degustación de vanguardia en Washington, DC, además de cuatro Bib Gourmands. Y aunque se le ve de arriba abajo con su proyecto humanitario, este internacional chef cuenta con 31 restaurantes repartidos entre Estados Unidos, España, Ciudad de México y las Bahamas. Emplea a más de 3 mil personas.
José Andrés, mucho más que un chef
Los inicios de esta agitada labor humanitaria del chef José Andrés los ha contado muchas veces. Pero él está acostumbrado a recordarlo. “Todo empezó en 2010 después de que un fuerte terremoto devastara Haití”, dice. “Cocinando junto a los desplazados, me encontré aprendiendo a cocinar frijoles negros como ellos los querían: aplastados y tamizados en una salsa cremosa. La comida no solo libra del hambre. Es un plato de esperanza. Te dice que en tu hora más oscura, alguien en algún lado se está preocupando por ti. Este es el verdadero significado de la ‘comford food’. Es el motivo por el cual hacemos el esfuerzo de cocinar en crisis”.
Volvió a Haití a doblar sus esfuerzos en la isla después de otro terremoto en 2021. En ese país ya habían levantado una escuela de cocina dirigida por el chef local Mi-Sol-Chevalier. Cuenta que “la política de trabajo de la ONG también se basa en la máxima del pez y enseñar a pescar. “Nosotros no solo enviamos los ingredientes y esperamos que la gente se las arregle”.
Tampoco lanzamos comida gratis en una zona de desastre, relata el chef. “Buscamos y contratamos localmente a personas en todos los lugares en los que podemos, para ayudar a reavivar la recuperación económica a través de la comida. Después de un desastre, la comida es la manera más rápida de reconstruir nuestro sentido de la comunidad. Podemos poner a la gente de vuelta al trabajo preparándola, y podemos reunir vidas luchando contra el hambre. A dar ánimos y fuerzas”.
Un plato de amor y esperanza
El trágico paso de una DANA por la Comunidad de Valencia dejó al menos más de 220 muertos, cuantiosos destrozos y una tarea ardua de recuperar lo aniquilado. José Andrés, el chef benefactor, se trasladó con su equipo de WCK a las localidades asoladas. Se mostró emocionado de ver cientos de voluntarios de zonas vecinas dispuestas a colaborar. “Ninguno ha aceptado un bocado ni un platillo. Dicen que se los demos a los que realmente lo necesitan. Esa es España”, cuenta conmovido en muchas entrevistas que circulan en las redes sociales.
Desplegó sus cocinas y equipamientos en 54 puntos de reparto. No solo ofrecieron cerca de 25.000 comidas calientes y unos 8.000 bocadillos y frutas diarias. También bombas de aguas a la Unidad Militar de Emergencias y mantas. Andrés agradeció a las autoridades por su receptividad y al Hotel Meliá por acoger camiones -cargados de alimentos- dotaciones varias y personal de WCK en su labor solidaria.
Andrés cocinó una paella gigante -con 150 raciones- en la Plaza Mayor de Llocnou de la Corona, el pueblo más pequeño de España, entre Sedaví y Alfafar, donde la DANA dejó una huella importante en sus casas. Muchas de ellas habitadas por personas mayores, acabando con gran parte de los enseres, muebles, camas, televisores. Además de la alcaldesa, Paqui Llopis, vecinos afectados, unos 30 militares del destacamento de Badajoz se quedaron a cenar. Una vez que culminaron los trabajos de limpieza.
Más de una semana compartió Andrés con las familias afectadas en Valencia. Se reunió con Jaime Serra, fundador y presidente del Banco de Alimentos de Valencia, y unieron esfuerzos para repartir cajas con alimentos no perecederos básicos, frutas y verduras entre la población arrasada, y que para el momento, no había comercios abiertos.
Peligros y muertes en las labores humanitarias
El trabajo humanitario de la ONG de José Andrés presenta altos riesgos. En el conflicto armado Israel-Palestina, sus colaboradores se trasladaron a la zona de colisión para proveer de alimentos a refugiados y desplazados.
En abril de 2024, siete trabajadores de World Central Kitchen, murieron en la Franja de Gaza por un ataque aéreo israelí. El primer ministro, Benjamín Netanyahu, reconoció que su Ejército estuvo detrás del ataque. Entonces aseguró que «no fue intencionado» ante las críticas internacionales.
La ONG suministró la ayuda que llegó por barco a Gaza desde Chipre, en un corredor marítimo humanitario puesto en marcha ante los obstáculos de Israel a la llegada de ayuda por tierra para los más de dos millones de personas del enclave.
Tras el ataque, la organización suspendió sus operaciones en la región. Según WCK, los trabajadores viajaban en dos vehículos blindados con su logo y en un tercer vehículo sin blindaje.
Antes y con apenas 24 horas de iniciada la guerra de Rusia en Ucrania, el equipo de WCK, comandados por el chef José Andrés, llegaron a la zona fronteriza de Polonia con Ucrania. Además de alimentar a los exiliados, han logrado colaborar con varios restaurantes de Ucrania para poder alimentar a quienes se han quedado, en Odessa y Leópolis. Después se trasladaron a Rumanía, Moldavia, Eslovaquia y Hungría.
José Andrés se toma muy en serio su profesión de chef y su actividad incesante de ayuda humanitaria en España y en EE UU, donde tiene residencia y nacionalidad. De tender la mano al prójimo en situaciones de calamidades. Su trayectoria desde 2010 a la fecha es muy amplia.
Ayuda en medio de crisis ambientales
Ha colaborado a nivel global en un centenar de países. Su ímpetu no conoce fronteras. Andrés ha estado en Petrópolis. Un barrio montañoso de Río de Janeiro afectado por inundaciones y avalanchas de lodo que destruyeron hogares y edificios históricos y acabaron con la vida de docenas de personas. En Puerto Rico, después del paso del huracán María en 2017. Sirvieron más de dos millones de comidas en el primer mes y desarrolló la instalación de una matriz de hidropaneles en un invernadero de San Juan para proporcionar agua potable.
También en Madagascar, una vez ocurrida la devastación del ciclón Batsiria. Y en Tonga, La Palma y San Vicente y las Granadinas. A estos tres puntos del mapa el equipo de WKC se desplazó después de que en cada una de ellas una erupción volcánica provocara un desastre natural de graves consecuencias humanitarias.
En Tonga distribuyeron 2.9 millones de kits de higiene y comida y unas 68.000 comidas, a la vez que consiguieron que 12 restaurantes locales se pusieran de nuevo en marcha. En La Palma se han asociado con el restaurante del chef Serafín y con Coplaca, una cooperativa platanera. Y en San Vicente y las Granadinas, que lleva sufriendo estragos volcánicos desde 1978, consiguieron entregar unas 8.000 comidas diarias en más de 50 localizaciones.
Entre incendios y huracanes
José Andrés, el chef y filántropo, posee un equipo de personas y expertos no solo en gastronomía y nutrición sino en logística, salvamento, protección ciudadana. WCK se ha trasladado a algunas de las zonas que han sufrido catástrofes naturales en Estados Unidos, reseña la revista Vanity Fair. Así ocurrió tras la fuerte nevada en Colorado, el tornado que arrasó Kentucky y el huracán en Louisiana en 2021. También en California con los incendios, en la isla grande de Hawai por una erupción volcánica. Y Carolina del Sur después del huracán Florence y en Houston tras el huracán Harvey.
No solo se han enfrentado a las consecuencias de desastres naturales, sino también a la crisis de refugiados provenientes de México, lo que les ha llevado a Tijuana y a Brownsville y Del Río (Texas), y también a las víctimas del covid en 400 ciudades a lo largo del país y también en…
José Andrés ha socorrido a los habitantes de Filipinas, Afganistán, Canadá, Indonesia, República Dominicana y la India. También en Nicaragua, Perú, Cuba, Guatemala, Honduras, Costa Rica, Uganda, Zambia y Camboya. En la frontera Venezuela-Colombia. La crisis de refugiados venezolanos hizo que WCK sirviera más de tres millones de comidas en Venezuela. Y levantó 13 locales para cocinar en Cúcuta, así como millón y medio de comidas servidas en Colombia (unas 20.000 al mes).
Estuvo en Bahamas, después de Dorian, el huracán de cateogría 5 que devastó el país, muchas ciudades quedaron sin electricidad ni agua y con sus comunicaciones cortadas durante semanas. WCK proveyó asistencia en las islas Abaco, en Nasau y en Grand Bahama. En total tres millones de comidas servidas, suministros y agua llevada a la zona gracias al apoyo de más de 4.000 voluntarios.
Atención al equipo
José Andrés comenzó a trabajar como voluntario en la organización sin fines de lucro DC Central Kitchen en sus primeros años en Washington, DC. Desde entonces, ha tenido una relación a largo plazo con DC Central Kitchen y otras organizaciones locales que buscan empoderar a las personas y comunidades a través de los alimentos.
Asimismo, el Grupo José Andrés está comprometido con su equipo y ha creado el Fondo Familiar ThinkFood, cuya misión es apoyar a sus empleados y sus familias en momentos de necesidad.