Los partidos políticos deben dejar atrás sus diferencias y conjurarse contra el cambio climático. España ha ideologizado el cambio climático y tiene mucho que perder si no actúa rápidamente para preservar el medio ambiente y luchar contra el calentamiento global. En Europa no ocurre esto. A Al Gore, Premio Madre Tierra de Cambio16, le gusta decir que somos la primera generación que cuenta con las herramientas para luchar contra el cambio climático, pero la última que tendrá oportunidad de hacerlo. La siguiente llegará tarde.
¿Qué es lo que más le preocupa a The Climate Reality Project de la emergencia climática?
Lo más preocupante es que los hechos van a una velocidad y la percepción que tenemos de ellos a otra muy distinta, mucho más lenta. Comprobamos cómo las peores consecuencias del cambio climático que anunciaban los científicos ya están aquí, mientras que los políticos y la opinión pública abordan la amenaza con mucha calma. Y el problema es que no tenemos tiempo: se nos acaba el tiempo. Y es urgente. Hay una emergencia climática que realmente nos urge a que seamos conscientes de que se trata de la mayor amenaza que se ha cernido nunca sobre el ser humano y que tenemos pocos años para enfrentarnos a ella y tratar de tener una oportunidad de éxito.
«Solo hay un clima, solo hay un planeta«
¿Y dónde se encuentra el eslabón más débil?
En realidad son muchos eslabones. El problema del cambio climático es que viene provocado por un calentamiento, un aumento de la temperatura. Digamos que la emisión de gases de efecto invernadero aumenta el efecto invernadero en sí y, por lo tanto, la cantidad de energía que se queda atrapada en la atmósfera es mayor. En consecuencia, hay un elemento que es el agua que acompaña todo el ciclo. Ese calentamiento está afectando al agua de los océanos provocando que se evapore mucha más agua.
Los huracanes y las tormentas son más intensos y el nivel del mar sube. Además, cuando el agua se evapora, llueve de forma mucho más torrencial y se producen fenómenos meteorológicos extremos, como las inundaciones. Pero hay más: ese mismo aumento de temperatura que está haciendo que se evapore el agua del mar y llueva más, también provoca que el agua se evapore, las sequías sean mucho peores y los incendios aparejados a esas sequías sean también mucho más virulentos. Es como si tuviéramos una serie de fichas de dominó y todas estuvieran conectadas unas con otras.
¿Qué está pasando en Australia? El humo de los incendios le dio la vuelta al mundo…
Esto evidencia que no hay climas; solo hay un clima, solo hay un planeta y lo que afecta a una parte del planeta acaba llegando a otra parte. Lo que ha pasado en Australia es básicamente un aumento muy grande de las temperaturas unido a una sequía muy prolongada, lo cual provoca que la naturaleza estuviera muy seca y con alta temperatura.
«No normalicemos la emergencia climática»
Desde luego, no es muy alentador. El año 2019 fue el de mayor calentamiento de las aguas de los océanos.
Y fue el segundo año más caluroso desde que tenemos registros a nivel mundial. En España, la década más calurosa que hayamos tenido nunca fue la última. Vamos batiendo récords, uno detrás de otro.
Es decir, la emergencia climática no es un eslogan, sino una realidad…
Y muy urgente. Cualquier ciudadano puede comprobar mirando por la ventana que ya no hace el mismo frío que antes en invierno; que cuando llueve lo hace de forma mucho más torrencial, que cuando vienen las olas de calor duran más tiempo y la temperatura es más alta. Lo vemos en nuestro día a día y lo que es fundamental es que no lo normalicemos porque no es una situación normal.
Y al calentamiento global hay que sumar la contaminación por plásticos.
Son hechos colaterales de nuestra forma de vida. El calentamiento global sería la mayor de las manifestaciones que provoca un cambio climático. ¿Pero por qué se provoca ese cambio climático? Realmente es porque nuestra forma de vida está basada en la quema compulsiva de combustibles fósiles y en el consumo de otros productos también de forma compulsiva como si el planeta no tuviera fin, como si el planeta creciera con nosotros. Y el planeta es uno y es finito. El problema que tenemos es que, igual que consumimos y quemamos carbón, también consumimos y quemamos plásticos, extraemos metales y luego los tiramos y cogemos más.
«Estamos empezando a jugar con fuego»
Según me comentó Al Gore en la COP25 en relación a la atmósfera, lo que sucede es que, cuando uno mira al cielo, cree que es infinita. Luego me enseñó una foto en la que se aprecia que se trata de una capa muy fina. Dice que su extensión se equipara a la distancia que puede recorrer un coche en diez minutos. Los elementos contaminantes equivalen a medio millón de bombas como la que se lanzó sobre Hiroshima…
Es que cada día estamos lanzando a la atmósfera 110 millones de toneladas de CO2 como si fuera un vertedero sin fin. Y esa es nuestra forma de funcionar, pero la atmósfera es solo una capa finita. Por ponerte un ejemplo: si tuviéramos una pelota de playa que representase a la Tierra y le aplicáramos con un espray una capa de bronceador, esa capita sería la atmósfera. Es muy fina y en realidad no estamos afectando a la Tierra, sino a una parte de ella que es la atmósfera.
Que proporciona el oxígeno…
Y que hace una cosa fundamental que es el denominado efecto invernadero bueno porque la atmósfera captura parte del calor que viene del Sol y lo guarda y eso hace que la Tierra pueda estar de media a 15 grados centígrados. En Marte, por ejemplo, no hay atmósfera con lo cual todo el calor que viene del Sol, lo pierde. Marte está a -55 grados y, en cambio, Venus, que es un planeta que tiene muchísima más atmósfera, tiene un efecto invernadero brutal y alcanza los 450 grados de temperatura media.
Yo sé que llegado este momento siempre hay alguien que dice a modo de explicación que Marte está más lejos que el Sol y que Venus está más cerca, pero Mercurio, que está más cerca que Venus del Sol, no tiene atmósfera y es mucho más frío. Luego la diferencia no es tanto la cercanía o lejanía del Sol como el tener la atmósfera justa, ni mucha ni poca, y eso es lo que tenemos que ver y que estamos empezando a jugar con fuego.
«Tenemos una ventana de ocho años»
De ahí la necesidad de revertir el daño conscientes de que pese a la emergencia climática, aún estamos a tiempo. ¿Cuántos años nos quedan?
El Panel Intergubernamental de Cambio Climático de las Naciones Unidas y todos los expertos científicos que trabajan en este tema lo que nos dijeron en julio, cuando lanzaron el último informe, es que tenemos una ventana de ocho años no para revertir –por desgracia revertir es ir para atrás–, sino para frenar los peores efectos.
¿A lo más que podemos aspirar es a detener el proceso?
Detenerlo y que no vaya a más y, sobre todo, que esto que llamamos el cambio antropogénico, es decir, generado por el ser humano, no entre en un cambio natural. Por poner un ejemplo muy claro: en la Antártida, en el Polo Norte, en Alaska o en Siberia hay zonas congeladas. Si Alaska y Siberia se empiezan a descongelar, lo que llamamos el permafrost, hay gran cantidad de metano congelado que empezará a salir de forma automática y dará igual que nosotros no emitamos nada. Será la propia Tierra la que entre en un ciclo de emisión y nos lleve a un aumento de temperatura mucho más grande. Por eso, los próximos ocho años constituyen el plazo, antes de 2030. Eso no quiere decir que pensemos que tenemos hasta 2030 para hacer los deberes.No, hay que actuar ya para tener una posibilidad de haber hecho los deberes en 2030.
«¿Soy parte del problema o de la solución?»
¿Qué faltó en la COP25 para estar en el camino de alcanzar esos objetivos a ocho años vista?
Yo creo que faltó ambición y faltó responsabilidad. Faltó responsabilidad por parte de algunos líderes políticos que prefirieron el actuar a corto plazo y no ver las necesidades de su propio pueblo a medio y largo plazo. No voy a señalar a ningún país en concreto, pero lo triste es que dentro de 50 años la historia juzgará a todos esos políticos. Y veremos cómo eran pequeños ratoncitos que preferían ser cabeza de ratón que cola de león, que preferían su beneficio a corto plazo, electoralismo de corto recorrido, antes de lo que realmente debe hacer un político: velar por el bien de su pueblo.
¿Y qué puede hacer la sociedad que deja todo en manos de los políticos a los que es preciso presionar para que actúen en consecuencia?
Al Gore afirma que es necesario el compromiso de los políticos y también dice que no solamente las energías son renovables: la voluntad política también con procesos electorales cada cuatro años. Los políticos, al final, o se suman a ser parte de la solución o hay que cambiarlos. Y ahora viene la población. Está bien que exijamos a los políticos decisiones, que declaren la emergencia climática, que desarrollen infraestructuras, objetivos a medio plazo… Pero eso no puede ser una excusa para delegar nuestra responsabilidad. Cada uno de nosotros tenemos una responsabilidad y cada uno de nosotros tenemos que decidir si vamos a ser parte del problema o parte de la solución. Y hay una cosa: podemos engañar a todo el mundo menos a una persona; a nosotros mismos.
Yo no puedo engañarme a mí mismo. Lo que sugiero a los ciudadanos es que se miren al espejo y se pregunten: ¿estoy siendo parte del problema o estoy siendo parte de la solución? Que si tienen hijos, vayan a sus hijos, les miren a la cara y piensen qué les van a responder dentro de 20 años cuando sus hijos les pregunten: ¿tú qué hiciste? La pregunta te la harán dentro de 20 años, pero el momento para plantear la respuesta es ahora: soy parte del problema o soy parte de la solución.
«Tenemos la palanca para cambiar el mundo»
En el I Congreso Internacional de Sostenibilidad Medioambiental (CISM), organizado por Cambio16 y celebrado a finales de año, distribuimos una pulsera identificativa cuyo lema es «¡Madre Tierra! Juntos podemos salvarla». El problema no es solo de los políticos o de las empresas, es de todos y entre todo debemos encontrar una salida.
Así es y voy a poner un ejemplo basado en la movilidad. Yo puedo ir y comprarme un coche de 400 caballos, que tenga mucho reprís y que vaya de 0 a 100 km en tres segundos y medio. O puedo decidir que no compro un coche o que compro un coche eléctrico. Si yo tomo la decisión, no va a haber ningún cambio, pero si millones de personas adoptan la misma decisión automáticamente eso es una señal al mercado y el mercado se reorienta rápidamente.
Dicho en el ámbito de la política: si yo pido a mi político –al que sea, al que tenga en mi pueblo– que quiero que potencie las energías renovables en los tejados de las casas y yo lo hago, no pasa nada. Si lo pedimos unos cuantos miles de vecinos, ya verás qué rápido el político, que tiene muy buen olfato, se reorienta y lo hace. ¿Quiénes tenemos la palanca para cambiar el mundo? Nosotros. ¿Quiénes tenemos la responsabilidad? Nosotros.
«España ha ideologizado el cambio climático»
¿Qué consecuencia va a tener para España la declaración gubernamental de emergencia climática?
Es un buen paso, un buen primer paso. Es un paso adelante en la dirección correcta. Ahora bien, hay que ver si esa declaración de emergencia climática sigue a la que se llevó a cabo durante la COP, que declaró la emergencia climática en Europa, y lo digo por los que piensan que la cumbre no sirvió para nada. Esas emergencias climáticas son llamadas de alarma. Ahora hay que coger el extintor y apagar el fuego, es decir, está bien que llamemos a la emergencia, pero hay que ver qué recursos, qué políticas, qué acciones se llevan a cabo. Una primera acción la vamos a tener rápidamente. se trata de la nueva Ley de Cambio Climático, que nos va a mostrar cómo de seria es esta emergencia climática.
Además, hago desde aquí un llamamiento que creo que es importante: no podemos hacer que la lucha contra el cambio climático tenga ideología política, porque el cambio climático no tiene ideología, no es ni de izquierdas ni de derechas. España ha ideologizado el cambio climático, pero en Alemania o Gran Bretaña las políticas de cambio climático no tienen nada que ver con tu ideología porque, al final, si llueve, si hace sol, si deja de llover o si hay un incendio en un bosque es algo que afecta a mucho más que a mis ideas políticas.
«España es el país de Europa que más tiene que perder»
En Estados Unidos, a pesar de que Donald Trump niega el cambio climático, el 75% de los republicanos está preocupado por el calentamiento global porque es una cuestión que nos afecta a todos.
Es como decir: yo niego la ley de la gravedad. Me parece muy bien, pero la realidad es la que es. La oportunidad de oro que tenemos en España es que por una vez los partidos políticos dejen de lado sus diferencias y se alineen en el reto de la lucha por la emergencia climática. España es el país de Europa que más tiene que perder si no se actúa rápidamente. Somos la frontera norte del Sahara, el país que está más al sur y, por lo tanto, en el que las temperaturas y los efectos climáticos van a golpear más fuerte. Tenemos que actuar ya y tenemos que actuar todos juntos.
¿El camino hacia la sostenibilidad pasa por la economía circular?
Es una manera distinta de relacionarnos con el planeta y con el día a día. Es una forma de consumir diferente, no de consumir, sino de utilizar. Basar la forma en la que nos desenvolvemos de una manera menos impactante, que el éxito no sea poseer, sino disfrutar. Es un cambio de paradigma. No es más feliz el que tiene cinco Maserati en el garaje. Lo que disfrutarás es al conducir. ¿Es necesario poseer parte de la Tierra para ser más feliz? Tengo serias dudas.
«No pienses en ti, piensa en tus hijos»
Bueno, es el nuevo estilo politics slow, option slow, fashion slow… Todo lo que ahora dicen que es una forma lenta de disfrutar la realidad. El estilo slow…
Yo diría que es una forma profunda de disfrutar la realidad. En realidad es eso: el problema no es que sea rápido, sino que es superficial. Es más importante que sea profundo y, sobre todo, que sea consciente. Debemos ser conscientes del impacto que supone nuestro día a día. Del impacto que supone el que yo decida ir a Barcelona en avión o en tren. Son opciones que yo tengo en la mano. Y que además desde un punto de vista racional podría decidir, pero lo que tengo que ser es consciente de que esa decisión tiene un coste para el medio ambiente y esta tiene otro. Y eso solo depende de mí.
No se trata de buscar culpables, porque todos hemos sido contaminantes en una medida u otra. Tenemos que transformarnos lo más rápido posible hacia la sostenibilidad. Todos. Desde el gran empresario que contamina mucho hasta cada uno de nosotros en nuestras casas.
Es que el gran empresario o el político tiene hijos. Por eso, yo siempre hago este llamamiento: no pienses en ti, piensa en ellos. Y piensa que, por desgracia, este problema no es un problema de nuestros nietos, es un problema que viviremos nosotros y nuestros hijos. Y hay una cosa que es cierta –esto lo dijo Obama hace poco, pero antes yo recuerdo habérselo oído a Gore–: somos la primera generación que tenemos las herramientas para hacer frente al cambio climático, pero somos la última que tendrá la oportunidad de hacerlo. La siguiente seguirá teniendo las herramientas, pero ya llegará tarde.
«Ejerzamos el poder de nuestra compra»
Al Gore dice que las soluciones ya están. Solo tiene que existir voluntad para financiarlas y para que el consumidor ejerza su voto a la hora de consumir. Todos los días tomamos decisiones en ese sentido.
Y la capacidad que tenemos es brutal. Yo puedo ir a mi supermercado y cuando me ofrezcan el jamón cocido en una especie de gran blíster de plástico, decir: ¡Ah! ¡No! Si lo tuvieran ustedes envuelto en papel de estraza lo compraría. Te aseguro que el supermercado cambia si ejercemos el poder de nuestra compra. Hay que utilizarlo y utilizarlo correctamente. Y, en este caso, utilizarlo rápidamente.
Italia acaba de incorporar en el currículum estudiantil la asignatura del cambio climático. ¿No es hora ya que en España integremos esta formación para que los alumnos estén mejor preparados que nosotros?
Que se integre como una asignatura propia o que se haga de forma transversal. En Climate Reality todos los días impartimos conferencias en institutos y colegios donde nos llaman para que, en una charla gratuita, alguno de los 300 voluntarios explique de qué va. Curiosamente, los profesores son los que más nos lo agradecen, no ya por los alumnos, sino también por ellos mismos. ¿Por qué? Porque es abrir los ojos a que muchas de las cosas que están haciendo tengan sentido. Así está sucediendo en temas como el del reciclaje, entre otros, que los padres aprenden de los hijos. Le hemos dado la vuelta al sistema de aprendizaje.
Sostenibilidad como garantía de inversión
¿No habría que explicar también a la sociedad que no hay que tenerle miedo a la sostenibilidad, al cambio que va a generar beneficios?
Ya los está produciendo. Desde hace ya cuatro años, por ejemplo, las energías renovables crean más empleos que las fósiles y es un mejor negocio. De hecho, los fondos de inversión internacionales hace ya tiempo que no están invirtiendo en energías fósiles, no porque sean ahora más ecológicos, sino porque es peor negocio. Afortunadamente, estamos en un momento idóneo.
BlackRock, que es la gestora de fondos de inversión más grande del mundo, le impuso a sus directivos invertir en empresas sostenibles o forzar a las empresas que están en su portafolio a la transformación.
¿Pero por qué? No solamente porque sea una mejor inversión, más rentable a corto plazo, que lo es es, sino porque aquella inversión que a largo plazo no sea sostenible no tiene futuro porque la sociedad no la va a permitir. Entonces estás apostando el dinero a un caballo que sabes que va a morir. El tiempo es finito. Es hoy, es ahora y es aquí. Tenemos en la mano la mayor oportunidad para mejorar la vida de todos, asegurando la de nuestros hijos e hijas.
Para contactar con The Climate Reality Project puede escribir al mail contacto@climatereality.es
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