Las medidas de la OMS (Organización Mundial de la Salud) para contener el coronavirus COVID-19 se han convertido en un guión de hierro para el mundo. Sin embargo, algunos e importantes líderes las han desafiado en forma abierta. El primer ministro de Reino Unido, Boris Johnson, el presidente de los Estados Unidos, Donald Trump y el mandatario de Brasil, Jair Bolsonaro, se han convertido en los más icónicos.
Este miércoles, el mundo se hizo eco de que el heredero al trono del Reino Unido, Carlos de Inglaterra, dio positivo en las pruebas de coronavirus. En el escueto comunicado donde se indica que está bien de salud, que sigue trabajando desde casa y que la duquesa de Cornualles, Camilla Parker-Bowles, también fue sometida a pruebas pero no tiene el virus, llama la atención uno de sus párrafos:
“No es posible determinar dónde obtuvo el contagio el Príncipe, dado el elevado número de eventos en los que ha participado en las últimas semanas”.
En su página oficial se puede ver su asistencia el 12 de marzo a una recepción y cena en ayuda a la recuperación de Australia después de los devastadores incendios forestales de finales y comienzos de año. También su presencia en los premios anuales Prince’s Trust Awards en el London Palladium.
Tonight, The Prince of Wales is attending a dinner in aid of the Australian bushfire relief and recovery effort, hosted by The Lord Mayor of the @cityoflondon. pic.twitter.com/Ooj2NgPfGO
— Clarence House (@ClarenceHouse) March 12, 2020
Johnson ante las medidas de la OMS
Mientras muchos países del mundo tomaron medidas de confinamiento por los estragos que estaba causando el coronavirus COVID-19, Reino Unido había apostado a una estrategia diferente. Por el impacto que tendría el aislamiento de los ciudadanos con el consecuente cierre de empresas e industrias, Johnson optó por privilegiar la economía. No impuso restricciones en la movilización de las personas, a excepción de si se dirigían a algunas zonas de España e Italia muy afectadas por la pandemia.
Su apuesta fue «suavizar la curva del coronavirus para que el pico de contagios se produzca dentro de un par de meses», asumiendo que esto podría conllevar a un número importante de fallecimientos, sobre todo en los sectores vulnerables: ancianos y enfermos crónicos.
Al sucesor de Theresa May no le fue difícil escoger entre proteger a la economía o la población. No obstante, el incremento en el número de contagiados (más de 8.000) y de fallecidos (422) le obligó a redireccionar su estrategia. Desde este lunes Reino Unido inició un estricto confinamiento.
Donald Trump listo para empezar en Pascua
Pese a que el brote del coronavirus sigue tomando cuerpo en Europa, países como Sudáfrica y la India están iniciando su aislamiento, en Latinoamérica las restricciones continúan imponiéndose y en los Estados Unidos los científicos consideran que el brote seguirá disparándose, Donald Trump sigue haciendo anuncios públicos con base en lo que él cree o quisiera.
«El 12 de abril es una buena fecha para que EE UU esté listo para empezar. Pensé que es un momento hermoso (Semana Santa). Una cronología hermosa. Que el país esté abierto y listo para empezar en Pascua”, dijo Trump cuando este martes en rueda de prensa se le preguntó por la posible fecha. También aclaró que todo ha sido su idea, no la de sus expertos.
Trump fue uno de los primeros líderes en restarle importancia a los efectos que pudiera tener el coronavirus, al que calificó como no más peligroso que la gripe. Anthony Fauci, jefe de enfermedades infecciosas en los Institutos Nacionales de Salud y miembro de su grupo de trabajo, dio de inmediato una respuesta contundente: “Esto es 10 veces más letal que la gripe estacional”.
También el mandatario afirmó que no le preocupaba haber tenido una exposición directa al virus. Y no le importó, a pesar de que la OMS pidió evitar el contacto directo, estrechar las manos de otros y participar en eventos grupales.
El presidente Donald Trump dijo este martes que suponía que para comienzos de la semana próxima se estarían cumpliendo 15 días de sus medidas de aislamiento voluntario. “Evaluaremos en ese momento y les daremos más tiempo si necesitamos un poco más. Tenemos que abrir este país”.
Bolsonaro: «Una gripecita, un resfriadito»
Poco le preocupa al mandatario de Brasil que en el mundo haya casi 500.000 contagiados y el número de fallecidos se acerque los 20.000. Tampoco que la OMS insista en el confinamiento como medida clave para contener el coronavirus. Continúa calificando a la COVID-19 de «gripecita» y critica el aislamiento.
En una cadena de radio y televisión, Jair Bolsonaro pidió dejar atrás el «concepto de tierra arrasada».
«El virus llegó y en breve pasará», manifestó el líder de la ultraderecha brasileña. Sostuvo que la «vida debe seguir», los «empleos tienen que ser mantenidos» y el «ingreso de las familias tiene que ser preservado».
38 milhões de autônomos já foram atingidos. Se as empresas não produzirem não pagarão salários. Se a economia colapsar os servidores também não receberão. Devemos abrir o comércio e tudo fazer para preservar a saúde dos idosos e portadores de comorbidades. https://t.co/m2Bk28LunH
— Jair M. Bolsonaro (@jairbolsonaro) March 25, 2020
Rechazó la decisión del gobernador de Sao Paulo de declarar en cuarentena a toda la población, de «la prohibición del transporte» y del «confinamiento en masa».
«No hay por qué cerrar escuelas», dijo mientras los golpes a las cacerolas reflejaban el abierto rechazo hacia sus declaraciones.
Explicó que era contradictorio no abrir los centros educativos cuando los más afectados por la pandemia son los mayores de 60 años.
«En mi caso particular, en el caso de que fuera contagiado, no precisaría preocuparme, porque sería una gripecita, un resfriadito», apuntó Bolsonaro, de 65 años, quien ya había calificado la crisis de la enfermedad como una “fantasía de los medios o histeria colectiva”.
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