Por Paz Mata
11/05/2016
Después de 40 años, John Travolta regresa a la televisión y lo hace con El pueblo contra O.J. Simpson: American Crime Story. La serie (aún no hay fecha de emisión en España), basada en el best seller de Jeffrey Toobin, The run of his life, consta de diez episodios y está producida por el veterano realizador Ryan Murphy y el propio Travolta, quien interpreta a Robert Saphiro, uno de los abogados que defendieron a la leyenda del fútbol americano. Simpson cayó en desgracia tras ser acusado de asesinato de su exesposa, Nicole Simpson.
Su famosa huida por las autopsias de los ángeles, perseguido por decenas de coches de policía, fue el inicio del gran espectáculo mediático en el que se convirtió su captura y el proceso judicial. Entrevistamos a John Travolta en Los Ángeles para hablar de su nueva incursión en la pequeña pantalla y su posible vuelta al género musical.
Empezó su carrera en televisión y ahora regresa a la pequeña pantalla. ¿Tuvo algún reparo en volver a este medio y con un tema tan llamativo como es el caso de O.J. Simpson?
Sí, al principio tuve algún reparo. Primero porque hace 40 años que no hago televisión, y segundo porque me preocupaba que se le quisiera dar un tono sensacionalista. Pero Ryan (Murphy) me aseguró que iba ser mucho más que la historia de lo que pasó durante el proceso. Cuando leí el guion supe que tenían razón y que iba por buen camino. Se trata de un concepto con muchos estratos y un gran nivel artístico.
El modo en que Ryan Murphy ha desarrollado esta historia es bastante operístico, con personajes muy ególatras. ¿Hasta dónde quiso llegar con su interpretación?
Es cierto que hay mucho ego envuelto en el caso y no es una crítica, es simplemente una observación. Creo que todos los actores hemos interpretado a nuestro personaje de forma muy exacta a como los hemos visto en todos los videos y en los textos escritos. Por lo tanto era fácil alcanzar esa exactitud en la interpretación. Robert Shapiro tenía un estilo muy particular de comunicarse y sus manierismos eran muy específicos, lo cual hizo que el trabajo de personificación fuera muy divertido, empezando por sus cejas pobladas hasta el modo de vestir. Claro está que se trata de una dramatización, no de un documental, por lo que nos permitimos cierta libertad a la hora de elevar el tono de las emociones.
Después de un largo proceso, O.J. Simpson fue absuelto de los cargos que se le imputaron. Para usted, ¿es culpable o inocente?
Es una pregunta difícil de responder. Creo que hay su cientes pruebas sobre su culpabilidad, pero cada cual tiene su opinión y si no conoces bien el sistema jurídico, o has participado en todo el proceso, es difícil llegar a una conclusión que no sea lo que la mayoría piensa. No creo que importe mi opinión, lo que debe importar es la interpretación de mi personaje.
Estoy segura de que a lo largo de los años habrá tenido que trabajar con muchos abogados, ahora que interpreta a uno, ¿qué opinión le merece esa profesión?
Efectivamente, por mi trabajo he tenido que lidiar con muchos abogados y también he interpretado a gente de la profesión en varias ocasiones. Creo que los conozco bastante bien.
¿Hasta el punto de poder aconsejar a alguien en cuestiones jurídicas?
Sí, incluso mucho antes de haber rodado esta serie. Recuerdo que cuando tenía 22 años uno de mis abogados me dijo: “Eres un lince en cuestiones jurídicas, deberías dedicarte a la profesión de abogado”. Eso viene de la necesidad de sobrevivir en esta profesión en la que los aspectos legales son esenciales, igual que cualquier otro asunto personal que te pueda surgir por motivo de ser un personaje público, como es mi caso.
¿Qué ha aprendido del sistema judicial?
No es necesariamente justo. Está diseñado para serlo en los aspectos legales, pero no en los humanos. Hay una frase que contesta mi personaje (Robert Shapiro) cuando Robert Kardashian, el otro abogado y amigo de O.J. dice: “Siento que esto que estamos haciendo es inhumano”, a lo que yo respondo: “Somos abogados, no seres humanos.” Los letrados tienen que tomar decisiones basadas en factores técnicos y en conocimiento empírico, no necesariamente humano. Si encuentras a un abogado que le añada algo de justicia y humanidad estás de suerte.
A lo largo de su carrera ha tenido muchos altibajos, ¿qué consejos le daría a actores que empiezan y que buscan alcanzar la fama?
Que no se dejen cegar por ella y, sobre todo, que luchen por mantener su propia identidad. Que nunca permitan que hagan de ellos algo que no son. Si demuestras lo que eres y no lo que se dice de ti, ganas. Pero eso es una batalla continua y tienes que estar muy equilibrado y mantener la calma para aguantar la tormenta cuando se te echa encima.
¿Cómo ha conseguido usted ese equilibrio?
Cuando era pequeño mis padres me enseñaron a no tener miedo y a no perder mi identidad. Le voy a poner un ejemplo. Yo empecé a actuar siendo un niño, pero a los 15 o 16 años tuve una audición para un número musical en una producción y el director del casting me dijo: “No creo que sirvas para el show business”, y yo pensé: “Este tío está loco, no sabe lo que dice” (risas). Yo tenía claro que podía ser actor y eso es porque mis padres me inculcaron que debía creer en mí mismo. Además, me había preparado con grandes profesionales que pensaban todo lo contrario, entre ellos el hermano de Gene Kelly con el que aprendí a bailar.
¿Ha tenido algo que ver la iglesia de la Cienciología con esa seguridad en sí mismo?
En parte sí. He aprendido mucho de la Cienciología porque trabaja con conceptos muy elevados sobre los efectos limitadores en el ser humano y cómo liberarte de ellos para mejorar tu vida. Pero eso es todo lo que puedo decir al respecto.
Hablemos de bailar, su baile en Fiebre del Sábado Noche es ya un clásico. ¿No le preocupó resultar un tanto andrógino en su actuación?
El baile o la danza, por naturaleza, es una expresión artística un tanto andrógina. Yo crecí en el teatro y el parecer andrógino no era algo que me preocupara. Siempre he tratado de ser honesto con el personaje que interpreto y, en este caso, Tony Manero era un chaval que se las daba de duro y peleón, pero que su pasión era la música y eso estaba por encima de todo lo demás. Le interpreté con esa misma pasión y de la forma más natural posible, sin inhibiciones. Tony bailaba como pez en el agua, era un baile dinámico y eléctrico.
La música ha evolucionado bastante desde los años de Grease y Fiebre del sábado noche. ¿Qué tipo de ritmo le hace saltar hoy a la pista de baile?
Lo único que me hace saltar a la pista de baile son los ritmos que mi cuerpo siente inmediatamente y se lanza a seguirlos. Normalmente son los ritmos latinos, los sonidos de la música brasileña los que hacen que mi cuerpo quiera moverse. Cualquier canción que tenga esos ritmos, ya sea actual o de cualquier otra época, desencadena mis ganas de bailar.
¿Nada de rap?
Depende del rap, hay algunos que sí me invitan a hacerlo. Sérgio Mendes hizo un álbum con Fergie en el que integraron rap y era brillante. Me encanta bailar esa música. Es la integración de distintos tipos de arte lo que me inspira.
Creo que no hace mucho conoció a Lady Gaga en circunstancias un tanto especiales. ¿Cómo fue ese encuentro con la considerada como reina del pop?
Sí, nos conocimos cuando yo rodaba esta serie y ella estaba en el plató de al lado. Trabajaba en American Horror Story. Ryan Murphy me invitó a visitar el rodaje y así lo hice. Al día siguiente me presenté en el plató y me la encontré rodando una escena en la que aparece medio desnuda y cubierta de sangre (risas). Yo simplemente quería comunicarle que Barbra Streisand era un gran fan suya y que se me había ocurrido invitarlas a cenar para que se conocieran. Pues resultó que Barbra es su fuente de inspiración. Así que organicé la cena en casa de Barbra, yo llevé al chef y las viandas y resultó una velada mágica. Fui el pegamento que las unió (risas).
¿Es cierto que los tres van a hacer una nueva versión del musical Gypsy?
¡Ojalá! Eso lo lleva Barbra y yo no interfiero en sus negocios. Simplemente soy su amigo y un ferviente admirador, me limito a hacerle regalos en su cumpleaños. Ella me hizo uno precioso, que fue contribuir en mi álbum de Navidad, pero jamás le he mencionado nada con respecto a Gypsy. Ya me enteraré cuando llegue el momento. Pero sería maravilloso trabajar junto a ambas. Estoy deseando hacer un musical, pero es difícil encontrar uno bueno.