La carrera del novelista John Le Carré estuvo influenciada por el tiempo que pasó en el mundo secreto del espionaje y a la vez su propio trabajo de ficción. Un trabajo que se relacionó en gran medida con el mundo de la inteligencia británica, incluida la forma en que los espías hablaban de sí mismos.
El tiempo que el recién fallecido escritor pasó trabajando en el MI5 y el MI6 bien pued haber sido la fuente de sus relatos de ficción; sin embargo, resulta complejo saber en sus novelas dónde termina la realidad y comienza la ficción. Un misterio que solo él conocía.
«Tengo unos recuerdos tan contradictorios de mi época en el servicio y sentimientos tan encontrados que nunca he sabido lo que pienso realmente», admitió una vez. Agregó que era un orgullo para él que nadie que conociera la realidad lo acusara de revelarla.
Realidad y ficción: John Le Carré
El autor de Tinjer, Tailor, Soldier, Spy, murió de neumonía, a los 89 años de edad, el 12 de diciembre por la noche, de acuerdo con el director ejecutivo de la agencia literaria Curtis Brown Group, Jonny Geller. John Le Carré, seudónimo de David John Moore Cornwell, nacido en 1931, ha sido considerado el gran maestro de la novela de espías modernas.
Geller lo describió como un «gigante indiscutible de la literatura inglesa», que definió lo que era la Guerra Fría y dijo la verdad sin miedo. Muchos de sus libros, investigados con detalle y escritos meticulosamente, llegaron a un público más amplio a través de adaptaciones cinematográficas y televisivas.
En sus novelas no hay romances ni el glamour característicos de James Bond; al contrario, él prefirió ahondar en la vida oscura y sórdida del espía profesional. Retrató sus espías como seres humanos falibles, conscientes de sus defectos y de los sistemas a los que servían.
La que se considera su más grande creación, el agente George Smiley, nació como un contrapunto al refinado Bond de Ian Fleming. Era gordo, con gafas, tristón, pero carismático, sagaz e intuitivo, consciente de los aspectos más sinietros y poco éticos de su profesión. Ahora que falleció, Le Carré vive a través de sus obras y un gran legado novelístico que nunca está de más recordar. Especialmente ahora.
Llamada para el muerto (1961)
En su primera novela ya aparece también el carismático Smiley. En ella se narran los inicios de la carrera del agente, incluyendo su matrimonio y separación de Lady Ann Sercombe, una promiscua y bella aristócrata.
Se hace un recorrido por su reclutamiento en Oxford y su trabajo buscando jóvenes alemanes con potencial para convertirse en agentes británicos poco antes de la Segunda Guerra Mundial. Una novela que más que de espías, es misteriosa, en la que ya se muestra como un gran conocedor de la intriga.
Los personajes Elsa Fennan, el inspector Mendel y el vendedor de coches Adam Scarr son parte de este universo. Uno realista y convincente, que acompaña además la confrontación y persecución final en un teatro londinense que resulta emocionante y al mismo tiempo sorprendente.
El espía que surgió del frío (1963)
De acuerdo con la Asociación de Escritores de Misterio de Estados Unidos, esta novela de Le Carré es la mejor de misterio de todos los tiempos. Los hechos se desarrollan entre Gran Bretaña y Alemania, a principios de la década de 1960.
En ella se encuentra una visión de cómo era el espionaje en la época de la Guerra Fría. Le Carré revela la crueldad de la Inteligencia Británica que no dudan en aplastar a los inocentes y traicionar a los suyos en busca del secreto y el éxito.
Se muestra como un trama complicada que poco a poco va encajando y que al final tiene un cierre al que no le falta concordancia. Un texto que aborda también el tema de que la línea entre el bien y el mal no es tan clara como suele ser en otros textos de esta misma temática. En ella Le Carré reflexiona sobre los límites que un espía no debe traspasar para alcanzar su objetivo y las motivaciones que impulsan a un agente a permanecer en este tipo de profesión.
El topo (1974)
En esta entrega el agente Smiley aparece para dar con un topo soviético que lleva más de 30 años infiltrado en el servicio secreto británico y ocupando un rango alto. Es una novela, la primera de su trilogía Karla, en la que se notan los ecos de los «cinco traidores de Cambridge», el grupo de espías británicos que pasaron información durante la Segunda Guerra Mundial y después a la Unión Soviética.
De hecho, Le Carré abandonó los servicios de inteligencia tras la aparición de su nombre entre la información que proporcionó Kim Philby a los espías soviéticos. En las páginas de esta novela se percibe lo angustiante que fue la época de la Guerra Fría.
Su final es duro y triste. Smiley da muestras de su integridad cuando permite que se ejecute a un amigo íntimo por haber delatado a sus compañeros. Tomas Alfredson, director sueco, llevó la novela al cine en el año 2011. Gay Oldman interpretó a Smiley y la cinta incluía un cameo de John Le Carré.
La chica del tambor (1983)
Esta novela está ambientada en Oriente Medio, en medio del conflicto árabe-israelí y en ella el lector conoce a Charlie. Una actriz joven de idelología izquierdista reclutada e instruida por un agente de los servicios de inteligencia israelíes para representar el papel de viuda de un periodista palestino.
El autor se inspiró en su hermana Charlotte para la figura de la protagonista, quien vivía una misión que cada vez se haría más compleja y peligrosa. Hasta el punto en que Charlie de pronto se ve envuelta en un mundo en el que tendrá que replantearse sus valores éticos.
Varios críticos coinciden en que la obra supera el género de la novela de espías. William F. Buckley escribió en The New York Times que «La chica del tambor es sobre espías como Madame Bovary o Crimen y Castigo sobre el asesinato». En 1984, George Roy Hill la llevó al cine con Diane Keaton y Klaus Kinski como protagonistas y en 2018 Chan-Wook Park hizo una miniserie basada en la novela para la BBC.
Un espía perfecto (1986)
Comienza con la búsqueda de Magnus Pym, diplomático de rango, que ha desaparecido. Se cree que ha desertado. Es un marido ausente, un padre devoto y también un espía.
Un hombre que ha construido su vida a través de mentiras y secretos. Sin moral, lealtad o sistemas de creencias. Es decir, el espía perfecto. Pero cuando se hace evidente que es un doble espía, la persecución se interrumpe con una carta reveladora a su hijo.
Es una obra autobiográfica en muchos sentidos. Rick Pym, padre de Magnus, está basado en Ronnie, el padre de Le Carré, estafador y pendenciero, que en alguna ocasión terminaría en la cárcel, acusado de fraude.
La Casa Rusia (1989)
Barley Blari, un editor británico, conoce a un científico soviético que le envía clandestinamente un manuscrito secreto y decisivo para Occidente. Katya, una mujer enigmática y de belleza notable, hace de intermediaria.
Barley y Katya se enamoran. Pero Le Carré los utiliza como peones de ajedrez que han de jugar una partida en la que otros son los que los mueven contra su propia voluntad.
Muchos califican el final como excepcional y aseguran que es lo que convierte la novela en una obra maestra. Fred Schepisi se encargó de la adaptación cinematográfica, que llegó en 1990 con Sean Connery y Michelle Pfeiffer como protagonistas.
El peregrino secreto (1990)
Ned, uno de los personajes que ya aparecía en La Casa Rusia, es director de una escuela de espías para los servicios de inteligencia británicos. Durante toda su vida ha sido un buen agente, astuto y leal.
En algún punto, invita a George Smiley a dar una charla sobre sus experiencias durante la cena de final de curso. Ambos protagonizan un diálogo en el que mezclan reflexiones y anécdotas sobre el espionaje.
Una obra conmovedora, pero al mismo tiempo cruda y muy humana que le ofrece al lector un viaje sentimiental. Pareciera que es el propio Le Carré quien está detrás de los dos personajes, sus vivencias, sus inquietudes y sus temores.
El jardinero fiel (2001)
John Le Carré traslada su trama al norte de Kenia. Allí, Tessa Quayle, una joven mujer, bella, es asesinada. Su supuesto amante africano y compañero de viaje, un médico al servicio de una organización no gubernamental, ha desaparecido de la escena del crimen.
Justin, el marido de Tessa, es un aficionado a la jardinería y diplomático destinado a la embajada británica de Nairobi. Él decide emprender un viaje para descubrir a los asesinos y sus motivos.
Es la historia de un hombre que la tragedia lo llenó de nobleza y una exploración de la cara oculta del capitalismo desenfrenado. Fernando Meirelles estuvo a cargo de su versión cinematográfica, protagonizada por Ralph Fiennes y Rachel Weisz.
Volar en círculos (2016)
Si Adam Sisman no hubiera publicado una biografía del autor: John Le Carré. The Biography, probablemente Le Carré no habría publicado esta novela. Una suerte de autobiografía en la que el autor rellena los vacíos y desvela los episodios de espionaje sobre los que siempre había callado.
La historia de su padre, sus viajes por el mundo. Es un relato que incluye citas con presidentes, primeros ministros, escritores, un sinnúmero de personajes interesantes que se topó en su camino. Su título original, The Pigeons Tunnel, proviene de una experiencia que de joven lo impresionó, cuando fue con su padre a Montecarlo.
Allí vio un túnel donde metían a las palomas que, al salir a cielo abierto, servían de blanco a los tiradores. Las aves que escapaban volvían por instinto al palomar y al hacerlo, regresaban sin saberlo al túnel mortal. Para Le Carré la vida es como ese túnel de palomas. Un recorrido en el que no se escapa del peligro y siempre se vuelve a una trampa de la que no se podrá salir jamás.
Un hombre decente (2019)
Su última novela. Una ambientada en el Londres de 2018, con Donald Trump, el brexit y Vladimir Putin desde Moscú como telón de fondo. No abandona su fórmula, es una novela de espionaje y de gran cariz moral y ético.
Esta vez se centró en un Reino Unido dividido por el brexit y controlado por un Gobierno conservador minoritario de «diez gruñones». A través de esta entrega, Le Carré se lamenta de que algunos británicos no se den cuenta de que la historia del Reino Unido está ligada a la de Europa íntimamente.
Lo hizo a través de sus personajes y con ello demostró cómo hasta el último momento de su vida tuvo claridad mental. Además de un sentido del honor que hacen de él una figura única.
Con su partida, Le Carré deja a su esposa Jane, con quien estuvo casado durante casi 50 años, y a sus hijos Nicholas, Timothy, Setphen y Simon. Su familia publicó un comunicado en el que lamentaron su fallecimiento y le agradecieron al equipo del Sistema Nacional de Salud en el Royal Cornwall Hospital por el cuidado que mostraron durante su estadía.
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