Conciliador a ratos y en ocasiones acusador fue el discurso que Joe Biden pronunció el lunes por la noche. Horas después de que el Colegio Electoral formalizara su victoria. El presidente electo trató de cerrar uno de los más controversiales capítulos de la historia política de Estados Unidos. Hizo un llamamiento para unificar la nación, pero no obvió señalar a Donald Trump. «Intentó cometer un asalto sin precedentes a la democracia«, dijo.
Fue una elección presidencial sin precedentes en más de un aspecto. La expectativa por este momento en particular lo demuestra. En otras elecciones, la votación del Colegio Electoral, si bien tiene su valor legal, ha sido una mera formalidad. Casi nadie repara en este encuentro. Pero los infructuosos intentos de Trump por detener el proceso, sus acusaciones de fraude y su negativa de reconocer los resultados han hecho que cada etapa comicial se convierta en una batalla legal y comunicacional.
Impugnaciones sin base
En el discurso desde Wilmington, Delaware, Biden repasó algunas de las impugnaciones legales de Trump. Dijo que «en todas y cada una de las instancias «se declaró que no tenían mérito».
«Todas las vías estaban disponibles para que el presidente Trump impugnara los resultados. Todas las provechó al máximo. Todas. No se le negó ningún curso de acción que quisiera tomar», dijo.
También destacó la insistencia de Trump en que ganó de manera aplastante en 2016 con 306 votos electorales, el mismo número que obtuvo Biden en 2020. «En ese momento, el presidente Trump calificó el recuento del Colegio Electoral como una avalancha. Según sus propios estándares, estos números representaron una clara victoria entonces. Y sugiero respetuosamente que lo hagan ahora», anotó. Trump ganó 232 votos electorales.
Presidente para todos
En algunos pasajes del discurso Biden trató de adoptar un tono unificador. Repitió su promesa de campaña de ser un presidente para «todos los estadounidenses». Aseguró que trabajará tan duro por quienes no le votaron como por los que sí lo hicieron. «Somos una gran nación, somos buenas personas, podemos provenir de diferentes lugares y tener diferentes creencias, pero compartimos un amor común por este país y una creencia ilimitada en los Estados Unidos de América», dijo.
También elogió a los trabajadores electorales. «Tenemos con estos servidores públicos una deuda de gratitud por haber trabajado durante la pandemia del coronavirus y a pesar de las amenazas de violencia«, resaltó.
La mirada en el Colegio Electoral
Los 538 integrantes del Colegio Electoral se reunieron de costa a costa en las capitales de estado y emitieron boletas individuales para presidente y vicepresidente. Generalmente ese paso se efectúa sin mucha fanfarria. Pero esta vez, cambió. Trump intentó presionar a los legisladores republicanos estatales para que no reconocieran las certificaciones de los resultados y nombraran sus propios electores. La táctica también fracasó.
Una demanda de Texas presentada ante la Corte Suprema contra cuatro estados clave intentó extender el plazo del lunes para que el Colegio Electoral se reuniera y bloqueara la votación de los electores de esos estados. Pero el más alto tribunal del país rechazó el viernes la petición respaldada por Trump.
En los seis estados en los que el presidente desafió los resultados de las elecciones y el presunto fraude (Pensilvania, Michigan, Wisconsin, Georgia, Arizona y Nevada) Biden obtuvo más votos que Trump.
La ley federal dicta que los electores presidenciales «se reunirán y emitirán sus votos el primer lunes después del segundo miércoles de diciembre», que este año fue el día 14. Las votaciones de cada estado se realizaron en diferentes momentos. Comenzó a las 10 horas del Este de Estados Unidos (-05:00 GMT) y terminó con Hawái a las a las 19 horas. El Congreso contará los votos electorales el 6 de enero.
Votación electrónica en el banquillo
Si bien Donald Trump fracasó al tratar de revertir los resultados arrojados por los conteos de votos, tuvo éxito en sembrar dudas sobre el proceso. En particular, la confianza en el uso de voto electrónico y la seguridad en el manejo, transmisión y procesamiento de datos quedó en entredicho.
No hay pruebas de que se hubiese cometido fraude electrónico en las elecciones. Sin embargo, los expertos concuerdan en que el sistema electrónico no es lo suficientemente robusto para impedir una alteración de los resultados. Si bien Joe Biden pidió en su discurso «pasar la página», el capítulo de los sistemas de votación está lejos de cerrarse.
La campaña de Trump afirmó que Dominion Voting Systems, la empresa que proporcionó el sistema automatizado de recuento de votos, era propiedad de Smartmatic, a través de una empresa intermediaria conocida como Indra. Los asesores del presidente dijeron que la máquina de conteo de votos Smartmatic fue básicamente desarrollada y diseñada para cometer fraude en los procesos electorales, particularmente para el dictador venezolano Hugo Chávez.
Dominion ante los legisladores
El debate no se ha cerrado. Pocas horas antes de que los miembros del Colegio Electoral emitieran sus votos para formalizar los resultados, se conoció que la auditoría forense practicada a las máquinas de Dominion en un condado de Michigan arrojó que hubo errores en el conteo.
La investigación concluyó que el sistema de Dominion «está diseñado intencional y deliberadamente con errores inherentes para crear fraude sistémico e influir en los resultados de las elecciones».
La firma de datos Allied Security Operations Group examinó máquinas y software en el condado de Antrim. El reporte señala que los productos de Dominion eran los culpables del «infame cambio de voto» que ocurrió en el condado.
El director ejecutivo de Dominion Voting Systems responderá a las preguntas de los legisladores en Michigan. Será la primera vez que John Poulos comparece desde las elecciones del 3 de noviembre, en las que 28 estados utilizaron productos de esa empresa.
Independientemente de la decisión sobre el resultado electoral, hay dudas sobre la confiabilidad del sistema que han inyectado una fuerte dosis de desconfianza al electorado.
Un sondeo de la Universidad de Monmouth indica que al menos un tercio de los estadounidenses piensa que Biden logró la victoria mediante un fraude. La cifra se eleva al 77% entre los votantes de Trump.
No tomar medidas podría resultar altamente pernicioso para la democracia. Está por verse si, finalmente, los estadounidenses podrán «pasar la página», como pidió Biden en su discurso.
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