Aunque Jeanne Pouchain está viva es inexistente para las autoridades francesas. Todo empezó por un fallo judicial errado que la dio por muerta en un antiguo conflicto laboral. Pouchain lleva tres años tratando de ser reconocida oficialmente sin lograrlo. Desde entonces, confiesa, su vida es un tormento.
Algo tan simple como demostrar que está viva ha sido una tarea ardua e imposible hasta ahora, impensable en un país tan organizado como Francia.
Jeanne tiene 58 años de edad y es de Saint-Joseph, una localidad cerca de Lyon. A la fecha, y esa es su queja, no existe a los ojos de los organismos públicos de Francia. Desde el 10 de noviembre de 2017, tras un conflicto laboral en el que una ex empleada de su empresa de limpieza indicó que había muerto, la administración la sigue considerado como tal.
La información de su muerte fue proporcionada durante el juicio y el tribunal falló en contra de los supuestos beneficiarios, el marido y el hijo, que estaban ausentes en la audiencia.
“Fui a ver a un abogado que me dijo que se resolvería rápidamente ya que había estado con mi médico, quien certificó que todavía estaba viva. Pero debido a que hubo un fallo (legal), esto no fue suficiente», relató Pouchain agobiada por los trámites que ha hecho.
Su abogado, Sylvain Cormier, también estaba asombrado por lo sucedido. “Es una historia loca. No lo podía creer. Nunca pensé que un juez declararía muerto a alguien sin un certificado. Pero el demandante afirmó que Pouchain estaba muerta, sin proporcionar ninguna prueba y todos le creyeron. Nadie lo comprobó”, confió.
Jeanne Pouchain, un relato duro de creer
La curiosa historia no se ha acabado, sigue. Cuando su exempleada informó de la supuesta muerte de Jeanne Pouchain, la mujer fue borrada de los registros oficiales. Quedó invalidado su carnet de identidad, licencia de conducir, cuenta bancaria, seguro médico y otros documentos oficiales. Por tanto, no existe en los registros.
Mientras su abogado busca formas legales para resucitarla oficialmente, Pouchain acusó a su exempleada de inventar su muerte en un intento de obtener daños y perjuicios de sus herederos. El abogado de la entonces empleada argumentó que Jeanne se había hecho la muerta para evitar pagar los daños, acusaciones que ella ha negado.
«No tengo documentos de identidad, ni seguro médico, no puedo demostrarle a los bancos que estoy viva… No soy nadie», dijo Pouchain.
«Es hora de decir ‘basta’. Si no peleo, nadie peleará por mí. La abuela de mi marido tiene 102 años, ha vivido muchas cosas, incluida la guerra, pero dice que nunca ha sufrido nada tan duro como lo que estoy sufriendo yo», confió la atribulada mujer.
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