Cerca de un millón de personas viajan cada año a conocer el río Jordán, uno de los escenarios más emblemáticos de Tierra Santa, donde el profeta Juan bautizó a Jesús de Nazareth. Espacio geográfico compartido por varios países y centro de disputas geopolíticas. En los últimos años el ciclo natural de sequías se ha profundizado y sus aguas se han reducido drásticamente. Israel y Jordania firmaron, en la COP27 en Egipto, una declaración de intenciones para conservar y proteger el río Jordán.
Esta vía fluvial sagrada, que se ha disminuido debido al cambio climático, la contaminación y otras amenazas, movió la conciencia de sus líderes para alcanzar el acuerdo. Ambos gobiernos convinieron en asociarse en la restauración ecológica y el desarrollo sostenible del río Jordán.
El acuerdo, alcanzado en la COP27 en Sharm el-Sheikh, Egipto, marca un paso importante, aunque inicial, en la recuperación y cuidado del río.
La cooperación en materia de agua fue un elemento clave del tratado de paz de 1994 entre los dos países. Pero las frías relaciones de las últimas décadas han complicado los esfuerzos para aumentar el suministro de agua al Jordán. El plan binacional anunciado es corto en detalles.
La ministra israelí de Protección Ambiental, Tamar Zandberg, y el ministro jordano de Agua e Irrigación, Mohammed Al Najer suscribieron el acuerdo.
Dijo Zandberg que la restauración del río Jordán es un objetivo valioso para ambos países debido a su gran valor ecológico, su rico patrimonio histórico y religioso. Y su importancia como sitio turístico.
Señalaron los gobiernos que el acuerdo incluye reducir la contaminación de los ríos mediante la construcción de instalaciones de tratamiento de aguas residuales. Y la mejora de los sistemas de alcantarillado para evitar que las ciudades ribereñas arrojen aguas residuales sin tratar en el río.
Israel y Jordania, protectores del río Jordán
El acuerdo entre Israel y Jordania para restaurar el río Jordán, actualmente debilitado por la crisis climática y otros factores, también tiene como objetivo promover la agricultura sostenible. Controlar la escorrentía de los campos agrícolas y reducir el uso de pesticidas.
“Limpiar los contaminantes y los peligros, restaurar el flujo de agua y fortalecer los ecosistemas naturales nos ayudará a prepararnos y adaptarnos a la crisis climática”, dijo la ministra Tamar Zandberg.
La agencia de noticias estatal Petra de Jordania dijo que se espera que el plan aumente el suministro de agua y cree oportunidades de trabajo “para quienes viven a ambos lados del río Jordán, incluidos los palestinos”.
El canal separa Jordania al este de Cisjordania ocupada por Israel, incautada en la guerra de Medio Oriente de 1967 y buscada por los palestinos para su futuro estado independiente.
En los últimos años, las aguas del río Jordán, que alguna vez fueron caudalosas, se han reducido a un goteo a medida que el crecimiento de la población y el cambio climático pasan factura, reseñó The Associated Press.
Jordania informó que la escorrentía del río se ha desplomado a solo el 7% de lo que era antes. Debido a que sus aguas desembocan en el Mar Muerto, el lago de agua salada ahora está desapareciendo: sus niveles descienden un metro por año.
Gideon Bromberg, el director de Israel de EcoPeace, una organización de paz ambiental en Medio Oriente, dio la bienvenida al acuerdo. Dijo que “debe basarse en los compromisos del Tratado de Paz y la decisión de 2014 de los dos gobiernos que crearon un sub- comité en su Comité Conjunto del Agua. Centrado en la rehabilitación del río Jordán”.
Amenazas diversas sobre el emblemático río
El acuerdo celebrado entre Israel y Jordania para mejorar el río Jordán, es celebrado por muchos. Sus afluentes como medio de vida, paisajismo, turismo y su fascinante historia religiosa-cultural.
“El río es una víctima del conflicto, definitivamente. Es una víctima de la gente, porque es lo que le hicimos como pueblo al río, básicamente. Y ahora, sumado a todo eso, es una víctima del cambio climático”, dijo Yana Abu Taleb, directora jordana de EcoPeace Medio Oriente. Organización que reúne a ambientalistas jordanos, palestinos e israelíes y cabildea para la colaboración regional para salvar al río.
EcoPeace ha dicho durante años que la cuenca inferior del río Jordán, que corre hacia el sur desde el mar de Galilea, está amenazada por décadas de desvío de las aguas del río. Y de sus afluentes para la agricultura, otros usos y por la contaminación. Sólo una pequeña fracción de su flujo histórico de agua llega ahora a su término en el Mar Muerto, no muy lejos al sur del sitio bautismal.
Esa es una de las razones por las que el Mar Muerto se ha encogido.
El resultado es que la descarga anual de la cuenca inferior del Jordán en el Mar Muerto se estima entre 20 millones y 200 millones de metros cúbicos. En comparación con una cantidad histórica de 1.300 millones de metros cúbicos, según un informe publicado en 2013 por una comisión de la ONU y un instituto federal alemán. Bromberg estima la cifra actual en no más de 70 millones de metros cúbicos.
“Israel, desde una perspectiva histórica, se ha llevado aproximadamente la mitad del agua, y Siria y Jordania se han llevado la otra mitad”, dijo Bromberg. “La contaminación que ingresa al río proviene de los lados jordano, palestino e israelí, y un poco también de Siria”.
Jordania se adentra en la sostenibilidad
El Rey Abdullah dijo en la cumbre climática de la ONU que Jordania desea servir como un centro regional para el crecimiento verde.
Señaló que está trabajando con Egipto, Irak, los Emiratos Árabes Unidos, Arabia Saudí y Baréin, entre otros, para aumentar la resiliencia climática de toda la región. Y comentó que Jordania ofrece una amplia gama de oportunidades de inversión en iniciativas climáticamente inteligentes en infraestructura verde, movilidad eléctrica, agricultura y otros sectores.
En su intervención se refirió a la Iniciativa Climate/Refugee Nexus, que prioriza el apoyo a los países anfitriones que son los más afectados por el cambio climático, e invitó a los países participantes a respaldarla.