Muchas son las iniciativas globales para impedir el calentamiento global. Desde la reducción de las emisiones por la vía de la sustitución de combustibles fósiles hasta el consumo eficiente de energía en los hogares. En Islandia han construido la primera y mayor fábrica del mundo para capturar y convertir el dióxido de carbono del aire en piedra.
Algunos proyectos no guardan equidad entre su inversión y su rentabilidad medioambiental. Otros poseen tecnologías muy complejas para los resultados esperados. Este proyecto, denominado “Orca” por la palabra islandesa «orka» que significa «energía», finiquita detalles para entrar en operaciones.
La planta ha sido construida por la suiza Climeworks y la islandesa Carbfix, y estaría en capacidad de aspirar 4.000 toneladas de CO2 del aire al año. Según la Agencia de Protección Medioambiental de Estados Unidos (EPA), esto equivale a las emisiones de unos 870 coches.
Dicen las empresas que el uso de tecnología de punta es una de las formas más impactantes de detener el cambio climático. Mientras, la Agencia Internacional de Energía afirma que en 2020, las emisiones globales de CO2 totalizaron 31.500 millones de toneladas.
A la inauguración asistieron el expresidente de Islandia, Ólafur Ragnar Grímsson, la primera ministra Katrín Jakobsdóttir y Dagur Eggertsson, Alcalde de Reykjavik. También los científicos climáticos Julio Friedmann de la Universidad de Columbia y Thomas Stocker de la Universidad de Berna. Y Noah Deich, presidente de la ONG dedicada al clima, Carbon180.
Islandia cuenta con planta que captura dióxido de carbono
La fábrica que captura dióxido de carbono en Islandia consta de ocho grandes contenedores. Similares en apariencia a los utilizados en la industria del transporte marítimo, que emplean filtros y ventiladores de alta tecnología para extraer dióxido de carbono.
Climeworks explica el proceso al destacar que el carbono aislado se mezcla con agua y se bombea a gran profundidad, donde se convierte en roca después de unos dos años. Ambas tecnologías funcionan con energía renovable procedente de una planta de energía geotérmica cercana.
Estas tecnologías aún no están listas para multiplicarse a escala, pero el Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático (IPCC) ha dicho que las necesitamos para ayudar a limitar el calentamiento global a 2 grados Celsius. Además de reducir las emisiones en primer lugar.
«Este es un gran paso adelante para permitirnos capturar el dióxido de carbono que ya se ha emitido al aire y almacenarlo de forma permanente y segura», dijo David Morrow, director de investigación del Instituto de Políticas y Leyes de Eliminación de Carbono de la American University.
Y adicionó que “eso será un complemento importante para las reducciones de emisiones para estabilizar el clima. Orca aún es pequeña en comparación con la escala del desafío, pero es un paso importante en la dirección correcta».
La captura de carbono es cara y Climeworks está ejecutando un modelo de negocio bastante sencillo para pagarla. Busca conseguir que las empresas con objetivos climáticos compren sus servicios directamente.
Climeworks ya tiene algunos socios de alto perfil invertidos en la planta de Orca. Se cita a un representante de Microsoft diciendo que la tecnología es «un componente clave de nuestros esfuerzos de eliminación de carbono». Mientras que el gigante de seguros Swiss Re también ha firmado un acuerdo con la empresa.
Indicadores alentadores
En la meta por alcanzar las cero emisiones son válidas todas las opciones, entre ellas, la de Islandia de poner en marcha una planta para capturar dióxido de carbono. Pero un estudio, publicado en Nature, va más allá.
El informe estima que para 2050, casi el 60% del petróleo y el gas metano fósil y el 90% del carbón deberán permanecer sin extraerse para, al menos, evitar que la temperatura supera 1,5 ºC. Esto, requerirá de una variedad de intervenciones políticas.
El estudio define combustibles fósiles inextraíbles como los volúmenes que necesitan permanecer en el suelo. Independientemente del uso final (es decir, quemados o no quemados), para mantenerse dentro de los objetivos del Acuerdo de París.
Además, el equipo de investigadores, liderado por Dan Welsby, James Price, Steve Pye y Paul Ekins, que la producción de petróleo y gas debe disminuir a nivel mundial en un 3% cada año hasta 2050.
Los combustibles fósiles continúan dominando el sistema energético mundial y representan el 81% de la demanda de energía primaria. Después de décadas de crecimiento, su tasa de producción y uso deberán revertirse y disminuir rápidamente para cumplir con los objetivos climáticos.
Hay algunas señales prometedoras, precisa el texto. La producción mundial de carbón alcanzó su punto máximo en 2013. Y se estima que la producción de petróleo alcanzó su punto máximo en 2019 o se acerca al pico de demanda, según comentaristas de la industria.
El estancamiento de la producción y el posterior declive significarán que nunca se extraerán grandes cantidades de reservas de combustibles fósiles. Además de las implicaciones económicas de los mercados a futuro, continúa existiendo una desconexión entre las perspectivas de producción de los países, las corporaciones y la vía necesaria para limitar los aumentos de temperatura promedio.