En el año 2015, el primer ministro británico pidió se investigara la presencia de islamistas radicales en el Reino Unido. En octubre de 2019, un empleado administrativo de la policía francesa asesinó a tres agentes policiales y a una mujer, a 300 metros de la catedral de Notre Dame, en París.
Hace seis meses, la IGPN (Inspección General de la Policía Nacional) reconoció que entre sus 45.000 funcionarios que trabajan en la prefectura y sus distintos departamentos había una veintena de sospechosos de radicalismo. Ahora la probabilidad de la presencia de yihadistas se ha extendido a toda la policía de Francia.
Cuando el pasado 3 de octubre Mickaël Harpon, originario de Martinica y especialista informático para la Dirección de Inteligencia de la Prefectura de Policía de París, asesinó a sus cuatro compañeros con un cuchillo de cerámica puso en evidencia de que algo estaba fallando en los mecanismos de seguridad.
En esa oportunidad se conoció que se había convertido al islam en el 2005 y no en el 2011, acudía con frecuencia a una mezquita donde tenía relación con un imán que los servicios de inteligencia francesa catalogaban de salafista y había justificado el ataque terrorista al seminario Charlie Hebdo.
El salafismo, de acuerdo a la web el ordenmundial.com, es una corriente del islam suní que llama a la más estricta obediencia del Corán y el resto de escrituras sagradas.
En las investigaciones, la policía antiterrorismo encontró rastros sobre la posibilidad de que Harpon hubiese compartido información clasificada. Asimismo, los especialistas de la IGPN han seguido recabando datos para establecer las distintas conexiones. En los últimos seis meses, reseña ABC, los organismos de seguridad descubrieron, apartaron o despidieron a varios islamistas radicales.
¿Islamistas radicales en Francia, Reino Unido, España…?
La posibilidad de que radicales tipo yihadistas trabajen como funcionarios del Estado crea siempre un riesgo muy grande para la seguridad nacional de cualquier país. Mientras las autoridades descubre a unos, otros logran evadir los controles.
Ya a mediados del mes de septiembre del año 2015, el ministro de Educación libanés, Elías Bou Saab, advertía al primer ministro británico David Cameron que de los 20.000 refugiados que Reino Unido aceptaría hasta el 2020, puede haber unos 400 que en realidad sean yihadistas entrenados en Siria.
En ese entonces Cameron ordenó elaborar un informe sobre el alcance que tendría la infiltración en la sociedad civil británica. Esto incluía organismos como el sistema nacional de salud, el registro civil, colegios y organizaciones benéficas. El objetivo proteger a las instituciones británicas de la amenaza de los islamistas radicales.
Pese a que se desconoce el número de posibles infiltrados, la investigación planteaba una importante estrategia contra el extremismo.
En España, a comienzos de febrero de 2019, funcionarios de las tres prisiones de la provincia de Alicante alertaban de la captación de yihadistas dentro de esos centros penitenciarios. También reconocían que carecían de las herramientas necesarias para afrontar esas situaciones.
“Carecemos de la formación para reconocer signos que prevengan la captación de más terroristas y radicalización de los presos que se produce en las propias cárceles».
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