A Irlanda del Norte se le conoce por sus castillos normandos, los valles glaciales y sus montañas, y los monumentos celtas. También por su elevada producción porcina y avícola. Actividad intensiva que genera algunos problemas ambientales muy cuestionados. Entre otros, por los altos niveles de excrementos de estos cerdos y pollos y su migración a otros espacios.
El país tiene una población de 25 millones de aves de corral en una década de crecimiento. Mientras la producción de cerdo ha aumentado a casi 1,5 millones. Casi toda la carne se exporta a Gran Bretaña.
La producción ganadera cubre demandas alimenticias y es generadora de empleo y rentabilidad. Pero tiene dificultades para deshacerse del excremento de los animales de una forma sostenible. Los niveles de fosfato y nitrato están amenazando los canales de agua del país y llevando al Reino Unido a sobrepasar los límites internacionales de amoníaco.
Algunos entes creen probable que el país tenga que exportar el 35% del excremento animal, con el fin de mejorar la calidad del medioambiente y la salud de la población. Solo 1 de cada 21 lagos en Irlanda del Norte tiene agua en buen estado según la directiva marco del agua de la UE.
Ha trascendido que un cuarto de los excrementos de aves de corral de Irlanda del Norte se exporta. Pero no hay cifras fiables de su magnitud.
El estiércol líquido y sólido concentrado se envía al sur de la frontera. Llegando incluso a la localidad de Wexford, a más de 240 kilómetros de Irlanda del Norte, reseña The Guardian. Parte de lo que queda se envía por barco a incineradores en Gran Bretaña, incluidos algunos en Norfolk y Fife.
El material transportado a la República de Irlanda se usa principalmente como fertilizante o es procesado por plantas de digestión anaeróbica para obtener biocombustible.
Excremento de cerdos y pollos, un problema ambiental
El excremento de cerdos y pollos enviado por Irlanda del Norte a la República de Irlanda y su alta contaminación ha motivado acciones legales. La red Friends of the Earth, el An Taisce y el Fondo Nacional de Irlanda están preparando denuncias.
Entretanto, el Partido Verde dice que el 98% de las áreas especiales de conservación de Irlanda del Norte sobrepasan los niveles críticos de nitrógeno, e incluso algunas llegan al 300% o más.
James Orr, director de la oficina de Friends of the Earth, señala que la contaminación transfronteriza es el resultado de años de inacción legislativa a ambos lados de la frontera. Sostiene que las granjas de cría intensiva han generado «contaminación del aire, contaminación crónica del agua. Y también degradación ambiental por la deforestación de hábitats naturales y semi-naturales para la cría intensiva».
Asimismo argumenta que «Irlanda del Norte es el centro de la industria agraria, lo que significa que estamos saturados de excrementos. Y no solo nosotros sufrimos las consecuencias, sino también nuestros vecinos”.
Mientras, crece la cantidad de granjas de cría intensiva (con 40.000 aves o más) con permiso de planificación. Pasó de 141 en 2011 a 245 en 2017. Durante este periodo, Moy Park, la mayor empresa de Irlanda del Norte y el mayor procesador avícola de toda Europa, animó a la construcción de cientos de naves para aves de corral en las granjas del país.
Entre 2012 y 2020, la cantidad de aves de corral aumentó en un 27% para llegar casi a 25 millones. Entre 2006 y 2020, el sacrificio de cerdos criados en granjas se duplicó en la región, de 717.172 a 1.444.150. En cuanto a los rebaños de reproducción estos aumentaron en un 31% entre 2006 y 2019.
Casi el 80% de la carne de la región se exporta, siendo Gran Bretaña el principal mercado de destino: en 2015, Irlanda del Norte exportó al resto de Reino Unido casi dos tercios del total de sus exportaciones de productos de alimentación agrícolas.
Medidas para reducir las emisiones de carbono
Mark Sutton, físico medioambiental del Centro por la Ecología y la Hidrología, recuerda los compromisos para reducir la crisis climática.
Considera que el sector primario representa gran parte de la economía de Irlanda del Norte. Pero existe una apremiante necesidad de cumplir con los objetivos de reducción de emisiones de nitrógeno, del cual el amoníaco es un compuesto. El principal desafío climático del Reino Unido de cara a la Cop26 son las emisiones de carbono.
Se refiere al daño que el exceso de excremento de cerdos y pollos, provoca en el musgo y en las turberas, que actúan como sumideros de carbono y son sensibles al nitrógeno. Sutton alega que medidas directas como el uso de maquinaria nueva para el esparcido de estiércol líquido. Y un almacenamiento del fertilizante de estiércol podrían ayudar a reducir las emisiones de forma significativa.
«Si queremos cumplir con el objetivo de emisiones cero, debemos tomar medidas sobre el nitrógeno. Uno de los problemas es cuán fragmentados están sus derivados: está el amoníaco, nitratos en el agua. Y el óxido nitroso, un gas de efecto invernadero cientos de veces más potente que el dióxido de carbono y que sale de la tierra», precisa.
Chris McCaffrey, concejal de los distritos de Fermanagh y Omagh, consultado por The Guardian comenta que los granjeros están intentando diversificarse. En 2020 se rechazó una solicitud para instalar una granja nueva con capacidad para 1.000 cerdos en el límite del territorio de Derrylin, a raíz de la enorme oposición de la comunidad.
El Departamento de Asuntos Agrícolas, Medioambientales y Rurales (Daera) afirma que ha «desarrollado una estrategia para el amoníaco y pronto la publicará para su evaluación. La estrategia plantea un enfoque amplio para la reducción de amoníaco y la protección y restauración de los hábitats naturales».
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