Amuay, la mayor refinería de Venezuela, podría pasar a ser manejada por funcionarios del gobierno iraní. La medida formaría parte de un nuevo intento del régimen de Nicolás Maduro para «garantizar combustible para el pueblo», en medio de una profunda escasez de gasolina, en un país que cuenta con las mayores reservas mundiales de petróleo.
La crisis ya no se puede ocultar. Los venezolanos deben sumar a una larga lista de problemas, movilizarse en un país sin gasolina. Ante esta realidad, los anuncios de Maduro se suceden uno tras otro. Igual que los fracasos. Informó el arranque de la Refinería El Palito, en la región central. Emprendió una reestructuración en PDVSA. Destituyó al presidente de la empresa. Nombró ministro de Petróleo a uno de los 10 fugitivos más buscados por la justicia de Estados Unidos. Pero la escasez de combustible se agrava.
A esta larga cadena de intentos fallidos, ahora se suma un posible acuerdo con el gobierno iraní, para reactivar la Refinería de Amuay, en el estado Falcón, al occidente de Venezuela. Pero como en ocasiones anteriores, la opacidad informativa oficial sigue siendo la norma.
Alguna vez Gamal Abdel Nasser dijo: “El petróleo es la espada del islam”. La espada del islam la están trayendo a Venezuela en vuelos de una línea aérea iraní
— Jose Toro Hardy (@josetorohardy) April 30, 2020
Vuelos desde Irán
Todo apunta a que la más reciente estrategia del madurismo se basa en un posible convenio entre la estatal PDVSA y el Consorcio Khatam, el conglomerado de empresas controlado por la Guardia Revolucionaria Iraní, que también cuenta con una unidad de construcción de manejo de proyectos y refinerías de petróleo.
Las primeras informaciones extraoficiales comenzaron a circular luego de que este lunes Tareck El Aissami, acusado por Estados Unidos de participar en actividades de narcotráfico y apoyo al terrorismo, fuera designado como Ministro de Petróleo.
Gustavo Marcano, ministro consejero de la Embajada del gobierno interino de Venezuela en Washington, afirmó que este nombramiento sería parte de los acuerdos con Irán.
La designación de Tareck El Aissami, como “Ministro” de petróleo, es otro de los acuerdos entre el narcorégimen e #Irán.
Maduro reparte espacios de “poder” a grupos terroristas, a cambio de sostenerse en el poder.
Los países democráticos del mundo harán frente a esta amenaza. https://t.co/Kx9TPw9iRf
— Gustavo Marcano. (@GustavoMarcano) April 27, 2020
Esta semana, la agencia Bloomberg reportó que dos aviones iraníes de la sancionada aerolínea Mahan Air llegaron a los aeropuertos de Maiquetía (que sirve a la ciudad de Caracas) y Punto Fijo, estado Falcón los días miercoles y jueves en medio de una estricta prohibición al tránsito aéreo impuesta por Maduro debido a la pandemia. La firma aseguró que las aeronaves traían consigo diluyentes para producir gasolina así como repuestos y técnicos especializados para ayudar al inicio de operaciones del Complejo Refinador de Amuay.
Aunque sin confirmación oficial sobre estos vuelos, el canciller de Maduro, Jorge Arreaza, informó el 13 de abril que Venezuela e Irán ratificaban mecanismos de cooperación en medio de la pandemia del COVID-19. Los convenios incluían el intercambio de comunicación entre científicos, apoyo al acuerdo de recortes de la OPEP+ y el rechazo a las sanciones de Estados Unidos.
La llegada a Venezuela de personal proveniente de Irán en los últimos días, tal como lo certifican los vuelos de la aerolínea Mahan Air, hace suponer que ya el Consorcio Khatam, tomó el control de la Refinería de Amuay.
"Estamos preocupados por comportamiento desestabilizador de Irán en Venezuela: Aviones iraníes han transferido apoyo desconocido al régimen. Nuestros esfuerzos para ayudar a restaurar democracia continúan y pedimos que régimen de Maduro se haga a un lado" pic.twitter.com/FDaG3vQctB
— USA en Español (@USAenEspanol) April 30, 2020
Sin capacidad de respuesta
La necesidad de un acuerdo con Irán, también parte del hecho de que el régimen venezolano no está en capacidad de producir gasolina.
El parque de refinación nacional está conformado por tres complejos. El Centro de Refinación de Paraguaná (compuesto por las refinerías de Amuay, Cardón y Bajo Grande), está en el occidente del país. Además, están la refinería El Palito, en la región central, y la de Puerto La Cruz, al oriente.
Voceros de la Asociación Civil Gente del Petróleo y de Unapetrol, organizaciones conformadas por ex trabajadores de PDVSA, desincorporados de sus puestos por razones políticas, aseguran que ninguno de estos centros de refinación está actualmente operativo.
En este panorama, la única salida sería importar gasolina para poder suplir la demanda interna del mercado venezolano. Pero las limitaciones de mercadear con PDVSA, por las sanciones del gobierno de los Estados Unidos, dificultan la compra de combustible en el exterior.
#26Abril /Esta noche llegó al terminal marítimo de Guaraguao (Anzoàtegui) el tanquero PIONEER y descarga 20 mil bls de gasolina de 91 oct, que el régimen compró al exterior. Si no hubieran destruido la industria petrolera hoy estaría produciendo 1 millón 300mil bls de gasolina. pic.twitter.com/qIZItESfPK
— Soy Gente del Petróleo (@soygdelpetroleo) April 27, 2020
Rusia: ¿El siguiente paso?
A la par de la falta de capacidad de refinación, Venezuela también afronta una estrepitosa caída de la producción de petróleo. Si bien en 1998 (cuando Chávez ganó las elecciones) PDVSA producía casi 4 millones de barriles diarios de petróleo, hoy no llega a 700.000 barriles.
La razón para esta caída en la extracción de crudo es la misma que para la merma en la capacidad de refinación: 20 años de politización de la principal industria del país, que pasó de ser manejada por gerentes y técnicos, a caer en manos de funcionarios partidistas.
El chavismo se ha valido de las empresas mixtas constituidas con firmas extranjeras, que le han permitido mantener al manos una modesta producción. Sin embargo, la falta de incentivos y ahora las sanciones de la administración Trump, están reduciendo las operaciones de empresas extranjeras en suelo venezolano.
La rusa Rosneft es la más reciente en salir del juego. Pero esta retirada ha sido denunciada como una forma del presidente ruso Vladimir Putin, de continuar apoyando a su aliado Nicolás Maduro.
De hecho, Rosneft anunció, a la par de su salida, que traspasaba todas sus operaciones en Venezuela a una compañía 100% propiedad del gobierno de Moscú.
No se ha dicho el nombre de esta empresa. Se especula que podría tratarse de Roszarubezhneft. Esta compañía se constituyó al mismo tiempo que se producía el retiro de Rosneft. La estrategia podría dejar a la prolífica Faja Petrolífera del Orinoco, el mayor yacimiento de el país suramericano, en poder de los rusos, Y mientras, la más grande refinería de Venezuela pasa a manos del gobierno de Irán.
https://twitter.com/geologochacin/status/1255128666813591554
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