Previo al fallido lanzamiento del potente cohete Starship de SpaceX, Elon Musk –fundador y jefe del fabricante aeroespacial- señaló que la misión tenía aproximadamente un 50% de probabilidades de éxito. «No digo que llegue a la órbita, pero garantizo emoción». Dos minutos bastaron para desmoronarse todo un proyecto: la misión, horas de trabajo e inversiones por más de 2.000 millones de dólares en la impresionante nave que explotó sobre el Golfo de México. A más de una semana del hecho, surge una preocupación adicional, el impacto ambiental del fugaz paso de Starship.
Más allá de las razones técnicas que imposibilitaron a la nave espacial cumplir su cometido, lo que atrajo un mayor escrutinio por parte del gobierno de EE UU fue la naturaleza explosiva a nivel del suelo.
La fuerza devastadora del lanzamiento envió una nube de concreto pulverizado que llovió sobre un pequeño pueblo cercano, dijeron los reguladores federales. Esto generó nuevas preguntas sobre el impacto ambiental de las operaciones de lanzamiento aceleradas en el sitio.
A lo largo de estos años, tanto la Administración Federal de Aviación (FAA) como SpaceX parecían poner especial énfasis en la contención de los posibles daños medioambientales. Se consideraron muchas cosas, desde las especies en «riesgo de extinción» que habitan o anidan en la zona. Hasta los posibles impactos en las comunidades circundantes o el ruido.
Pareciera que, concentrados en los efectos del cohete, no llegaron a considerar el polvo que podría ocasionar la destrucción casi total de la plataforma de lanzamiento, recoge Xataca.
La lluvia de ceniza, cascotes y arena cayó a muchos kilómetros más allá de donde se pensaba que iba a llegar. La «pulverización» de la base era algo que no estaba contemplado.
El impacto ambiental del Starship
Ahora investigadores, activistas y residentes intentan determinar cuál ha sido (y será) el impacto ambiental (ecosistemas y especies de animales) y en la salud de la explosión de Starship de SpaceX en la localidad.
Porque no solo está investigando la FAA, sino la oficina regional del Servicio de Pesca y Vida Silvestre de EE UU. Y los equipos legales del Center for Biological Diversity. Al fin y al cabo, toda esa región costera de Texas es un singular refugio de la biosfera y, durante estos meses, muchas de esas especies están anidando en las zonas afectadas.
El despegue de las instalaciones de SpaceX, adyacente a un refugio nacional de vida silvestre cerca de la playa de Boca Chica, también arrojó grandes trozos de concreto y metal a kilómetros de distancia. Y provocó un incendio en terrenos cercanos, según el Servicio de Pesca y Vida Silvestre.
Además del polvo y los destrozos que salieron dispersos en la atmósfera. En tierra, la fuerza de aproximadamente 30 motores de cohetes disparando a plena potencia golpeó la plataforma de lanzamiento en el despegue. Tallando un cráter de varios pies de profundidad en el suelo.
Una columna resultante de polvo de concreto se desplazó hasta 10,5 km hacia el noroeste, según el Servicio de Pesca y Vida Silvestre. El material pulverizado cayó sobre las planicies de marea en el área y en Port Isabel. Una ciudad cerca del extremo sureste del estado, dijo el portavoz de la agencia, Aubry Buzek.
Los ambientalistas aprovecharon el informe como evidencia de que se debe realizar un estudio más profundo de los peligros potenciales para la seguridad pública. Así como para la vida silvestre antes de realizar más lanzamientos de Starship en Boca Chica, recogió The Guardian.
Problemas pulmonares y respiratorios
La FAA está liderando una investigación de percance por separado del lanzamiento de prueba, que terminó con la explosión del cohete Starship y su impacto ambiental y a la salud. Dijo que no permitiría que el vehículo espacial vuelva a volar hasta que se determine cualquier sistema o procedimiento que garantice la seguridad pública.
Además, indicó que la propagación de los escombros del lanzamiento significa que SpaceX deberá tener un «monitoreo continuo de la vegetación. Y la vida silvestre por parte de un biólogo calificado». Incluida una encuesta previa y posterior al lanzamiento, y el envío de un informe a la FAA y otros estados o agencias federales.
SpaceX también debe trabajar con las autoridades locales y federales para eliminar los desechos del lanzamiento de los «hábitats sensibles».
Según Los Ángeles Times los observadores del lanzamiento notaron la semana pasada que la plataforma SpaceX sufrió lo que parecía ser un daño sustancial después del despegue.
Además de los escombros documentados por el Servicio de Pesca y Vida Silvestre, los residentes locales reportaron ventanas rotas y casas sacudidas en las cercanías de Port Isabel, Texas, después del lanzamiento. Los autos equipados para transmitir en vivo el lanzamiento fueron afectados por la fuerza del despegue y la explosión. Uno fue golpeado por trozos de concreto del tamaño de una bola de boliche.
Y en cuanto a la salud, los indicios tampoco son optimistas. Eric Roesch, es un ingeniero ambiental que ha seguido el impacto ambiental y en la salud de las instalaciones de SpaceX y sus lanzamientos. Sostiene que las emisiones de partículas relacionadas con la destrucción de la plataforma pueden «relacionarse directamente con problemas pulmonares y respiratorios». Y que «la Agencia de Protección Ambiental de EEUU las considera un contaminante de alta prioridad».
Mayor investigación
Está claro que «los impactos en la salud dependen del tiempo y la cantidad de exposición, así como del tamaño y el contenido de las partículas». Por ello, se requiere una investigación más profunda. Sin embargo, la falta de planes de contención para un escenario de este tipo hacen, según Roesch, que la coyuntura sea muy complicada.
A pesar del resultado adverso, SpaceX elogió la misión abortada como un éxito calificado. La compañía dijo que estaba satisfecha con el despegue de Starship en su primer vuelo de prueba: el lanzamiento es una valiosa fuente de datos para un mayor desarrollo de la nave espacial.
La NASA cuenta con Starship como un componente fundamental de su programa Artemis. Cuyo objetivo es llevar a los astronautas a la luna en los próximos años como un trampolín para la eventual exploración humana de Marte.