La hipótesis popular sostiene que la Luna se formó por los restos expulsados cuando un cuerpo del tamaño de Marte colisionó con la corteza superior de la Tierra, que es pobre en metales. Pero una reciente investigación sugiere que la Luna es más metálica de lo que se pensaba anteriormente. Este descubrimiento brinda nuevas ideas que podrían desafiar la actual comprensión de los orígenes del satélite.
Según los investigadores, el polvo fino en el fondo de los cráteres de la Luna en realidad es material expulsado durante los impactos de meteoritos. El equipo comparó el contenido del fondo de los cráteres más grandes y profundos con el de los más pequeños y superficiales. El estudio encontró mayores concentraciones de metal en los más profundos.
Qué implica una Luna más metálica
¿Qué tiene que ver un cambio en la presencia de metal registrado en el subsuelo con nuestra comprensión de la Luna? La hipótesis tradicional es que hace aproximadamente 4.500 millones de años hubo una colisión entre la Tierra y un proto-planeta del tamaño de Marte (llamado Theia).
La mayoría de los científicos creen que esa colisión disparó una gran parte de la corteza superior pobre en metales de la Tierra en órbita. Los residuos formaron finalmente la Luna.
Que la Luna sea más rica en metales que la Tierra desafía la noción de que fueron partes del manto y la corteza de nuestro planeta las que se lanzaron a la órbita. Una mayor concentración de depósitos metálicos puede significar que se deben explorar otras hipótesis sobre la formación del satélite.
Es posible que la colisión con Theia haya sido más devastadora para nuestra Tierra primitiva, con secciones mucho más profundas lanzadas a la órbita. O quizás la colisión ocurrió cuando el planeta aún era joven y estaba cubierto por un océano de magma. Alternativamente, más metal podría insinuar el enfriamiento lento y complejo de una temprana superficie lunar fundida, como lo sugieren varios científicos.
Nueva evidencia
Esta investigación particular proporciona información sobre una sección de la Luna que no se ha estudiado con frecuencia. Postula que puede existir una concentración aún mayor de metal más profundo debajo de la superficie.
Es posible, dicen los investigadores, que la discrepancia entre la cantidad de hierro en la corteza terrestre y la Luna podría ser aún mayor de lo que pensaban los científicos. Este hecho cuestiona la comprensión actual de cómo se formó la Luna.
El estudio fue publicado esta semana en Earth and Planetary Science Letters. Estuvo dirigido por Essam Heggy, científico investigador de ingeniería eléctrica e informática en la Escuela de Ingeniería Viterbi de la Universidad del Sur de California.
La misión Lunar Reconnaissance Orbiter (LRO) utilizó el instrumento de radiofrecuencia en miniatura (Mini-RF) de a bordo para obtener imágenes y caracterizar el fino polvo en el fondo de los cráteres. Los investigadores concluyeron que el subsuelo de la Luna puede ser más rico en metales (es decir, óxidos de hierro y titanio).
Según Heggy, «al mejorar nuestra comprensión de cuánto metal tiene realmente el subsuelo de la Luna, los científicos pueden limitar las ambigüedades sobre cómo se ha formado, cómo está evolucionando y cómo está contribuyendo a mantener la habitabilidad en la Tierra».
Más allá de nuestra Luna
El científico añadió además que «nuestro sistema solar tiene más de 200 lunas. Comprender el papel crucial que juegan estas lunas en la formación y evolución de los planetas que orbitan puede darnos una visión más profunda de cómo y dónde podrían formarse las condiciones de vida fuera de la Tierra y qué podría ocurrir».
Wes Patterson, del Laboratorio de Física Aplicada de la Universidad Johns Hopkins y coautor del estudio, agregó que «la misión LRO y su generador de imágenes de radar Mini-RF continúan sorprendiéndonos con nuevos conocimientos sobre los orígenes y la complejidad de nuestro vecino más cercano «.
El equipo planea continuar realizando observaciones de radar adicionales de más cráteres con el experimento Mini-RF para verificar los hallazgos iniciales de la investigación publicada.
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