La cotidianidad en Rusia cambió de golpe el 24-F. Bastó una “orden especial” de Vladimir Putin para movilizar tropas, atacar a Ucrania y desatar una crisis regional e, incluso, interna en Rusia. La incertidumbre crece en los agentes políticos y económicos y, en la conmocionada población. La duración del conflicto y su desenlace final genera desconcierto. También agitan los temores una posible arremetida de respuesta por el gobierno de Volodímir Zelenski y sus aliados a territorio ruso, el impacto de las sanciones económicas y la fuga masiva de transnacionales.
Los ciudadanos se incorporan a sus labores cada mañana atentos a las noticias de la guerra y a las crecientes restricciones que aplica el gobierno. Ahora las empresas rusas están obligadas a transferir el 80% de sus divisas en rublos y los inversores tienen prohibido salir del país por decreto presidencial. Asimismo, tienen prohibido sacar más de 10.000 dólares en efectivo.
La Asamblea General de la ONU aprobó exigir el cese inmediato de la ofensiva de Moscú contra Ucrania y el retiro de todas las tropas rusas, con un fuerte apoyo de los países miembros que provocó un aplauso sostenido. La votación fue 141 a favor, 5 en contra ( Rusia, Siria, Bielorrusia, Eritrea y Corea del Norte) y China y otros 34 se abstuvieron.
Crisis financiera y de inversiones
Además, el primer ministro Mijaíl Mishustin emplazó a las empresas extranjeras a mantenerse en Rusia. Aunque poco caso han hecho varias transnacionales que a las pocas horas de la invasión abandonaron o redujeron sus negocios.
«Los que ganen al final serán los que no sucumban a las consignas de los políticos extranjeros, los que no detengan sus proyectos en nuestro país. La práctica ha demostrado que es fácil abandonar un mercado, pero es mucho más difícil volver cuando el lugar ha sido ocupado por los competidores», amenazó.
Los ataques continúan en territorio ucraniano y el cerco económico a Putin también es expansivo. La temida exclusión de algunos bancos rusos del sistema de pagos SWIFT se hizo efectiva como parte de las sanciones económicas. A la vez se congelaron los activos del Banco Central de Rusia que se encuentran en el exterior. El impacto de estas penalizaciones hace que las empresas perciban un alto riesgo financiero seguir en Rusia.
Crisis en Rusia: desplome del rublo
Gigantes del petróleo, firmas de mensajería y comunicaciones o fabricantes de vehículos se desprenden de sus activos o suspenden sus exportaciones hasta próximo aviso.
A las sanciones externas se suma el cierre por la UE, Estados Unidos y Canadá de su espacio aéreo, medida que es correspondida por Moscú.
Asimismo, el banco ruso VTB avisó a sus clientes de la posibilidad de que los servicios de pago de Apple, Google y Samsung no estén disponibles a través de los sistemas de Visa y Mastercard. Una medida que afecta el servicio del transporte público. El Banco Central Ruso alertó que las tarjetas de débito y crédito emitidas en Rusia no podrán ser utilizadas en el extranjero. Mientras tanto, el rublo se desplomó en un 30%, un incremento sustancial de la crisis interna en Rusia.
Las medidas multidireccionales producen inquietud y nerviosismo en los rusos. Miles de ahorristas hacen largas filas para retirar sus ahorros de los bancos locales, una vez excluidos del sistema SWIFT. Esta reacción también se observa en otros países de Europa, donde los ahorristas se acercaron a las subsidiarias de la estatal rusa Sberbank, que está en la lista de los sancionados.
La crisis gana terreno en Rusia. «No soy un politólogo, soy una persona creativa y trabajo en una esfera totalmente diferente. Pero, como la mayoría de la gente corriente, no puedo hacer predicciones. Cada día la situación cambia. Cada día hay algo nuevo. Todos vivimos al día», dijo a RFI un transeúnte en las calles de Moscú.
Anna, gerente de un organismo de formación en París, comentó que esta guerra es una tragedia muy grande. «Totalmente inaceptable e inadmisible en el siglo XXI en lo económico, cultural, deportivo. Pero, sobre todo, preocupa es el clima de odio que se va a instalar entre los pueblos», dijo.
Crisis en Rusia: miedo y desconcierto
A simple vista, los rusos siguen sus actividades diarias con cierta normalidad, pero se percibe tensión e intranquilidad. El servicio ruso de la BBC realizó una encuesta aleatoria a varios ciudadanos en las calles de Moscú y Rostov. Unos defienden a Putin y otros lo rechazan. Pero todos tienen inquietudes y cavilaciones sobre la crisis que se expande en Rusia.
«He estado llorando todo el día. La gente en Ucrania está muriendo. Los niños están muriendo. Los hombres que luchan están muriendo. ¿Y luego qué? Nosotros, los jóvenes rusos de 19 o 20 años, seremos enviados a pelear también?», dijo un estudiante universitario.
Un hombre con una gorra de béisbol habló de «proteger a los rusos» en Ucrania y responsabilizó a los ucranianos. «Es culpa de ellos que terminaron en esta situación. Siempre han sido problemáticos, a lo largo de la historia», afirmó convencido.
Anastasia, profesora de inglés en Moscú, indicó a RFI con la voz quebrada lo que espera del conflicto. “El efecto de las sanciones ya lo estamos sintiendo. El impacto será muy, muy duradero. No puede proyectarse el nuevo mundo que está tomando forma y que se presenta tan oscuro, confió.
Cuando Putin se hizo cargo del país, Rusia se encontraba en el caos de los años noventa y la caída de la URSS. Devolvió la estabilidad y consiguió que los salarios y las pensiones se pagaran a tiempo. Y por ello la mayoría de los rusos, especialmente los que vivieron ese periodo, siguen estando agradecidos. Por eso también muchos han hecho la vista gorda a su deriva autoritaria a cambio de estabilidad y crecimiento económico. El impacto de las sanciones podría significar la ruptura de este «contrato» con el país.
Manifestaciones y protestas
Esta semana unas 1.700 personas han sido arrestadas en las protestas contra la guerra en docenas de ciudades en Rusia. Las fuerzas del orden han actuado con especial violencia.
Más de 900 fueron arrestadas en Moscú y más de 400 en San Petersburgo, según OVD-Info, que rastrea los arrestos en manifestaciones de la oposición. Miles se reunieron cerca de la plaza Pushkin, en el centro de Moscú, al tiempo que hasta 1.000 personas se reunieron en la antigua capital imperial, San Petersburgo.
El lema «No a la guerra» fue pintado con aerosol en la puerta principal de la Cámara Baja del parlamento ruso. Las opiniones se manifiestan públicamente en un escenario de crisis en Rusia, a una semana de la invasión a Ucrania.