Las impactantes imágenes de las calles de la cosmopolita Dubái convertidas en verdaderos ríos, y las pistas de su espectacular aeropuerto anegadas de agua, recorrieron el mundo. En un país conocido por sus altas temperaturas y escasas lluvias, además de su riqueza petrolera, el hecho resultó doblemente noticioso. Al buscar razones se apuntó a la siembra de nubes. Pero el gran responsable no es otro que el cambio climático que los países petroleros restan importancia en los foros ambientalistas.
Emiratos Árabes Unidos apenas el año pasado fue el anfitrión de la COP28. La conferencia climática mundial en la que se esperaban más avances en la reducción de la emisión de los gases de efecto invernadero y la descarbonización del planeta. Pero fueron precisamente los países petroleros, especialmente los árabes, los que más trabas pusieron a sus resoluciones. Como el clima es muy democrático y poco amigo de hacer distinciones, este año les acaba de dar una muestra de lo que nos espera si seguimos como vamos. En 75 años que tienen de registros meteorológicos, los Emiratos Árabes Unidos no habían visto unas lluvias tan intensas con tormenta eléctrica como las de esta semana. Cuyos efectos se sintieron también en Bahréin y Arabia Saudita.
No fue una cosecha de la siembra
Pese a las versiones iniciales que presumían que la siembra de nubes podía ser la causa de los intensos aguaceros, los científicos niegan categóricamente esa posibilidad. Los primeros en desmentirlo fueron los del Centro Nacional de Meteorología (NCM) de los Emiratos Árabes Unidos. En un comunicado emitido a varios medios de comunicación dijeron que no hubo tales operaciones de siembra de nubes antes o durante la tormenta. El director general adjunto del NCM, Omar Al Yazeedi, explicó que la esencia de la siembra de nubes radica en apuntar a las nubes en una etapa anterior, antes de la precipitación. “Participar en actividades de siembra durante un escenario de tormenta severa resultaría inútil”.
Un criterio compartido por Maarten Ambaum, profesor de física y dinámica atmosférica en la Universidad de Reading. “Ciertamente en los Emiratos la siembra de nubes se utiliza para nubes que normalmente no producen lluvia… Normalmente no se desarrollaría una tormenta muy severa a partir de eso.»
Friederike Otto, profesora de ciencia climática en el Imperial College de Londres ahonda en el punto. “La siembra de nubes no puede crear nubes de la nada. Fomenta que el agua que ya está en el cielo se condense más rápido y caiga agua en ciertos lugares. Entonces, primero necesitas humedad. Sin él, no habría nubes”, afirmó.
Acontecimiento excepcional
Los meteorólogos emiratíes describieron lo ocurrido como un “acontecimiento excepcional” en la historia climática del país. EAU suele registrar una media de 140-200 mm de precipitaciones al año. Dubái solo suele tener 97 mm. La media mensual en abril es de apenas 8 mm. El sistema de tormentas iniciado el domingo en la región del Golfo Pérsico generó lluvias récord entre la noche del lunes y el martes. En 24 horas cayeron más de 254,8 mm de agua en la zona de Khatam al Shikla, a unos 150 km al sur de Dubái. Equivale a toda la lluvia que suele caer en el país en todo un año. Es la mayor precipitación registrada en los últimos 75 años.
A juicio de los expertos probablemente se debieron a un sistema meteorológico normal que se vio exacerbado por el cambio climático. La tormenta fue el resultado de una serie de factores que se unieron. Según el meteorólogo de la BBC, Matt Taylor, ya se había pronosticado que sería un fenómeno meteorológico grave. “Antes de que se produjera, los modelos informáticos ya pronosticaban lluvias equivalentes a más de un año en un espacio de tiempo de 24 horas”.
Se formó una baja presión al sur de la península arábiga, que atrajo una gran cantidad de humedad del mar. El hecho de que tanto la temperatura del agua en la superficie como la del aire fueran más altas de lo habitual, alimentó el sistema de tormentas. Los científicos atribuyen el aumento de la frecuencia de este tipo de tormentas en todo el mundo en los últimos años al calentamiento global. Que ha elevado las temperaturas de la superficie de los océanos. El aire más cálido puede retener más humedad, un 7% más por cada grado centígrado, lo que puede intensificar las precipitaciones.
Si, el cambio climático
Los expertos en clima afirman que el aumento de las temperaturas globales, causado por el cambio climático inducido por el hombre, está provocando fenómenos meteorológicos más extremos en todo el mundo, incluyendo lluvias intensas. Para el científico climático Daniel Swain es importante comprender las posibles causas de las precipitaciones extremas que batieron récords en partes de la Península Arábiga. “¿La siembra de nubes jugó algún papel? ¡Probablemente no! Pero ¿qué pasa con el cambio climático? ¡Probablemente sí!». Añadió que estas desconexiones afectan “cómo entendemos colectivamente nuestra capacidad de afectar activamente el clima en diferentes escalas espaciales y temporales”.
Según Esraa Alnaqbi, pronosticador senior del NCM, un sistema de baja presión en la atmósfera superior, junto con una baja presión en la superficie, actuó como una “presión” en el aire, Creó las condiciones para la poderosa tormenta. Mencionó a Reuters que el cambio climático probablemente contribuyó a la tormenta.
Dim Coumou, profesor de climas extremos en la Vrije Universiteit Amsterdam, explicó a Reuters que las precipitaciones provenientes de tormentas eléctricas, como las observadas en los Emiratos Árabes Unidos en los últimos días, experimentan un aumento particularmente fuerte con el calentamiento. “Se debe a que la convección, que es la fuerte corriente ascendente en las tormentas, se fortalece en un mundo más cálido”.
Consistente
Richard Allan, profesor de climatología en la Universidad de Reading, Reino Unido, explica explica que, aunque la intensidad de la lluvia batió récords, “Esto es coherente con un clima más cálido, con más humedad disponible para alimentar las tormentas. Lo que hace que las lluvias torrenciales y las inundaciones asociadas sean cada vez más potentes”.
Las cosas pueden empeorar en la medida en que se calienta el planeta. Un estudio reciente sugiere que de aquí a finales de siglo las precipitaciones anuales podrían aumentar hasta un 30% en gran parte de los Emiratos Árabes Unidos (EAU). Además, las condiciones del terreno en la península arábiga, una región desértica, también contribuyen a la ocurrencia de inundaciones.
“Evidentemente, los grandes fenómenos meteorológicos de este tipo son raros, pero es una región muy árida en la que los suelos son muy compactos y secos. Por eso, en cuanto llueve, se producen inundaciones repentinas. Eso no es algo raro en Dubái. Pero es justo decir que este fue un evento realmente grande”, explica el profesor de meteorología de la Universidad de Reading, Maarten Ambaum a la BBC.
Las lluvias son infrecuentes en los Emiratos Árabes Unidos. Las infraestructuras no están preparadas para manejar precipitaciones extremas. Entre otras cosas carecen de desagües. Por eso las pistas del aeropuerto de Dubái, así como importantes vías de comunicación de la ciudad quedaron inundadas.
Siembra de nubes
La “siembra de nubes” es una técnica de modificación del clima utilizada desde los años 90 para generar lluvia en EAU. Introduce agentes aglutinantes en la atmósfera con el objetivo de aumentar las precipitaciones. Se utiliza en todo el mundo. En áreas que necesitan más lluvia o nieve, la siembra de nubes se ve como una forma adicional de mejorar lo que ya existe de forma natural. Los meteorólogos supervisan cuidadosamente las nubes antes de sembrarlas para maximizar los resultados y programar las lluvias cuando son más necesarias.
El Instituto de Investigación del Desierto (DRI), una organización sin fines de lucro en Nevada, utiliza yoduro de plata, un compuesto que, según sus científicos, es natural y no dañino. Los Emiratos Árabes Unidos utiliza compuestos de sales naturales, no utilizan productos químicos nocivos. Los componentes se queman y se disparan a las nubes desde aviones especialmente equipados. También puede dispararse desde tierra.
Las áreas que han implementado esa estrategia experimentan aumentos significativos en su suministro de agua. El DRI informa de un aumento del 10% o más por año en la capa de nieve donde se ha realizado la siembra de nubes. Además, citan otro estudio realizado en las montañas nevadas de Nueva Gales del Sur, Australia, que resultó en un aumento del 14% en las nevadas.
La siembra de nubes no solo se utiliza para aumentar el suministro de agua. También se ha utilizado para prevenir inundaciones. Como en Indonesia, donde los científicos dirigieron las nubes preparadas para fuertes lluvias para que descargaran sobre el océano en lugar de sobre comunidades vulnerables. En China, donde el gobierno ha invertido miles de millones en la manipulación del clima, se utilizó la siembra de nubes para asegurar cielos despejados y reducir la contaminación durante un evento político.
Apuntar en la dirección correcta
Los expertos enfatizan que la siembra de nubes no puede generar más agua: simplemente estimula la caída de la que ya está presente. Como le explica Mike Eytel, especialista senior en recursos hídricos del distrito del río Colorado, a Yale Environment 360: “Es sólo otra herramienta más en la caja de herramientas para el suministro de agua. No es la panacea que algunas personas creen que es”. Ni el monstruo generador de inundaciones que algunos quieren creer.
Para los científicos y ambientalistas la duda de algunos sobre la verdadera causa de las intensas tormentas en los Emiratos Árabes Unidos destaca una dualidad frustrante. La tendencia del público a atribuir la culpa a la manipulación climática. Lo que se alinea directamente con la renuencia a aceptar que otras actividades humanas están contribuyendo activamente a la crisis climática, y, en última instancia, a eventos extremos.
Para el rico país árabe, habría sido mejor atribuirlo a la siembra de nubes, con suspenderlas estaría subsanado el problema. Siendo el cambio climático, la opción es reducir o eliminar la producción de combustibles fósiles, como han repetido hasta el cansancio los científicos. En los Emiratos Árabes Unidos, un país cuya bonanza depende de los combustibles fósiles, no es un asunto con una solución fácil ni satisfactoria. En el COP28 voces expertas advirtieron lo que podía pasar. La que fue su sede acaba de experimentarlo en carne propia.