Por Cambio16
20/02/2018
La idea de una intervención humanitaria en Venezuela es hoy una opción real en la boca de la opinión pública. Y más aún, en la de los venezolanos. No son pocos los antecedentes que la han despertado. Sólo por recordar uno: a mediados de julio del pasado 2017 mientras 34 naciones de todas partes de las Américas se reunían para discutir el futuro de la crisis humanitaria de Venezuela, militares en Caracas disparaban contra los manifestantes. Al final de aquel día, la OEA no lograba un consenso para aprobar una resolución contra la crisis. Mientras que en Caracas, un joven manifestante se convertía en la 74ª persona asesinada.
Seis meses han pasado de ello. Y el panorama es lamentablemente apremiante. Es difícil exagerar la gravedad del sufrimiento de los 31 millones de personas de este otrora rico país. Hoy Venezuela enfrenta una hiperinflación aguda, que ha llevado a una escasez generalizada de suministros básicos, incluidos alimentos. Un estudio nacional mostró que un asombroso 75 por ciento de los venezolanos ha perdido 19 libras de peso por la escasez de alimentos y un tercio de la población de Venezuela, unos 10 millones, no come más de dos comidas al día.
La Federación Médica de Venezuela estima que los hospitales carecen del 98 por ciento de los suministros médicos necesarios. Asimismo, 85 de los 100 medicamentos no están disponibles en absoluto. Como resultado, en el último año, unos 11,500 bebés murieron antes de su primer cumpleaños y la mortalidad materna aumentó un 65 por ciento. Los casos de malaria aumentaron un 76 por ciento y la difteria, que había sido erradicada hace 20 años, ha regresado a Venezuela. Manifestaciones recientes bajo la consigna «No queremos morir» le han desvelado al mundo este drama.
¿Por qué una intervención humanitaria en Venezuela?
No son pocos los que han comenzado a hablar de la necesidad de una intervención humanitaria en Venezuela como única salida a su crisis. La última ola de protestas en Venezuela desembocó en un empeoramiento de las crisis políticas y económicas. Las conversaciones entre el gobierno y la oposición política fracasaron. Y la OEA no pudo llegar a un acuerdo sobre una resolución sobre cómo lidiar con el hambre, la violencia, la represión gubernamental y las violaciones a los derechos humanos.
Mientras los canales diplomáticos chisporrotean, los obstáculos para encontrar una solución oportuna y ampliamente aceptada para estas crisis cuestionan qué otras vías de escape podrían existir. La idea de una intervención humanitaria en Venezuela como una opción real no era ampliamente considerada. Sólo la verborrea gubernamental la mentaba para justificar sus arbitrariedades. Adicionalmente existen desafíos adicionales en una región donde la intromisión en asuntos ajenos es históricamente tabú. Desde esperar una solución interna. Una división en el partido gobernante. O la intervención de las naciones vecinas. Hay muchas posibilidades, incluso si tienen sus defectos.
Pero, después de casi dos décadas de diversos grados de conflictos políticos y emergencias democráticas en Venezuela que se encontraron con llamados inconexos o poco entusiastas al cambio, el hecho de que una solución sea buscada por ciudadanos, académicos, políticos y diplomáticos es un testimonio de lo grave que se ha vuelto la situación. Un punto de inflexión podría activarse especialmente si las fuerzas armadas, que históricamente han respaldado al régimen, comienzan a cambiar. Muchos soldados provienen de familias que están experimentando escasez de primera mano. Pero esto está lejos de ser una certeza.
Un asunto regional
La idea de la intervención humanitaria en Venezuela también tiene un componente regional. Los riesgos para los vecinos de Venezuela están creciendo. Decenas de miles de venezolanos han huido a Colombia, Brasil , Panamá y Perú durante el último año y medio. En Colombia, los servicios sociales y hospitales en las ciudades fronterizas están saturados. Por ende su gobierno ha tomado medidas para prepararse para incluso más arribos. El presidente colombiano Juan Manuel Santos ha calificado al desplazamiento venezolano «el mayor problema actual» de Colombia. En Brasil igualmente están estudiando radicalizar las medidas de control.
Una intervención militar entre dos países latinoamericanos que no están en guerra no tiene precedentes en la historia moderna de la región. Pero algunos dicen que hay condiciones bajo las cuales eso podría cambiar. Sobretodo porque Venezuela está demostrando que ya no tiene control sobre su territorio.
Por ahora, sólo EEUU es el único país que abiertamente ha hablado de la necesidad de la acción militar para Venezuela. Ya sea de forma directa, como la «opción militar» que no descartó Donald Trump o el apoyo que aseguró el senador Marco Rubio tendrían los militares venezolanos en caso de un cambio. El tema ha tomado nuevos aires ahora con una solicitud formal hecha por el político venezolano Antonio Ledezma. El opositor, en el exilio tras una condena política del gobierno de Maduro, ha pedido al Alto Comisionado de DDHH de la ONU llevar adelante una injerencia humanitaria internacional.
En la boca de los venezolanos
Independientemente de la pertinencia de las soluciones sobre la mesa, los venezolanos dentro y fuera del país discuten rápidamente cómo devolver la paz y la estabilidad a su hogar. Mucho más con la preocupación regional que las próximas elecciones presidenciales en el país empeoren el panorama.
No se puede brindar ayuda a la fuerza sin la aprobación del gobierno, siempre que mantenga un control efectivo sobre las fronteras de Venezuela. Pero esto no está sucediendo. Por consiguiente el mundo debe desarrollarse y estar preparado para ejecutar una operación de ayuda importante en el momento que sea posible.
Y mientras que la OEA y el grupo de Lima se enfocan en abordar la crisis política en Venezuela, las Naciones Unidas, la Corte Penal Internacional y el mundo deben presionar a Maduro para que permita el acceso de personas de afuera para aliviar el sufrimiento del pueblo venezolano. También para enviar una señal inequívoca de que la comisión de atrocidades masivas tendrá graves consecuencias