Winfried Stöcker es un inventor alemán que desarrolló una vacuna contra la COVID-19. El problema es que se saltó todos los protocolos necesarios para la aprobación del medicamento por las autoridades sanitarias y se lo inoculó a sí mismo y a más de 100 de sus trabajadores y conocidos sin ningún tipo de permiso.
El científico de Schleswig-Holstein, que fue miembro del partido liberal Partido Democrático Libre (FDP), señala que el 97% de los inoculados presenta anticuerpos contra el virus y no ha tenido efectos secundarios. Sin embargo, la Fiscalía de Alemania abrió una investigación. Lo acusan de lesiones por no haber realizado los estudios necesarios antes de aplicar la vacuna contra la COVID-19.
Su vacuna contra la COVID-19 podría causar cáncer
Aunque Stöcker asegura que su receta es de fácil producción y con ella se podría inmunizar la población en pocas semanas, los expertos dicen que es un producto no testado y potencialmente contaminado que podría ser cancerígeno. El médico tuvo la posibilidad de probar su compuesto por la vía tradicional. Incluso haber cooperado con alguna compañía con experiencia en la autorización de medicamentos y con mayor capacidad de producción. El camino que escogió puso en peligro vidas humanas de forma innecesaria.
Saltándose todos los protocolos
La aprobación de una vacuna es un proceso largo y complicado que hemos podido conocer en los últimos meses (con Pfizer, Moderna o AstraZeneca). Después de las pruebas de laboratorio en cultivos celulares, se incluyen las pruebas toxicológicas en animales. Para que incluso se les permita realizar tales pruebas, los fabricantes de medicamentos deben pasar por rigurosos procedimientos.
El siguiente paso son los primeros ensayos clínicos en humanos en la fase 1. Luego vienen las fases de desarrollo de fármacos. Un requisito previo para cada ensayo clínico individual es también la aprobación de la autoridad reguladora responsable. En Alemania, este es el Paul-Ehrlich-Institute (PEI).
Además de todos los principios básicos que Stöcker violó, se sabe que quienes fabrican ese tipo de medicamentos y sus empleados deben estar excluidos de participar en las pruebas de inoculación con el fin de no arriesgar la objetividad de los estudios.
Una vacuna contra la COVID-19 para todos
Stöcker se rehúsa a patentar su vacuna contra la COVID-19 y según él la receta está publicada en su propia web y está disponible para todos. Pero en el mundo científico su comportamiento ha generado duras críticas por saltarse los pasos fundamentales y poner en peligro las vidas de las personas con que ha experimentado.
Al parecer la vacuna ha tenido muy buenos resultados y no ha mostrado efectos secundarios. Funciona de forma similar a la americana Novavax, que sí pasó todos los controles de seguridad. La vacuna estadounidense posee una eficacia final del 96% y del 55% en la cepa sudafricana.
La revista Der Spiegel publicó la historia de Stöcker. Su planteamiento fue que la vacuna contra la COVID-19 podría producirse fácilmente en grandes cantidades y pronto sería posible vacunar a todos en Alemania. Pero en lugar de darle el apoyo necesario, las autoridades reguladoras alemanas presentaron cargos penales formales en contra del científico..
Acusado por agresión física
Ahora el científico se defiende diciendo que se trata de un experimento permitido a los médicos. Además argumenta que tiene el consentimiento de los pacientes y que los médicos a veces prueban medicamentos que no están autorizados. Sin embargo, esta norma solo se aplica al tratamiento de enfermedades activas y no a la profilaxis de posibles enfermedades futuras, pues en ese caso los peligros podrían ser mayores que los beneficios para personas sanas.
Por otro lado, su comportamiento podría además incluir una violación del código deontológico por administrar medicamentos no autorizados, y podría ser sancionado por el colegio médico.
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