Los alimentos que ingerimos a diario tienen un papel importantísimo en nuestro estado de salud y en el desarrollo y prevención de nuestro sistema inmunológico, esenciales para combatir la COVID-19. La nutrición, nuestros niveles energéticos, pensamientos y estilo de vida están directamente relacionados con el sistema inmunológico. Un desequilibrio en el sistema inmunológico puede aumentar el riesgo de contraer esta enfermedad.
El sistema inmunológico esta constituido por una red de células, tejidos y órganos que trabajan en conjunto para defender el organismo; los famosos glóbulos blancos también forman parte de este sistema de defensa. Además, existen los fagocitos, que son las células que atacan, destruyen y devoran las bacterias, virus, hongos y agentes patógenos invasores y, también, los linfocitos, que permiten que el cuerpo reconozca o recuerde a los agentes patógenos si regresan a infectarlo nuevamente. También forman parte de este sistema los leucocitos, que se encargan de filtrar la sangre y de ayudar a combatir las infecciones. Estos se encuentran en el timo, el bazo, la médula ósea, la piel, la membrana mucosa y el sistema linfático. Los ganglios linfáticos contienen agrupaciones de células del sistema inmune. Cuando un ganglio linfático esta inflamado generalmente indica una respuesta inmunitaria.
Está demostrado que cuando una persona presenta un estado nutricional pobre (desnutrición), tiene un mayor riesgo de padecer infecciones y enfermedades. La malnutrición influye negativamente en las diferentes funciones de los distintos sistemas del organismo, como el digestivo, respiratorio, inmunológico y nervioso, entre otros, ocasionando la aparición de enfermedades. La obesidad afecta el sistema inmunológico produciendo inmunosupresión, aumento en la frecuencia de infecciones y disminución en la respuesta de los anticuerpos. Existen evidencias de que mediante una alimentación saludable, balanceada, baja en grasa y rica en vegetales y frutas, y con lo nutrientes necesarios, obtendremos una respuesta favorable y reforzaremos los mecanismos encargados de defender al organismo de agentes patógenos infecciosos, y también de muchas otras funciones del sistema inmunológico. Para que se lleven a cabo los mecanismos inmunológicos se necesita un nivel óptimo de nutrientes en el organismo y una buena disponibilidad de los mismos.
Definitivamente, una forma de prevenir la COVID-19 es fortaleciendo el sistema inmunológico. Esto se logra mediante una alimentación sana y un estilo de vida en armonía y balance. Un estilo de vida en balance significa que debemos realizar ejercicios físicos regularmente, un mínimo de tres veces por semana, mantener un peso saludable, si se ingiere alcohol que sea de una forma muy moderada, tener hábitos de sueños entre 7 a 8 horas continuas, trabajar el aspecto espiritual, minimizar el estrés, no fumar, etc. Trabajar en definitiva por lograr un balance y armonía entre cuerpo, mente y espíritu. Por tal razón, muchas personas se preguntan cómo pueden mejorar, reforzar el sistema de defensas: esta es una oportunidad perfecta para nutrir el cuerpo, el sistema inmunológico, a través de lo que comemos.
Además del sistema respiratorio, el tracto gastrointestinal puede ser una vía de transmisión para la COVID-19. Es preciso cuidar la flora intestinal, ya que las células intestinales también pueden infectarse por el virus de la COVID-19 y, por lo tanto, necesitamos blindar también el sistema digestivo.
Las células del sistema inmunológico están influenciadas por el balance de sustancias antioxidantes, de forma que una elevada proporción de agentes antioxidantes, suministrados por la alimentación, ejerce un papel fundamental en la defensa del organismo.
Los oligoelementos (vitaminas y minerales) también tienen un papel muy importante en el perfecto funcionamiento del sistema inmune y una correcta protección frente a las enfermedades. Entre ellos, los que juegan un papel más importantes son la vitamina A (beta-carotenos), vitamina B6 y B12, vitamina C, vitamina E, ácido fólico, hierro, zinc, cobre y selenio.
Se ha demostrado tanto en animales como en humanos que la suplementación con betacarotenos estimula tanto la inmunidad celular como la humoral, pudiendo producir un efecto preventivo frente a la incidencia de ciertas enfermedades. También existen evidencias de que la deficiencia de vitamina E está asociada con una respuesta inmune deteriorada. Cuando se ingieren suplementos de vitamina E por encima de las recomendaciones, se produce una mejora del sistema inmunitario, esto podría deberse al aumento producido en la generación de anticuerpos.
Es bien conocido que cuando la deficiencia de vitamina C incide en ciertos parámetros del sistema inmunológico, aumentando el riesgo de padecer infecciones, virus, etc , sobre todo a nivel del tracto respiratorio.
El hierro es un elemento fundamental para el desarrollo del sistema inmunológico. La deficiencia del mismo ocasiona un fallo en los mecanismos de defensa del individuo. La deficiencia de zinc también puede afectar directamente el sistema inmunitario. El zinc es un elemento esencial para muchas funciones del organismo y del sistema inmunológico. Es importante entender que la falta o deficiencia de un único nutriente, como puede ser la vitamina A, E, hierro o zinc, entre otros, puede afectar considerablemente a la respuesta y funciones del sistema inmunológico.
Combatir la COVID-19
Implementar un régimen de alimentación basado en: Alto consumo de vegetales, verduras y frutas, ya que estos son ricos en vitaminas y minerales. Ingesta baja en proteína animal (tres veces por semana y preferiblemente carnes blancas: pescado, mariscos, pavo, pollo, y carne rojas cada 15 días) y alta en proteína vegetal. Una excelente fuente de proteína vegetal son los granos, los cuales a la misma vez son ricos en vitamina E (frijoles negros, rojos, lentejas, garbanzos, semillas de girasol, semillas de sésamo, semillas de chía, pistachos, soja). Es importante el consumo de mariscos, pescado, y carnes ya que la vitamina B12 está solo presente en los productos de origen animal y alto contenido de zinc y selenio. Consumo bajo en grasas, eliminar las grasas saturadas y grasas trans. Consumir moderadamente grasas monoinsaturadas (aceite de oliva, aceite de canola, almendras, nueces, aguacate, etc). Una dieta baja en grasa ayuda a fortalecer el sistema inmune. Baja ingesta de azucares refinadas (cereales de desayuno,vgalletas, bollería, refrescos, chocolates de leche y blanco,vpostres, etc.) y sal y un consumo de moderado a alto de carbohidratos complejos preferiblemente sin gluten (cereales integrales, arroz integral, pasta integral, quinoa) y fibra.
Reforzar el sistema inmunológico
Ingesta muy alta en vegetales frescos y de temporada, especialmente crucíferos: coliflor, brócoli, col de Bruselas, repollo, kale y verduras de hojas verdes. Consumir acido fólico, que se halla en las verduras de hojas verdes. Y betacarotenos, presentes en la zanahoria y batata. Utilizar ajo en la mayoría de las comidas.
El jengibre también tiene propiedades que fortalecen el sistema inmune. Los hongos y setas contienen betaglucanos, los cuales ayudan a estimular el sistema inmunológico. Alto consumo de verduras: pimentón rojo, pepino, cilantro, cebollín, ajo. Incrementar la ingesta diaria de frutas del bosque: fresas, frambuesas, moras, arándanos. Otras frutas muy beneficiosas son la naranja, mandarina, kiwi, mango, piña, papaya, tomate y calabaza.
El alga chlorella es rica en proteínas y sobre todo en aminoácidos esenciales, también en antioxidantes, clorofila, betacarotenos, complejo B, C, E y K, entre otros; El alga chlorella ayuda al sistema inmunológico para protegerlo de los virus, estimula la reparación celular y tiene gran capacidad para eliminar las toxinas del cuerpo.
Coco (aceite de coco): posee propiedades bactericidas, antioxidantes, antiparasitarias, hipoglucémicas, hepatoprotectoras e inmunoestimulantes. Rico en calcio, magnesio, fósforo, hierro, sodio, selenio, yodo, zinc, flúor y otros elementos como potasio. Cuida la salud ósea y muscular. Aceite de oliva extra virgen, además de ser rico en ácidos grasos monoinsaturados también es rico en vitamina E. Consumo de lácteos, pero no provenientes de la vaca: leche de almendras, yogur. El consumo de huevo, dos veces por semana. Importante por sus proteínas de alto valor biológico y su alto contenido de betacarotenos (vitamina A), vitamina B12, hierro, zinc y selenio.
Consumir té verde una vez al día por su efecto antioxidante y beneficio para el sistema inmune. Recomendable suplementar con probióticos, ya que favorecen al sistema inmunológico, actuando como barreras, impidiendo la entrada de microorganismos y tienen, además, la facultad de matar ciertos virus, hongos y bacterias. Y también la ingesta de suplementos nutricionales, como la vitamina C (contra el escorbuto y otras enfermedades). Aumentar las dosis de melatoninas vía oral en las personas que ya estén consumiéndola. Existen evidencias de que la melatonina previene el daño celular durante ciertos estados agudo y crónicos. Se cree que esto es debido a su potente propiedad como antioxidante y estimulador del sistema inmune. Actualmente hay ensayos clínicos que han implementado el uso de melatonina inyectada en pacientes con la COVID-19 para poder combatir el coronavirus.
Los que debilitan el sistema inmunológico
Remover los alimentos enemigos, como azúcar refinada, los fritos y las grasas trans, gluten (trigo, cebada, avena, centeno, maíz ) y lácteos provenientes de la vaca, ya que rompen la barrera de células intestinales creando un intestino permeable.
Las frutas y vegetales deben ser limpiados bien para eliminar restos de tierra, suciedad, pesticidas, bacterias, etc. No es necesario limpiarlos con jabones o detergentes. Según la Agencia Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) “en la actualidad no hay pruebas de que los alimentos puedan ser una vía de transmisión probable del coronavirus. Debemos lavarnos las manos con jabón antibacterial, mínimo 20 segundos antes de limpiar los alimentos, y lavar bien los utensilios de cocina y superficie de trabajo.
Cuando recibas la compra, o cuando regreses de comprar los alimentos, debes lavar y desinfectar los paquetes y envoltorios.
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