Unos 401 inmigrantes encontraron refugio en las costas de las islas Canarias. Llegaron a bordo de embarcaciones irregulares –cayucos, pateras, lanchones– y entre ellos se encontraban 3 bebés. El arribo fue entre las últimas horas del domingo y la madrugada de este lunes.
De acuerdo con el Centro Coordinador de Emergencias y Seguridad del 112 de Canarias, 85 personas llegaron a la isla de la Gomera a bordo de una patera. En la Playa de Santiago recibieron la atención del personal del Servicio de Urgencias Canario y luego el helicóptero del Grupo de Emergencias y Salvamento encontró otra en aguas cercanas a la isla de El Hierro. Desde allí trasladaron a 49 inmigrantes más al puerto de La Estaca.
Allí no terminó lo jornada. Durante la madrugada, Salvamento Marítimo interceptó 9 embarcaciones con 246 migrantes de origen magrebí. Todos se dirigían a la isla de Gran Canaria y fueron trasladados al Muelle de Arguineguín, en Mogán. Seis mujeres, cuatro menores de edad y tres bebés estaban entre ellos. Horas después se toparon con otra patera, en esta ocasión eran 21 hombres, también de origen magrebí, que tenían a Lanzarote como destino.
Un fin de semana de rescates insuperables
La cifra es estremecedora. Los servicios de emergencia del archipiélago informaron el domingo que rescataron a más de 1.600 migrantes que llegaron en pequeñas embarcaciones. Eso sin contar las que se sumaron en la madrugada y este lunes, pues en total se acercan a los 2.000.
No todos lograron llegar con vida. El cuerpo de una persona que falleció lo recuperaron en aguas cercanas a la isla de El Hierro. A otra persona la tuvieron que trasladar en helicóptero a un hospital local por problemas de salud.
Pero todavía no termina la jornada. La embarcación Salvamar Menkalinan de Salvamento Marítimo atracará en el muelle grancanario de Arguineguín en las próximas horas con 6 pateras que transportan en total 115 magrebíes. Los rescataron luego de ser avistados al sur de Gran Canaria por el avión Sasemar 101. Y la operación sigue abierta, pues las guardamar han partido a la búsqueda de más pateras.
La llegada y el refugio
Las personas que han llegado durante los últimos días permanecen en el campamento de migrantes del Muelle de Arguineguín, en Gran Canaria. Justamente una semana después de que el ministro de Interior, Fernando Grande-Marlaska, visitó el lugar y anunció que el Gobierno cerraría el campamento en las siguientes semanas.
Actualmente realizan trabajos para habilitar el espacio que necesitan los migrantes para pasar las primeras 72 horas de reseña policial en los terrenos militares del antiguo polvorín de Barranco Seco. Se trata de un acondicionamiento para garantizar su «dignidad» y el «buen desarrollo y trabajo» de los funcionarios policiales.
Una medida que responde en parte a las peticiones de cientos de personas que el sábado manifestaron en las calles de Arguineguín. Pedían mejor eficacia en la gestión de la crisis migratoria que impacta a Canarias y el cierre inmediato del campamento de migrantes.
La convocatoria fue organizada por la cofradía de pescadores de la zona. Solicitan el traslado de los migrantes del puerto para usar el espacio que ocupa el campamento. Quieren dedicarlo a la fabricación y reparación de aparejos y demás enseres de pesca, como siempre ha sido.
La ruta de Canarias, peligro y muerte para los refugiados
La ruta migratoria de Canarias a través del Atlántico se perfila como la más mortífera. La Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados dice que un camino que toman personas que, en muchos casos, merecen protección internacional.
Acnur cifra en más de 600 las personas que han muerto o desaparecido en lo que va de año tratando de llegar al archipiélago español en embarcaciones precarias. Calculan que la Ruta Canarias alcanzó una tasa de mortalidad entre el 5 y el 8%. Son porcentajes que aplicados a los 12.743 inmigrantes que llegaron a las islas hasta el viernes, dejan un saldo potencial de 640 y 1020 personas muertas y desaparecidas. En agosto, la Organización Internacional de las Migraciones avisó que una de cada 16 personas que decide intentar llegar a Canarias en patera pierde la vida en el intento.
Son mujeres, hombres, niñas y niños, principalmente de Mali, Marruecos, Costa de Marfil, Senegal y Guinea. Entre ellos viajan refugiados, personas que huyen de la violencia, guerra y persecución.
La ruta a las islas desde África occidental, que en su punto más cercano en Marruecos está a 100 kilómetros de distancia, unas 60 millas, presenta un aumento en el tráfico este año. sobre todo después de que la Unión Europea financió a Marruecos en 2019 para que frenara el paso de migrantes que buscaban llegar al sur de España por el Mediterráneo.
Si bien las llegadas siguen siendo bajas si se comparan con los más 30.000 inmigrantes que arribaron a las islas en 2006, se encuentran en su nivel más alto en más de una década. España redujo el flujo de llegadas por mar a unos pocos cientos al año a través de acuerdos con países de África Occidental.
Mafias de la inmigración y crisis en las Islas Canarias
La cantidad de inmigrantes que llegaron a Canarias este fin de semana es la más alta desde la «Crisis de los cayucos», de 2006. Solo en ese año llegaron 31.678 personas a Canarias en 515 pateras o cayucos; cifras nunca vistas en un archipiélago de 2 millones de habitantes. Fueron 7 veces las llegadas de 2005, de 4.715, y multiplicaban por 4 los inmigrantes que durante ese año cruzaron el estrecho de Gibraltar, unos 7.500.
Las Islas Canarias se han convertido en un negocio importante para las mafias de la inmigración que operan en la costa africana y en el propio archipiélago. Son una serie de organizaciones delictivas que captan a «clientes» en África por cifras que a veces llegan a 1.500 euros por persona o pasaje. Se tiene registro también de cifras superiores si se ofrecen «servicios complementarios».
Son grupos delictivos que han encontrado en las costas africanas un terreno favorable para desarrollar sus actividades. Allí existe menor vigilancia que en el norte de Marruecos, donde las autoridades ejercen más presión, sobre todo por la pandemia de la COVID-19.
Las mafias llegan a garantizar, a través de un sistema de falsificación y tráfico de documentos y lugares de residencia, el rápido transporte para los inmigrantes hasta la península vía aérea o marítima. En estos casos las cantidades que pagan son superiores a los 1.500 euros. Los demandantes siguen creciendo cada día.
Una operación para cerrar la ruta
El Gobierno de España mantiene conversaciones con la agencia europea de fronteras, Frontex, para relanzar una operación en conjunto y frenar la llegada de cayucos y pateras. Sin embargo, las negociaciones están en una etapa preliminar y deben definir cuáles serán los medios que van a usar, marítimos, aéreos o ambos.
También falta decidir en qué regiones se hará y el nivel de participación de países como Senegal o Mauritania. Se trata de reformular la operación Hera II, con la que se desplegaron barcos y aviones en el litoral africano para detener la salida de cayucos y devolver a sus ocupantes al punto de partida en 2006.
Esta es una ruta que se daba por controlada, pero que desde septiembre de 2019 absorbe una presión migratoria sin precedentes. En lo que va de año se han registrado casi 13.000 llegadas; con 5.328 tan solo en el mes de octubre, el peor dato mensual de la historia de las islas.
La reactivación de esta vía canaria responde en su mayoría al control de Marruecos de la ruta del Estrecho y el mar de Alborán. Este refuerzo de la vigilancia la ha hecho más cara e inaccesible; además, está empujando a miles de personas a optar por el Atlántico. Otros factores como la crisis económica derivada de la COVID-19, inestabilidad del Sahel y las restricciones fronterizas que impiden a los migrantes tomar rutas terrestres también están influyendo.
Los pasos que ahora está siguiendo el Ejecutivo son una repetición de los recorridos que se hicieron en 2006. La semana pasada siete agentes de Frontex comenzaron una misión para apoyar a la Policía Nacional con la identificación de migrantes llegados a las islas, como se hizo en el pasado.
Lea también: