Apenas ha habido progresos concretos debido a los intereses contrapuestos de dos grandes bloques de países
La ciudad de Busan, en Corea del Sur, acoge la última sesión del Comité Intergubernamental de Negociación de Naciones Unidas (INC, en inglés) que inició hace dos años los trabajos para un tratado mundial sobre el plástico.
Pese a las cuatro rondas previas de discusiones, que arrancaron en Punta del Este, Uruguay, los expertos consideran que apenas ha habido progresos concretos debido a los intereses contrapuestos de dos grandes bloques de países que afectan principalmente a la industria petroquímica.
Las posturas de las distintas delegaciones se mantienen alejadas en cuestiones como si el acuerdo debe limitar la producción de plástico y algunos químicos. O si este debe ser aprobado por mayoría o por consenso.
Incluso, si se debe o no analizar toda la cadena de valor del plástico. Estas dudas deberán despejarse y concretarse en esa ciudad portuaria – a 350 kilómetros al sureste de Seúl- con una fecha tope del próximo 1 de diciembre.
Las negociaciones están en “el momento de la verdad”, afirmó la directora del Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente, Inger Andersen, al iniciarse la ronda. “Busan puede y debe marcar el fin de las negociaciones”, insistió ante los rumores de una posible extensión del proceso de deliberaciones.
La anterior ronda negociadora, la INC-4, se celebró en abril en Ottawa, Canadá. Logró dar forma a un borrador de unas 80 páginas con potencial para convertirse en un tratado vinculante. En la sesión se denunció la presencia creciente de cabilderos de la industria del plástico que obstaculizaron los avances.
Un tratado sobre plástico, ¿la quinta es la vencida?
En esta quinta sesión el Comité Intergubernamental de Negociación presentó un balance de las anteriores reuniones. En esta mesa de negociaciones para acordar finalmente un tratado mundial sobre el plástico persisten las divisiones y fricciones entre países.
Por un lado se sitúa la llamada Coalición Ambiciosa para Terminar con la Contaminación Plástica (HAC), formada por 65 países. Entre ellos la Unión Europea, el Reino Unido, México, Costa Rica, Panamá, Colombia, Ecuador, Perú, Chile, Uruguay. Así como Nigeria, Gabón, Japón, Corea del Sur o Australia. Muchos de ellos importantes productores y consumidores de plásticos.
Por el otro lado se encuentra la Coalición Global para la Sostenibilidad de los Plásticos (GCPS), fundada y encabezada por Arabia Saudí. E integrada también por otros grandes productores de petróleo como Rusia, Irán o Baréin. Además de China y Cuba.
En líneas generales, los primeros abogan por limitar la producción de polímeros primarios, compuestos derivados del petróleo con los que se fabrican casi el 100 % de los plásticos de un solo uso. Mientras que la segunda coalición, que cuenta también con el apoyo informal de Brasil y la India, apuesta por centrarse en la gestión que cada nación hace de los residuos plásticos y del reciclaje de los mismos. Y dejar fuera del texto final toda referencia a los mencionados polímeros.
Organizaciones medioambientales y muchos Gobiernos, especialmente de países insulares visiblemente afectados por la contaminación plástica en los mares, advierten sobre la necesidad de alcanzar un acuerdo sustancial. Al tiempo que los expertos subrayan la dificultad de las negociaciones, puesto que los acuerdos en el INC deben alcanzarse por unanimidad.
“La excesiva dependencia de la humanidad a la comodidad de los plásticos ha dado lugar a un aumento exponencial de sus desechos, que acumulados en los océanos y ríos ponen en peligro la existencia de las generaciones futuras”.
Yoon Suk Yeol, presidente de la República de Corea
Bloques de países e intereses, ¿vencerá el planeta?
El presidente de la República de Corea, Yoon Suk Yeol, indicó que “la excesiva dependencia de la humanidad a la comodidad de los plásticos ha dado lugar a un aumento exponencial de sus desechos. Los residuos acumulados en nuestros océanos y ríos ponen ahora en peligro la vida de las generaciones futuras”, sostuvo en un vídeo mostrado en la instalación.
“Espero sinceramente que todos los Estados miembros se unan en solidaridad, con un sentido de responsabilidad por las generaciones futuras. Para abrir un nuevo capítulo histórico finalizando un tratado sobre la contaminación por plásticos”, dijo a la plenaria.
Más de 3.800 delegados se han inscrito para participar en el INC-5, el mayor número de las cinco reuniones, en representación de 175 naciones. Además de más de 600 organizaciones observadoras.
Andersen señaló tres puntos concretos por resolver durante la cita de Busan: identificar ciertos compuestos químicos presentes en los plásticos que pueden suponer un riesgo para la salud humana. Lograr una producción y consumo de plásticos “sostenible”. y crear un mecanismo financiero para apoyar los esfuerzos internacionales a largo plazo de control del problema de los residuos plásticos.
Al consultarle sobre las dificultades de alcanzar un acuerdo sobre el segundo punto, el de controlar la producción internacional de ciertos plásticos, Andersen admitió que es un asunto complejo. Optó por centrar los esfuerzos de las negociaciones en el primer punto y tratar de avanzar sobre el consenso ya existente.
“El éxito de estas negociaciones configurará directamente el mundo en que vivimos, ahora y en el futuro. Una vez seca la tinta, a las palabras deben seguir los hechos. Todos debemos tener los ojos puestos en su aplicación”, comentó Jyoti Mathur-Filipp, Secretaria Ejecutiva del INC.
Ambiciones del tamaño de la voluntad colectiva
La Asamblea de las Naciones Unidas sobre el Medio Ambiente estableció en 2022 el INC. Con el objetivo de desarrollar un instrumento jurídico vinculante a nivel internacional que regule todo el ciclo vital de los plásticos. Desde su producción y diseño hasta su consumo, desechado y reciclado. De cara a reducir el impacto que tiene a nivel atmosférico y oceánico y la salud humana para 2040.
Se han encontrado microplásticos en las profundidades del océano, en las cumbres más altas del mundo y dentro del organismo humano.
Según datos de la OCDE, el volumen global anual de residuos plásticos se ha multiplicado por prácticamente 2,3 veces en las últimas dos décadas hasta alcanzar los 353 millones de toneladas en 2019. Del total solo el 9 % se recicló (el 69 % fue a parar a incineradoras o vertederos regulados y el 22 % fue desechado o quemado sin controles de ningún tipo).
Se calcula a su vez que la producción de plásticos –a partir de combustibles fósiles- supone algo más del 5 % de las emisiones globales de gases de efecto invernadero. Un volumen que se cree se duplicará para 2050. La PNUMA estima que entre 19 y 23 millones de toneladas anuales de plástico van a parar a ecosistemas acuáticos cada año.
El embajador Luis Vayas Valdivieso, presidente del INC manifestó que “las voces del mundo son claras: necesitamos comidas saludables libres de microplásticos. Necesitamos aire, océanos y bosques limpios. También necesitamos productos de plástico seguros y no tóxicos. Y necesitamos innovación, circularidad y colaboración para reemplazar los plásticos nocivos”.
El diplomático emplazó a los asistentes a que “aprovechemos cada herramienta del multilateralismo, cada gramo de creatividad y cada momento de diálogo para superar nuestras diferencias. Y elaborar un tratado tan ambicioso como lo permita nuestra voluntad colectiva”.
Por unas reglas vinculantes
Estados Unidos y China serán cruciales para un eventual tratado mundial sobre plástico. Hasta ahora no se han posicionado abiertamente en ninguno de los bloques. Este año, Estados Unidos alimentó las esperanzas de los activistas medioambientales al expresar su apoyo a ciertos límites en la producción, aunque ahora parece estar echándose atrás en esa postura, recoge EFE.
La elección de Donald Trump también pone en duda la ambición de la delegación estadounidense y la voluntad de los otros países de buscar su apoyo si el tratado difícilmente será ratificado por el nuevo gobierno.
Algunas empresas del plástico presionan a los gobiernos para concentrarse en la gestión de residuos y la reusabilidad. Y alertan que recortar la producción causaría “consecuencias impensables”. Pero otras respaldan un acuerdo para establecer unos estándares globales y niveles de producción “sostenibles”.
Eirik Lindebjerg, responsable global de la política de plástico del grupo WWF dijo a AFP que una “abrumadora mayoría” de países respaldan la creación de reglas vinculantes en todo el ciclo de vida del plástico.
“Ahora depende de los líderes de estos países hacer realidad el tratado que el mundo necesita. No dejar que un puñado de países poco voluntariosos o los intereses de la industria lo frenen”, aseveró.