Relegados en su propio terruño, los migrantes huyen de su incierto destino a riesgo de perder sus vidas. Se lanzan a caminos desconocidos en busca de oportunidades y reconocimientos que no siempre son alcanzados. Los ingresos salariales que reciben a cambio de su trabajo, es un 13% y hasta un 42% por debajo de los nacionales.
Además de la exclusión y discriminación por raza, credo o género, los migrantes se enfrentan a condiciones laborales desmejoradas. En su último informe, la Organización Internacional del Trabajo levantó una data que recoge la amplia la brecha salarial entre foráneos y nacionales.
Son desigualdades palpables y cuantificables. La remuneración promedio de los migrantes es casi un 13% menor que la que perciben los ciudadanos de los países de altos ingresos de acogida.
Una realidad palpable
En Chipre, Italia y Austria, la diferencia salarial por hora de trabajo es aún mayor, del 42%, 30% y 25% respectivamente. En Finlandia es un 11%, inferior al valor promedio, y en la Unión Europea en su conjunto es de casi un 9%.
La diferencia salarial de los migrantes se ha elevado en varios países de altos ingresos en los últimos cinco años. En Italia, por ejemplo, su remuneración es un 30% menor que la que perciben los ciudadanos de dicho país.
En Portugal la disparidad en la remuneración es del 29%, frente al 25% registrado en 2015, y en Irlanda del 21%, con respecto al 19% en 2015.
“Los trabajadores migrantes, que desempeñan una función primordial en muchas economías, deben hacer frente a una desigualdad de condiciones en el mercado laboral. En particular, en materia de salarios, acceso al empleo y formación, condiciones de trabajo, seguridad social y derechos sindicales», dijo Michelle Leighton, directora del Servicio de Migraciones Laborales de la OIT.
En minusvalía los ingresos salariales de migrantes
El documento revela también que los migrantes en los países de altos ingresos son más susceptibles de tener un trabajo precario. El 27% de ellos tienen contratos temporales y un 15% empleo a tiempo parcial. Además, están representados de forma desproporcionada en el sector primario, en particular, en las esferas de la agricultura, la pesca y la silvicultura.
Igualmente, realizan más trabajos que los ciudadanos de los países de acogida en el sector secundario. En especial, en las esferas de la minería y la extracción de minerales, la producción, el suministro de electricidad, gas y agua, y la construcción. Observa la OIT que son más proclives a realizar trabajos poco cualificados e insuficientemente remunerados que no están en consonancia con su nivel educativo ni con sus competencias. Esto podría constituir una discriminación en el marco de los procesos de contratación.
En otra categorización de los trabajadores migrantes, aquellos con estudios superiores en los países de altos ingresos, también tienen menos probabilidades de lograr un empleo en rangos profesionales elevadas. En el caso de Estados Unidos y Finlandia, la proporción de trabajadores migrantes con estudios secundarios es del 78% y el 98%. Pero la proporción de trabajadores migrantes en empleos de alta o mediana calificación es únicamente del 35% y el 50%.
Esta situación pone en evidencia la dificultad para los migrantes de compaginar los ingresos salariales, con los conocimientos y la experiencia de un país a otro.
En los países de ingresos bajos y medianos se da una circunstancia opuesta. Por lo general, su remuneración por hora de trabajo es aproximadamente un 17,3% mayor que la que perciben los trabajadores no migrantes.
Doble discriminación, migrante y mujer
Las trabajadoras migrantes tienen que encarar una doble penalización en su ingreso salarial, por inmigrante y por mujer. Se estima que la diferencia de ingresos por hora de trabajo entre los ciudadanos masculinos del país de acogida y las mujeres migrantes en los países de altos ingresos es de casi el 21%. Ese valor es superior a la brecha de remuneración por motivos de género (16%) de esos países. Obedece, parcialmente, a que las migrantes realizan en su mayoría trabajos domésticos. Así, el 73% (8,45 millones de personas) de los trabajadores domésticos migrantes a escala mundial, en los países de altos ingresos, la brecha de remuneración es de alrededor del 19%.
En adición a estos factores adversos, la pandemia ha repercutido en mayor medida en los trabajadores migrantes que en el resto de la población activa. Al comenzar la crisis de la COVID-19, decenas de millones de trabajadores migrantes se vieron obligados a regresar a su hogar tras perder el empleo.
El trabajo que realizan es menos propicio para efectuarse a distancia que el de los trabajadores no migrantes. En muchos casos, se trata de trabajadores de primera línea que están más expuestos al virus.
La crisis, cuyo alcance global desconoce la OIT, podría acentuar las diferencias en el mercado laboral entre los trabajadores migrantes y los ciudadanos de los países de acogida. A su vez podría ampliar aún más la diferencia del ingreso salarial de los migrantes.
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