La ciencia española busca en los anticuerpos de dromedarios una opción de tratamiento contra la COVID-19. Un equipo del CSIC (Consejo Superior de Investigaciones Científicas) trabaja en la producción de nanoanticuerpos que neutralicen el nuevo coronavirus SARS-CoV-2.
El grupo de ingeniería bacteriana del CNB (Centro Nacional de Biotecnología) del CSIC se ocupa dese hace muchos años en la investigación de anticuerpos VHH. El tiempo y la experiencia le han permitido desarrollar una metodología propia para el aislamiento y producción de nanoanticuerpos.
Desde que apareció el virus SARS-CoV-2 el grupo inició un proyecto, cuyo objetivo es el aislamiento de anticuerpos de dromedarios. Los nanoanticuerpos neutralizarían el virus y reducirían la infección por COVID-19 en los pacientes.
Nanoanticuerpos o anticuerpos VHH
Para empezar se debe tener claro que los nanoanticuerpos, también llamados anticuerpos de dominio simple o anticuerpos VHH, se derivan de los camélidos. Se caracterizan por ser muchísimo más pequeños que los anticuerpos humanos –apenas unos nanómetros de longitud- y por tener solo una cadena de proteínas relativamente sencillas.
Desde que se descubrió que el cuerpo humano no los rechaza se investiga en sus posibles aplicaciones farmacéuticas, especialmente en enfermedades como el VIH, el alzheimer y el cáncer. Ahora, con la emergencia sanitaria mundial, también se han visto como una opción de tratamiento.
Los científicos del CNB CSIC están generando una nueva colección de nanoanticuerpos específicos que bloqueen la entrada del virus SARS-CoV-2 a las células humanas. Lo están haciendo a partir de muestras de dromedarios que están inmunizados contra el nuevo coronavirus. El rastreo lo hacen en una colección de más de 1.000 millones de nanoanticuerpos que ya están en el laboratorio.
Anticuerpos vs. antígenos
Explica Luis Ángel Fernández, quien dirige el grupo de ingeniería bacteriana, que los anticuerpos de humanos y animales se caracterizan por tener dos cadenas de proteínas diferentes, las cuales se asocian para crear una zona de unión contra un antígeno, bien sea un virus o una bacteria. De manera que bloquean la acción del antígeno, impidiendo que entre a las células humanas.
Los camélidos –camellos, vicuñas, alpacas y llamas- representan una excepción a esta regla. Producen un tipo de anticuerpo que puede reconocer el antígeno con una sola cadena de proteínas. Entonces, la zona de unión es de menor tamaño, lo que permite que el anticuerpo llegue hasta lugares inalcanzables para otros tipos en las superficies de los virus y las bacterias.
La zona de unión se puede clonar en un laboratorio rápidamente, generando anticuerpos pequeños o nanoanticuerpos que tienen una gran capacidad para bloquear los agentes patógenos.
Otra ventaja es que las secuencias de los nanoanticuerpos son muy parecidas a las de anticuerpos humanos, por lo tanto se pueden utilizar en tratamientos o terapias sin que se produzca un rechazo desde los tejidos del cuerpo.
Anticuerpos de dromedarios
Los anticuerpos son proteínas que producen los linfocitos B como una respuesta ante la aparición de agentes extraños (antígenos) en el organismo. Tienen la capacidad de unirse a diferentes regiones en los patógenos para bloquear su entrada a las células humanas y ayudar a otras células del sistema inmune a eliminarlos.
El organismo humano cuenta con miles de millones de linfocitos B, cada uno produce un anticuerpo con una capacidad de unión diferente, lo que hace que el organismo pueda luchar contra una infección. Esta capacidad es la que estimulan las vacunas: producir anticuerpos protectores antes de que aparezca el antígeno o patógeno.
Lo que hace el equipo de ingeniería bacteriana del CNB CSIC es clonar los genes que producen los linfocitos del dromedario, ya que son mejores neutralizantes y fáciles de producir por la ingeniería genética.
Si el experimento llegara a funcionar clínicamente se podrían producir de forma masiva como un tratamiento que disminuya la carga viral de la COVID-19 y la capacidad de infección del SARS-CoV-2 en personas donde la enfermedad evoluciona a su peor faceta.
No se trata de una vacuna. Es una estrategia altenativa, que se puede ensayar con personas enfermas. Los nanoanticuerpos ya han demostrado una capacidad neutralizante frente a otros coronavirus, por ejemplo el MERS-CoV, el virus de la gripe y otros virus respiratorios.
En la investigación, el equipo de ingeniería bacteriana del CNB CSIC ha contado con la colaboración del doctor Juan Alberto Corbera Sánchez, profesor titular de la Facultad de Veterinaria de la Universidad de las Palmas de Gran Canaria. La búsqueda de nanoanticuerpos de dromedarios forma parte del proyecto COVID-19 del CNB-CSIC .
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