Nutricionistas populares en estadounidenses y en Canadá, que cuentan con millones de seguidores en TikTok e Instagram, han recibido pagos por publicar videos invitando al consumo de refrescos dietéticos, alimentos procesados con altos niveles de azúcar y otros suplementos alimenticios que los especialistas cuestionan por los posibles daños a la salud de los consumidores.
Lo grave no solo es llamar al consumo, sino que restan importancia a las advertencias de estudios serios que advierten sobre los daños a la salud que pueden aparecer si se incluyen estos alimentos a la dieta diaria. Tampoco informan o declaran que sus consejos difundidos a través de sus canales en las distintas en redes sociales fueron pagados por compañías que elaboran estas bebidas dietéticas o alimentos ultraprocesados.
Son publicidad encubierta que envía mensajes falsos sobre el peligro que representan estos productos, según un análisis de The Washington Post y The Examination, un site sin fines de lucro especializado en informes de salud pública.
Contratan a TikToker «expertos» en nutrición para impulsar las ventas
Importantes compañías que elaboran bebidas gaseosas con azúcar o con edulcorantes reconocieron organizar campañas para “contratar” a estos influencers que difundan mensajes para aumentar las ventas y “sembrar otras ideas” con respecto a que sus productos no son tan dañinos. El objetivo es confundir al público con mensajes contradictorios sobre la obesidad, las cantidades de azúcar que contienen o si el uso de edulcorantes no es tan perjudicial.
El análisis de miles de publicaciones concluyó que empresas y grupos industriales pagaban a nutricionistas e “influencers de la alimentación saludable” por crear contenidos que animaban a sus seguidores a comer dulces y helados, restaba importancia a los riesgos para la salud de los alimentos altamente procesados y promovían suplementos alimenticios no probados por estudios serios.
Para estos gurús, el azúcar y los edulcorantes no son tan dañinos
Estos contenidos virales en las redes contradecían lo que ha sido comprobado por estudios de instituciones confiables sobre la salud alimenticia y lo perjudiciales que pueden para el organismo.
El monitoreo de The Washington Post y The Examination concluyó que de 68 influencers de la alimentación sana con 10.000 seguidores o más en las redes sociales, como TikTok o Instagram, aproximadamente la mitad promociona alimentos, bebidas o suplementos alimenticios entre sus seguidores combinados.
Cuando la Organización Mundial de la Salud hizo públicas varias interrogantes sobre los riesgos de un popular edulcorante llamado aspartame, un número sigificativo de hashtag comenzaron a circular en las de redes sociales de muchos influencers de la alimentación sana: #safetyofaspartame.
Contenidos pagados por las grandes empresas de alimentos
Steph Grasso, nutricionista registrada de Oakton, Virginia, usó el hashtag y les dijo a sus más de dos millones de seguidores en TikTok que las advertencias de la OMS sobre los edulcorantes artificiales eran un “cebo de clics” basado en “ciencia de baja calidad”. Otra dietista, Cara Harbstreet de Kansas City, aseguró a sus seguidores de Instagram que no se preocuparan por los “titulares que infunden miedo” sobre el aspartame, porque hay suficiente evidencia que descarta que su consumo sea un motivo de preocupación para la salud.
En un tercer video, Mary Ellen Phipps, nutricionista de Houston, especializada en el cuidado de la diabetes, tomó un sorbo de un vaso de refresco dietético y les dijo a sus espectadores de Instagram que los edulcorantes artificiales “satisfacen el deseo de dulzura” sin afectar los niveles de azúcar en sangre o insulina.
Ninguna de estar influencer sobre asuntos de salud informó que American Beverage, un grupo comercial y de cabildeo que representa a Coca-Cola, PepsiCo y otras compañías, les pagó para publicar estos videos con información engañosa. En total, al 35 publicaciones de una docena de influencers de la salud formaron parte de la campaña coordinada por American Beverage.
El grupo comercial pagó una cantidad de dinero no revelada a 10 nutricionistas, así como a un médico y un influencer del fitness, para que utilizaran sus cuentas en las redes sociales para desmentir las afirmaciones de la OMS de que el aspartame, un pilar de la Coca-Cola Light y otros refrescos, no ayuda a bajar de peso y como edulcorante o sustituto del azúcar, y que puede ser “cancerígeno”.
Campañas engañosas para los más jóvenes
La estrategia de reclutar nutricionistas en las redes sociales permite a la industria de los alimentos y bebidas ampliar su alcance a un mayor número de consumidores más jóvenes.
Estas promociones están dirigidas a las nuevas generaciones de adolescentes y consumidores de la Generación Z y padres milenials acostumbrados a encontrar noticias y consejos de salud en las redes sociales.
La American Beverage afirmó que los nutricionistas que participaron en sus campañas informaron adecuadamente sus relaciones con la asociación comercial al marcar las publicaciones como asociaciones pagadas o incluir el hashtag #safetyofaspartame o el sitio web safetyofaspartame.com, que tiene el logotipo de American Beverage en la parte inferior de la página.
De 35 videos, 11 nombraron específicamente a la asociación o “AmeriBev” como socio en el momento en que se publicaron los videos por primera vez, según la compañía de bebidas gaseosas.
Además, se defendieron la campaña argumentando que la Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos y otras autoridades sanitarias habían asegurado que el aspartame era seguro y expresaban su desacuerdo con las advertencias de la OMS.
La mayoría de los 78.000 dietistas y nutricionistas de Estados Unidos no son personas influyentes en las redes sociales. Muchos trabajan en hospitales, departamentos de salud y consultorios privados, y su salario medio anual es de 66.450 dólares, según datos de 2022 de la Oficina de Estadísticas Laborales.
Animan a los seguidores a comer dulces
Si bien los «dietistas» influyentes contactados para este artículo no dijeron cuánto les pagan por las publicaciones patrocinadas, varios dijeron que las empresas generalmente pagan unos pocos miles de dólares por video y que las ofertas podrían llegar a decenas de miles de dólares para los creadores con las mayores audiencias en las redes sociales.
La dietista registrada Lindsay Pleskot, de Vancouver, Columbia Británica, ha publicado videos de ella misma comiendo helado y tazas de mantequilla de maní mientras le dice a la gente que negarse alimentos azucarados solo empeorará los antojos. Estos y otros post los pagó el Instituto Canadiense del Azúcar. El grupo comercial, financiado por productores de azúcar, incluye los vídeos en su página de Instagram.
En un vídeo, Pleskot sostenía una dona glaseada y una galleta con chispas de chocolate y se burlaba de los consejos para reducir el consumo de azúcar. Dijo que las “mejores” formas de reducir el azúcar son “con un cuchillo, con las manos e incluso con los dientes”.
Más adelante en la publicación, decía «(AD)», para indicar que era un anuncio pago. Después de consultas sobre la asociación, las publicaciones se actualizaron con «CdnSugarNutr», que es la cuenta de Instagram del Canadian Sugar Institute.
En un correo electrónico, Pleskot dijo que «inicialmente» le preocupaba trabajar con el grupo azucarero, pero que tiene control total sobre sus publicaciones, lo que refleja su creencia en “eliminar la culpa y la vergüenza en torno a la comida”. Ella escribió que “todo el contenido colaborativo ha sido el mismo mensaje que he compartido orgánicamente durante años”. «Mi integridad es lo más importante para mí», aseguró.
Suplementos dietéticos sin aval científico
El análisis realizado por The Post y The Examination también encontró que a los dietistas o nutricionistas les ha pagado para promocionar los beneficios de suplementos dietéticos que carecen de consenso científico. Incluidos productos el colágeno promocionados para la salud de la piel, las uñas y las articulaciones. También tés desintoxicantes que dicen «ayudar al cuerpo a expulsar toxinas» y cápsulas para la “salud mitocondrial”.
Cinthia Scott, dietista en Augusta, Georgia, que tiene más de 300.000 seguidores en Instagram, anima a los padres a dar lo que ella llama suplementos de ácidos grasos omega-3 para «estimular el cerebro» a niños de tan solo 6 meses de edad. En el texto adyacente a su publicación, Scott escribió: «Asociación pagada con carlsonlabs». Carlson Labs es una empresa de suplementos con sede en Illinois, Estados Unidos.
La Academia Estadounidense de Pediatría advierte que esos suplementos no están aprobados por la FDA. «Es posible que su contenido no coincida con lo que figura en la etiqueta», dice la academia. A Schwartz, experta en nutrición de la Universidad de Connecticut, le parece “particularmente atroz” que un dietista intente convencer a los padres de que les den a sus hijos suplementos no probados.
Medidas de la Federación de Comercio
La Comisión Federal de Comercio, FTC, tomará “medidas enérgicas” ante el aumento de este tipo de contenidos que circulan en las redes como consejos de gurús de la alimentación y no son más que publicidad engañosa y no declarada. Su objetivo es regular y establecer reglas claras.
Los influencers no siempre informan de su relación de “contratados” por las empresas que producen las bebidas gaseosas o los alimentos ultraprocesados. Además, restan méritos a los estudios que advierten sobre los peligros de su consumo para la salud.
La comisión señaló que los autores de estos videos no informaron adecuadamente a sus seguidores que sus opiniones y consejos formaban parte de una estrategia de marketing de las grandes empresas que deseaban impulsar sus productos a un público más joven. Tampoco aclararon que sus afirmaciones estaban condicionadas a beneficiar el consumo de ciertos productos y, por último, se desconocía cuál empresa les pagaba.
La FTC envió cartas de advertencia a la Asociación Estadounidense de Bebidas y a un grupo de presión cuyos miembros incluyen a Coca-Cola y PepsiCo, al Instituto Canadiense del Azúcar y a una docena de influencers de la salud y del fitness con más de 6 millones de seguidores en TikTok e Instagram. Las cartas solicitaban el cumplimiento de una serie de medidas para la difusión de la “publicidad paga encubierta”.
Asimismo, se identificaron decenas de publicaciones que no revelaban quién financiaba los mensajes que apoyaban el consumo de edulcorantes artificiales o alimentos azucarados.
Que informen quien les paga
Las medidas de la FTC pretenden que los influencers y las empresas del sector alimentario informen claramente que los contenidos son pagados y están hechos para aumentar las ventas.
No son producto de una “buena experiencia de un nutricionista consumiendo un determinado producto”. Son el resultado de un acuerdo económico entre un personaje de las redes sociales y una empresa.
Samuel Levine, director de la Oficina de Protección al Consumidor de la FTC, dijo que «los grupos sofisticados», como las asociaciones comerciales, «deberían estar familiarizados» con la ley.
Estas primeras estas acciones, según Levine buscan sentar un precedente de divulgación que se aplica no sólo a las industrias de alimentos y bebidas sino a todo el sector del marketing de influencers.
Levine dijo que espera que el anuncio «se escuche alto y claro, no sólo por parte de asociaciones comerciales y personas influyentes en este espacio, sino también en otras industrias que pueden pensar que las personas influyentes no necesitan revelar estas conexiones”.
Por su parte, American Beverage, un importante grupo de bebidas gaseosas dijo que creía que había tomado “medidas meticulosas” para ser transparente sobre sus asociaciones con dietistas o nutricionistas que tenían canales en las redes. «Es importante destacar que no se ha planteado ninguna duda sobre el contenido de estas publicaciones”, dijo William Dermody, de American Beverage. “Continuaremos con nuestro compromiso continuo de revelar la relación entre los influencers y American Beverage, y apreciamos la orientación de la FTC”, agregó.
Aparte de las redadas periódicas contra la “conducta engañosa en las redes sociales”, de la FTC no hay más recursos para hacer cumplir integralmente el comportamiento dentro de un mercado en línea en continua expansión, dijo David Vladeck, ex jefe de la oficina de protección al consumidor.
¿Dónde está la ética profesional?
La Academia de Nutrición y Dietética, el grupo comercial que supervisa a los dietistas registrados, tiene un código de ética que dice que los dietistas deben revelar los conflictos de intereses y evitar “aceptar obsequios o servicios que potencialmente influyan o que puedan dar la apariencia de influir en el juicio profesional”.
Lauri Wright, presidenta de la academia, dijo que el grupo educa a sus miembros «para que sepan hasta dónde pueden llegar en materia de acuerdos con grandes compañías de alimentos. Es esa línea y cómo no cruzarla».
La academia tiene una junta de ética que revisa las acusaciones de dietistas que podrían haber violado su código ético y puede imponer sanciones, incluida la anulación de la licencia, si determina que se produjo una violación. Hasta ahora, la junta no ha recibido ninguna queja sobre las actividades en las redes sociales, dijo Wright.
No hay que «estigmatizar» a los alimentos
Shana Minei Spence, dietista con más de 265.000 seguidores en Instagram, come pizza, patatas fritas y helado en sus vídeos de redes sociales para ilustrar que ningún alimento debe ser estigmatizado. Spence, que trabaja para el Departamento de Salud e Higiene Mental de la ciudad de Nueva York, se describe a sí misma como «alimentos proprocesados».
Spence dijo que se asocia con empresas que comparten sus valores y rechaza alrededor del 90% de las ofertas de patrocinio que recibe. “Trabajo en barrios marginados y con inseguridad alimentaria, por eso me apasiona desestigmatizar los alimentos procesados”, afirmó.
Spence dijo que la multinacional japonesa de alimentos Ajinomoto le pagó por un video que desacredita las preocupaciones sobre el potenciador del sabor glutamato monosódico. Spence no dijo en el video que el mensaje fue patrocinado. El título dice #AjiPartner.
Ajinomoto respondió que los dietistas e influencers eran esenciales para su campaña debido a su «capacidad para comunicar la ciencia de manera creíble».