La paz mundial se deterioró en 2019. El índice global de paz 2020 (GPI 2020, por sus siglas en inglés), del Instituto de Economía y Paz no deja lugar a dudas. Y también prevé que para este año, el impacto de la COVID-19 generará importantes tensiones sociales.
Desde el año 2008, una amplia gama de factores han ocasionado que la paz haya desmejorado en un 3,76%. En la última década incluyen una mayor actividad terrorista, la intensificación de conflictos en el Medio Oriente, el aumento de las tensiones regionales en Europa del Este y el noreste de Asia. También el creciente número de refugiados y las mayores tensiones políticas en Europa y los Estados Unidos.
El impacto económico de la violencia en la economía global en 2019 fue de 14,5 billones de dólares en términos de paridad de poder adquisitivo, el equivalente al 10,6% de la actividad económica mundial. A pesar de la cifra hubo una mejora de 0,2% de 2018 a 2019, principalmente por la caída en la intensidad del conflicto en el Medio Oriente y África del Norte. También hubo una reducción sustancial en el impacto económico del terrorismo, que cayó en un 48%.
Los disturbios civiles se han duplicado
El Índice Global de Paz 2020 señala que “la violencia continúa teniendo un impacto significativo en el desempeño económico en todo el mundo. En los 10 países más afectados por la violencia, el impacto económico promedio fue equivalente al 41 por ciento del PIB promedio, en comparación con menos del 4% en los países menos afectados por la violencia. Siria, Sudán del Sur, Afganistán y Venezuela incurrieron en el mayor costo económico proporcional de la violencia en 2019, equivalente al 60%, 57%, 51% y 48% del PIB, respectivamente”.
La investigación anual que evalúa a 163 Estados y territorios y cubre el 99,7 % de la población mundial señala que desde el 2011, los disturbios civiles en el mundo se han duplicado, con manifestaciones violentas en 96 países en 2019, destacando como ejemplo a Chile y Hong Kong, con protestas por asuntos como la desigualdad económica o la brutalidad policial.
Asimismo resalta que aunque los conflictos y las crisis que surgieron en la última década han comenzado a disminuir, se ven reemplazados ahora por la incertidumbre de la pandemia, que se reflejará en la paz, en particular por su impacto económico. Es probable que Europa vea un aumento en los disturbios civiles a medida que se avecina la recesión y muchos países de África enfrenten condiciones de hambruna.
El autor del documento, el australiano Steve Killelea, declaró a Efe que «las consecuencias económicas de la COVID-19 y el confinamiento hacen presagiar un incremento de la agitación social, la inestabilidad política y, probablemente, el comienzo de varios conflictos en países con economías frágiles».
El impacto de las amenazas ecológicas
El GPI 2020 también aborda las amenazas ecológicas, que en las últimas cuatro décadas han visto triplicar el número de desastres naturales, con un impacto económico que pasó de 50 mil millones de dólares en la década de 1980 a 200 mil millones por año en la última. Más de 2.000 millones de personas viven en países que experimentan alto estrés hídrico. Para 2050 se espera que el cambio climático afecte hasta 86 millones de migrantes adicionales en África subsahariana, 40 millones en el sur de Asia y 17 millones en América Latina.
Uno de los pronósticos que se establecen refiere a la reducción de los presupuestos para ayuda internacional, lo que añadirá presión a países afectados por conflictos como Liberia, Afganistán, Burundi y Sudán del Sur. El GPI 2020 considera que el mundo carece de un planteamiento «creíble» para gestionar la crisis, lo que impulsará el «aumento de las desigualdades de la riqueza o el deterioro de las condiciones laborales en países desarrollados».
Desde el 2028, Islandia se mantiene como el país más pacífico del mundo, seguido por Nueva Zelanda, Austria, Portugal y Dinamarca. En la acera contraria, por segundo año consecutivo, está Afganistán. Después se sitúan Siria, Irak, Sudán del Sur y Yemen.
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