La guerra en Ucrania está acentuando el deseo de la UE, por zafarse de la alta dependencia de la energía de Rusia. Pero las actuaciones recientes de Bruselas en busca de alternativas energéticas, ponen en duda su afán por convertirse en el continente más verde.
En la última semana se han acrecentado las urgencias por ese reacomodo. Alemania, por ejemplo, se prepara para el racionamiento de gas. El operador de la red eléctrica de Francia está pidiendo a los consumidores que usen menos electricidad. Mientras que en el Reino Unido, se han registrado protestas por el reciente aumento en el precio de la electricidad que sumió a millones de hogares en lo que un grupo de expertos local denominó estrés por combustible.
Europa tiene un grave problema energético, señala Oil Prace. Data desde hace algunos años y apunta a “una complacencia persistente por parte de los gobiernos europeos de que, pase lo que pase, siempre habrá gas de Rusia. Después de todo, incluso durante la Guerra Fría, Rusia bombeó miles de millones de metros cúbicos de gas a los países europeos. Ahora, las cosas son diferentes, y no es solo por la guerra en Ucrania”.
Europa ha estado tratando con entusiasmo de reducir su dependencia de todos los combustibles fósiles, no solo del gas ruso. Señala la publicación especializada que “la UE se jactó recientemente de que en 2022 las fuentes de energía renovable representaron el 37,5% del consumo bruto de electricidad. Y la eólica y la hidráulica constituyen dos tercios de la producción total de energía renovable. ¿Por qué entonces Alemania tendría que prepararse para el racionamiento de gas y Francia pediría a sus ciudadanos que consuman menos electricidad?”.
Salidas de la UE a la energía de Rusia
La guerra parece haber llevado a los gobiernos de la UE, y a Downing Street, a “un frenético intento” de distanciarse de la energía de Rusia de todas las formas posibles. Incluida la reducción de las importaciones de gas ruso, advierte el portal Oil Prace.
La exigencia de Vladimir Putin, de recibir pagos en rublos de las importaciones de gas a los países europeos desató indignación. Y aumentó el deseo de estos gobiernos de deshacerse del gas. Los tres estados bálticos anunciaron que dejarían de comprar gas ruso a partir del 1 de abril. Por ahora, están usando gas de almacenamiento. Para más adelante, hay GNL que llega a la terminal de Klaipeda en Lituania o una interconexión con Polonia. Lituania pide al resto de la UE que siga su ejemplo. Curiosamente, los países bálticos no parecen haber reemplazado su dependencia del gas por la eólica y la solar.
Lo mismo ocurre con el resto de la Unión Europea. A principios de este año, Bloomberg informó que las energías renovables en toda la UE estaban «desplazando» al gas natural. La nota citó un estudio del think tank ambientalista Ember. Su autor principal dijo: “Estos son momentos y cambios de paradigma en los que los gobiernos y las empresas comienzan a tomar esto más en serio. Las alternativas están disponibles, son más baratas y es probable que sean más competitivas. Las energías renovables ahora son una oportunidad, no un costo”, explicó Charles Moore.
Entonces, ¿por qué la lucha por el gas ahora? ¿Por qué no intensificar realmente la construcción de nuevos parques eólicos y solares y mostrarle a Putin de qué están hechos los europeos? La respuesta incluye necesariamente referencias al precio del cobre, acero, polisilicio y casi todos los productos básicos de metales y minerales.
UE apuesta por el gas y el carbón
De dice fácil pero no lo es. Construir estas instalaciones lleva tiempo, más que, cambiar a GNL, si tiene terminales de importación o carbón.
De hecho, en un plan publicado recientemente para reducir el consumo de gas ruso, y también de petróleo y carbón, la Comisión Europea apostó fuertemente no por la energía eólica y solar, sino por más gas y carbón. Allí las incongruencias, refiere Oil Price.
Según un desglose del plan, publicado por German Die Welt, la UE buscará reemplazar 50.000 millones de metros cúbicos del consumo anual de gas ruso con GNL de otras fuentes. Y otros 10.000 millones de metros cúbicos con gas de canalización a su vez de otras fuentes. Eso es un total de 60 mil millones de metros cúbicos del consumo anual de 155 mil millones de metros cúbicos de gas ruso.
Señala el plan que otros 20.000 millones de metros cúbicos podrían reemplazarse utilizando más carbón, comentó el comisario de Industria y Mercado Interior, Thierry Breton.
Esta es la misma Europa que ha estado pidiendo y trabajando para el fin del carbón. Es la misma Europa que planeó cerrar todas sus centrales eléctricas de carbón antes de 2030 para cumplir con los objetivos de reducción de emisiones del Acuerdo de París. Esta misma Europa también apuesta por la sustitución del gas natural por fuel oil para sustituir otros 10.000 millones de metros cúbicos de gas ruso.
Europa en aprietos
La UE, en total, parece estar planeando reemplazar más de la mitad de su consumo de gas y otro tipo de energía de Rusia, con otros combustibles fósiles. En comparación, se espera que la energía eólica y solar contribuyan con unos 22.500 millones de metros cúbicos de gas ruso reemplazado. De estos, 10.000 millones de metros cúbicos del viento y 12.500 millones de metros cúbicos de la energía solar. Eso no es mucho para una región que está decidida a convertirse en la más verde del planeta en poco tiempo.
La realidad del suministro y consumo de energía se está reafirmando a medida que la UE se encuentra en un aprieto de gas. Si su plan implica un consumo mucho mayor de combustibles fósiles, entonces los combustibles fósiles deben ser más fáciles y rápidos de conseguir. Y, quizás, más baratos que la energía eólica y la solar. De lo contrario, ¿por qué elegirlos en lugar de las energías renovables?
Lee también en Cambio16.com: