Incendios forestales sin precedentes asolaron al mundo en 2021, quemando grandes extensiones de bosque y, liberando cantidades asombrosas de gases de efecto invernadero a la atmósfera. Mientras tanto, la expansión de la agricultura impulsó la desaparición de bosques tropicales críticos en Brasil y en otros lugares, a un ritmo de 10 campos de fútbol por minuto. Una cifra tan aplastante como desconcertante.
Una encuesta satelital de la Universidad de Maryland y Global Forest Watch reveló que 2021 trajo pérdidas devastadoras para los bosques del mundo. El informe también encontró que los trópicos perdieron 11,1 millones de hectáreas de cubierta arbórea en 2021. Esto incluye 3,75 millones de hectáreas de bosques primarios tropicales húmedos.
La pérdida de bosques primarios tropicales provocó la emisión de 2.500 millones de toneladas de dióxido de carbono (CO2). Equivalente a las emisiones anuales de combustibles fósiles de la India, acentuando la amenaza climática. El CO2 es el principal gas de efecto invernadero.
Los bosques primarios son áreas densas e inalteradas que contienen grandes cantidades de árboles, ricas en especies y claves para regular el clima, incluidos los patrones de lluvia.
Pero durante las últimas dos décadas, los trópicos han ido perdiendo millones de hectáreas de bosques primarios y otros tipos de bosques.
Y la agricultura a gran escala sigue siendo la principal causa. En especial, la palma aceitera, la soja, la ganadería y la leña para combustible. Los incendios y la tala de madera son otros factores clave.
Para tratar la crisis, 141 jefes de estado se comprometieron durante la COP26 a detener y revertir la pérdida de bosques para 2030.
Pero los hallazgos del informe subrayan el desafío de cumplir con ese compromiso. «Las acciones van a tener que ser dramáticas», dijo Frances Seymour, investigadora del World Resources Institute (WRI).
Incendios forestales y la pérdida masiva de bosques
Los últimos hallazgos incluyen aspectos positivos, aunque modestos, recoge The Washington Post. Las cifras recientes representan una disminución del 2% en comparación con las pérdidas en 2020. Pero en algunos lugares, como Indonesia y Malasia, la pérdida de bosques primarios, ha seguido disminuyendo en los últimos años.
Además, no todas las pérdidas representan deforestación permanente, especialmente fuera de los trópicos.
Se espera que muchas de las áreas que desaparecieron en 2021, como los bosques boreales dominados por abetos y pinos resistentes que fueron quemados por incendios forestales en Canadá, Rusia y EE UU, vuelvan a crecer con el tiempo. Aunque tal vez no lo suficientemente pronto como para ayudar al mundo en sus esfuerzos por extraer la mayor cantidad posible de carbono de la atmósfera.
Las parcelas forestales taladas en plantaciones de árboles gestionadas tampoco dan lugar necesariamente a pérdidas permanentes. Pero los datos más recientes apenas ofrecen motivos para celebrar.
Rusia experimentó su «peor temporada de incendios», dijo Elizabeth Goldman, investigadora del WRI, que lanzó el proyecto Global Forest Watch hace 25 años. Si bien tales incendios son una parte natural del ecosistema boreal, “los incendios rusos son particularmente preocupantes debido a la vasta área de turberas de Siberia. Y al derretimiento del permafrost, los cuales pueden liberar cantidades masivas de carbono almacenado cuando la turba se seca o se quema. O cuando el permafrost se derrite», agregó.
Esto puede resultar en ciclos de retroalimentación que pueden empeorar los incendios y acelerar el cambio climático.
«Obstinadamente constantes»
Según el informe hay señales de que el problema podría empeorar. El Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático encontró que las emisiones causadas por el hombre han aumentado significativamente en el área quemada por incendios forestales en el oeste de EE UU y la Columbia Británica, acabando con sus bosques.
Los incendios han quemado áreas de cultivo en el Amazonas, el Ártico, Australia y partes de África y Asia. Y los incendios forestales ahora generan hasta un tercio de todas las emisiones de carbono de los bosques y paisajes del mundo.
Mientras tanto, esta primavera ya han aparecido incendios forestales en las turberas del Lejano Oriente de Rusia y en otros lugares. Y la agencia forestal federal del país informó que extinguió más de 600 incendios en aproximadamente 368.000 metros cuadrados la semana pasada.
En lugares como Bolivia y partes de la Amazonía brasileña, la destrucción de los bosques para dar paso a la ganadería y cultivos como la soja podría significar pérdidas más duraderas. Que carrean serias implicaciones no solo para el clima, sino también para la biodiversidad.
Son estos bosques en los trópicos, indicaron, los que han experimentado pérdidas «obstinadamente constantes» en los últimos años.
“Son realmente críticos cuando se trata de la historia del clima”, adicionó Roe sobre los bosques tropicales.
El año pasado marcó el quinto año consecutivo de disminución de la pérdida de bosques en Indonesia. Después de que el gobierno anunciara en 2016 una moratoria de todas las actividades que pudieran dañar los bosques primarios y los humedales llenos de turba de la nación.
“Los compromisos corporativos y las acciones gubernamentales están funcionando claramente”, dijo Hidayah Hamzah, analista de investigación de WRI.
Prevén mayores incendios extremos
El precario estado de los bosques del mundo pone de relieve un desafío esencial en su intento de combatir el cambio climático.
Para frenar el calentamiento de la Tierra, los humanos necesitarán una gran ayuda de la tierra, en particular de sus bosques, que absorben grandes cantidades de dióxido de carbono cada año. Pero a medida que arden los incendios forestales, las plagas de insectos pasan factura. Y los humedales se drenan para la agricultura, la tierra puede convertirse en otra fuente de emisiones de gases de efecto invernadero.
Si los bosques continúan debilitándose, también lo hará la probabilidad de que el calentamiento de la Tierra pueda limitarse a 1,5 grados Celsius en comparación con los niveles preindustriales. Un objetivo central del acuerdo climático de París.
“Tenemos 20 años de datos que ahora muestran la pérdida anual persistente de millones de hectáreas de bosque tropical primario solo”, recordó Seymour. “Pero no nos quedamos sin dedos contando la cantidad de años que tenemos para reducir esos números a cero”.
La investigadora insistió en que las “acciones tendrán que ser dramáticas”.
El Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) y GRID-Arendal, prevén que el cambio climático y el cambio en el uso de la tierra hagan que los incendios forestales sean más frecuentes e intensos. Con un aumento mundial de los incendios extremos de hasta un 14% para 2030, un 30% para finales de 2050 y un 50% para finales de siglo.
«Las respuestas actuales de los gobiernos a los incendios forestales y la devastación de los bosques es que suelen invertir el dinero en el lugar equivocado. Hay que apoyar a los trabajadores de los servicios de emergencia y a los bomberos que están en primera línea», comentó Inger Andersen, directora ejecutiva del PNUMA.
Los incendios forestales afectan de forma desproporcionada a los países más pobres del mundo.
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