La pandemia sigue acaparando la atención del globo durante este acontecido 2020. Tal vez otros eventos, igualmente importantes, han quedado relegados. Están los incendios forestales que también dejan a su paso, muertes, desolación y efectos futuros. Además de componentes de alto impacto, como la contaminación del aire, los suelos, los ríos y también de las aguas residenciales.
Buena parte de los territorios de Australia, Portugal, Suramérica, especialmente la Amazonía, han estado bajo las llamas. Los más reciente son los gigantescos incendios de California, Oregón y Washington. Un año inquieto.
WWF y Boston Consulting Group (BCG) señalan que el número de alertas de incendios en el mundo aumentó13% en comparación con 2019, que ya había cuantificado un récord de esos siniestros. Muchos son consecuencia de la acción del hombre sobre los bosques, en el proceso de conversión de tierras para la agricultura. Otros, por la persistencia de un ambiente más cálido y seco debido al cambio climático.
A la devastación de bosques y la asfixia de animales, incluso la extinción de especies, se une una cadena de profundas secuelas para la convivencia equilibrada en el planeta. Y allí aparece el agua, pieza esencial en este engranaje complejo y mágico que sustenta la vida.
Incendios forestales y contaminación de las aguas
Con los incendios forestales, el suelo y el agua también sufren enormes consecuencias. Por un lado, la eliminación de la capa vegetal provoca, en algunos casos, un aumento de la desertificación y del riesgo de inundaciones y erosión, explica la Asociación Internacional del Agua (IWA, en inglés).
“Al no haber capa vegetal no actúa como filtro y el agua discurre por las laderas arrastrando material (cenizas, tierra) que acaba en ríos y mares. Ocurre una pérdida de suelo fértil que va a dificultar la regeneración posterior. Es lo que se conoce como escorrentía superficial”, advierte. Y por otro lado, está la contaminación de las aguas que se deriva de todo ese proceso de arrastres.
En otras palabras, ríos, mares y otras masas de agua van a recibir grandes cantidades de lodos, cenizas y restos vegetales que causarán daños también a los ecosistemas acuáticos, algunos irreversibles.
La dimensión de estos fuegos desencadena una alteración del ciclo hidrológico de resultados negativos, tanto para la flora y la fauna acuáticas como para el ser humano. La contaminación impide su uso.
Toxinas peligrosas en aguas residenciales
Kevin Phillips, es un político de California, administrador de la ciudad de Paradise y acucioso investigador de los efectos de estos incendios en la población. Más allá de los destrozos de viviendas, fincas, locales comerciales, se ha dedicado a tomar muestras de las aguas.
Recuerda que tras los incendios de Tubbs en 2017 los bomberos y otras autoridades anticiparon la presencia de toxinas peligrosas para la salud en el sistema de distribución de agua potable. Encontraron benceno, que produce náuseas y vómitos a corto plazo y cánceres a mediano plazo.
Los incendios forestales, que volvieron los cielos de color naranja en las ciudades del oeste de Estados Unidos, traen muchas implicaciones a la salud de las personas. Además, del humo y el problema en los suelos, los especialistas están prestando especial atención a las tuberías y drenajes.
Phillips y su equipo trabajan para asegurarse de que el agua que fluye hacia las residencias esté protegida. Hasta los momentos hay debilidades para enfrentar este tipo de catástrofes. Destaca que el agua en los hogares y en las tuberías subyacentes «puede contaminarse con una variedad de compuestos orgánicos volátiles y compuestos semivolátiles» en rangos que exceden los límites regulatorios establecidos.
Entre estos compuestos el criseno, el benzo y el fluoranteno. Aunque no todos esos compuestos son peligrosos, se ha descubierto que algunos desencadenan tumores a largo plazo.
California, incendios y aguas dañinas
Los investigadores han pedido a nivel federal consejos sobre cómo actuar en estas circunstancias, en beneficio de las poblaciones y ante la recurrencia de los incendios y su vinculación con las aguas. Hasta el momento, se han aplicado medidas preventivas, como colocar válvulas unidireccionales en los medidores de agua de las casas. El Distrito de Agua del Valle de San Lorenzo cerró una parte de su sistema, por ejemplo, lo que podría haber ayudado a evitar algunos desarrollos.
Phillips insistió en que los ciudadanos deben estar más “preparados para lo desconocido y proteger su salud”. Manifestó su intención de ofrecer opciones y herramientas a los pobladores de Paradise y de todo el estado, para proteger las aguas que consumen las personas, ante los más frecuentes incendios forestales.
«Ya es bastante difícil tener las restricciones pandémicas», dijo Angela Aurelia, residente de Boulder Creek en el condado de Santa Cruz. «Y luego tienes un incendio forestal y pierdes el acceso a tu casa y entonces ni siquiera podemos volver a ella porque el agua probablemente no sea segura».
Siguen los incendios en EE UU
En Estados Unidos, los incendios se han desplegado en duración, extensión y daños. Actualmente, cuando se creía superado el fuego en California, las llamas vuelven a avivarse en las zonas vinícolas de Calistoga, con la afectación de las bodegas Castello di Amorosa y Napa.
Las autoridades advirtieron este sábado que el estado se acerca a una marca sombría: 1,6 millones de hectáreas quemadas este año por los incendios forestales.
Lee también: