Hay quienes prefieren cerrar los ojos a la realidad. Son los llamados negacionistas, que no solo existen para la pandemia del coronavirus, sino también para el cambio climático. Son quienes dicen que «un par de grados más no importan», que son «exageraciones», o simplemente que «los científicos lo resolverán a tiempo». Pero la mayor intensidad y frecuencia de huracanes y tifones, devastadores incendios, inundaciones y sequías, derretimiento en los glaciares son fenómenos que le dan un golpe en la cara a quienes niegan que la humanidad enfrenta un problema serio. Y olvidan lo más importante, el planeta no está en peligro, la vida en el planeta sí.
Para los habitantes de California, en Estados Unidos, el cambio climático dejó de ser un asunto abstracto destinado a charlas entre científicos. Tampoco es más un problema lejano que ocurre en países del tercer mundo por la falta de recursos o planificación. Son múltiples incendios, cada vez de mayor extensión y ferocidad. Millones de hectáreas quemadas, millones de residentes afectados por el aire tóxico, una ola de calor asfixiante y caídas en el servicio eléctrico. Negar esta realidad es más difícil que negar un reporte científico.
Efecto mariposa
La crisis en el estado de California es más que una simple acumulación de catástrofes individuales. También es un ejemplo de algo que preocupa a los expertos en clima desde hace mucho tiempo, pero que pocos esperaban ver tan pronto: un efecto mariposa, en el que una serie de desastres se superponen, desencadenándose o amplificándose entre sí.
Un verano abrasador, efecto del cambio climático, llevó a condiciones secas nunca antes experimentadas. Esa aridez ayudó a que los incendios forestales de la temporada fueran los más grandes jamás registrados. En lo que va de año han ocurrido seis de los veinte incendios forestales más grandes en la historia moderna de California.
Y más allá
Pero el problema no termina allí, toda la costa oeste de Estados Unidos ha sufrido los embates de incendios cuando los bomberos se estiraron hasta sus límites, como lo destaca un análisis de Thomas Fuller, jefe de la oficina del New York Times en San Francisco, y el reportero de ese diario Christopher Flavelle.
«Es realmente impactante ver la cantidad de incendios extremadamente grandes y destructivos que arden simultáneamente», dijo Daniel Swain, científico del clima en el Instituto de Medio Ambiente y Sostenibilidad de la UCLA. “He hablado con unas dos docenas de expertos en incendios y clima durante las últimas 48 horas, y casi todo el mundo se ha quedado sin palabras. Ciertamente no ha habido nada en la memoria viva a esta escala», anotó.
Efectos para el turismo
Un nuevo estudio de Universidad de California en Riverside encontró que el cambio climático tendrá un efecto devastador en la industria dominante del área metropolitana de Palm Springs: el turismo. Se prevé que el número de días por encima de los 85º F (30º C) entre noviembre y abril aumente hasta en un 150% para finales de siglo.
Estos cambios son suficientes para evitar que muchos patrocinen las masivas atracciones y eventos al aire libre de la zona, como el Festival de Música anual de Coachella Valley, según el estudio publicado en la revista Climatic Change.
Muchos negocios en el área de Palm Springs ya cierran debido a la falta de clientes durante los calurosos meses de verano, cuando las altas temperaturas durante el día alcanzan un promedio de 108 ºF (42 ºC) en julio y agosto. Por esta razón, el empleo regional disminuyó un 7,2% entre abril y octubre de 2017. Muchas personas se están quedando sin empleo, quizás buena parte de ellas sean negacionistas del cambio climático.
Huracanes más intensos
El calentamiento global también aumenta drásticamente la amenaza de huracanes. Un reciente estudio, dirigido por la Universidad de Bristol, analizó las proyecciones futuras de estos fenómenos extremos en el Caribe y descubrió que son particularmente vulnerables al cambio climático. Serán hasta cinco veces más probables en un mundo más cálido.
Y una vez más, no se trata de un problema local para los habitantes de estas zonas tropicales. El huracán Laura azotó recientemente la costa este de los Estados Unidos, una zona en la cual estos fenómenos también se tornan más agresivos cada año. La evidencia apunta a una relación de este incremento con el aumento de las temperaturas globales.
Otros efectos dañinos
El repunte de los incendios y del calor en la costa oeste de los Estados Unidos no es, ni de cerca, el primero de los efectos dañinos del cambio climático. Pero es quizás un recordatorio de que nadie está a salvo. Si al principio se pensaba que solo los países pobres o las zonas costeras estaban en riesgo, la «siempre soleada California», con su riqueza y desarrollo, no ha podido escaparse.
Un efecto menos conocido del cambio climático es que tiene en la propagación de enfermedades infecciosas. Los virus causan muchas enfermedades infecciosas y los insectos, como los mosquitos, suelen ser portadores de estos virus. A medida que los mosquitos migran dentro de un territorio o entre territorios, pueden transmitir los patógenos que transportan a las poblaciones humanas.
Los cambios en el clima -aumento de las precipitaciones, eventos climáticos extremos, como inundaciones y olas de calor más violentas- han afectado los patrones de actividad de los insectos. Esos cambios también han creado entornos que se adaptan mejor a la transmisión de virus.
De hecho, durante los últimos 20 años algunos mosquitos portadores de virus aparentemente han alterado sus patrones de migración y emergen en continentes a los que nunca antes habían llegado. Quizás el ejemplo más revelador sea el estudio de caso de los mosquitos del género Culex, que son portadores del virus del Nilo Occidental. Están apareciendo en lugares del mundo anteriormente inusuales para su presencia.
Economía en riesgo
Un reciente estudio de la Universidad de Chicago estimó que un «coste final del carbono» para la humanidad se acerca a los 100.000 dólares por tonelada de carbono. Esto es 1.000 veces más que los 100 dólares o menos que se calculan rutinariamente para nuestra generación.
Los investigadores construyeron un modelo que proyectaba los efectos del cambio climático durante cientos de miles de años. En ese tiempo, el nivel del mar aumenta a medida que las capas de hielo se derriten y las tormentas y las sequías se vuelven más intensas.
En este modelo, el coste del carbono que quemamos hoy se dispara para oscilar entre 10.000 dólares y 750.000 dólares por tonelada según los detalles de los escenarios geofísicos y económicos. Los investigadores encontraron un valor central de alrededor de 100.000 dólares por tonelada.
«Los costes finales son mil veces más altos que el valor actual calculado normalmente de esos costes porque el cambio climático persistirá mil veces más que nuestra generación», dijo David Archer, científico climático de la Universidad de Chicago.
Negacionistas del cambio climático contra las cuerdas
Es muy probable que los negacionistas continúen propagando su tesis de que el cambio climático es un invento o una exageración. Sin embargo, el tiempo y el esfuerzo que dedican a propagar sus teorías a través de los medios de comunicación, las redes sociales, las convenciones o las manifestaciones callejeras, no parece detener sus consecuencias.
Mayores incendios, propagación de virus, olas de calor, sequías y huracanes siguen -y seguirán- estando allí, cada vez con mayor fuerza. Las palabras no les afectan en lo más mínimo. Para muchos, llegó la hora de abrir los ojos y actuar.
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