El aumento del impuesto al valor agregado aplicado a las bebidas azucaradas y edulcoradas de 10% a 21%, tendrá múltiples impactos en España a partir de 2021. Y no solo económicos por la importante cantidad de dinero adicional que recaudará el fisco. El impuesto a las bebidas azucaradas y edulcoradas, en particular, sumará unos 400 millones en total al fisco. Hablamos también del efecto económico sobre el sector industrial y comercial vinculado al área, el efecto sobre los bolsillos de cada consumidor y el efecto sobre la salud pública.
El impacto sobre los presupuestos familiares de cada hogar depende, por supuesto, de su nivel de consumo. Una lata de 330 ml de Coca-Cola o Pepsi, por citar un ejemplo, pasará de valer 0,65 euros a 0,71 con la nueva tasa en el supermercado, pero en el bar, la terraza y los chiringuitos el salto será con pértiga.
La obesidad y la diabetes dos sombras que siguen a los españoles
D. Rojas-Rueda, en revistasanitaria.org, se refiere dos estudiosde Wang, Coxson y Shen (2012) y Finkelstein, Zhen, Bilger (2013) que calcula en cuanto disminuye el consumo de azúcar con el incremento impositivo y la pérdida de peso corporal.
- «Uno de los estudios más recientes estima que un incremento del 15% en los impuestos producirá una reducción del 16% en el consumo de estas bebidas, lo que se traduciría en una reducción del 1,5% en la obesidad y del 2,6% en la diabetes».
- «Otro reciente estudio, que tiene en consideración el efecto de la sustitución de los alimentos azucarados, ha sugerido que un incremento en el impuesto del 20% puede lograr una reducción del 4,7% en el consumo del total de calorías en la dieta (y no sólo de las bebidas azucaradas), y que esto puede traducirse en una pérdida de peso corporal anual de hasta 725 gramos».
Otros países de Europa y el mundo han implementado medidas similares y basándose en la evidencia recopilada tras la aplicación de la modalidad impositiva. «Sería recomendable considerar este tipo de impuesto para las bebidas azucaradas, junto con otras ayudas económicas (subvenciones o exenciones fiscales) para alimentos saludables como las frutas y las verduras», plantea Rojas-Rueda.
No solo los refrescos azucarados y edulcorados en exceso son malos para la salud, también lo son los jugos de fruta azucarados y otras bebidas industrializadas que se usan como sustitutos «saludables». Hay estudios que muestran correlaciones entre el consumo intenso de estas bebidas y enfermedades como cáncer de páncreas, diabetes, depresión, obesidad y problemas cardiovasculares y bucales.
Hasta 40 litros de refrescos al año consumen españoles de todas las edades
En España, según Statista, se consumieron 1.818,36 millones de litros de refrescos en 2018. Y este hábito, que ubica al país en un consumo per capita de unos 40 litros por persona por año, no se limita a adultos y jóvenes. Los niños menores de nueve años consumen bebidas azucaradas de forma regular: el 7% admite tomarlas a diario, el 16% casi todos los días (4-6 días a la semana) y el 58% algunas veces (1–3 días cada 7).
«Sería recomendable considerar este tipo de impuesto para las bebidas azucaradas, junto con otras ayudas económicas (subvenciones o exenciones fiscales) para alimentos saludables como las frutas y las verduras»
Rojas-Rueda
17% de los españoles padecen obesidad
La OMS advierte que el 39% de la población mundial (1.300 millones de habitantes) tenía sobrepeso en 2016 y 13% (650 millones) obesidad. En la Unión Europea, el sobrepeso abarca al 51,9% de la población adulta y la obesidad afecta al 15,9%, de acuerdo con cifras de Eurostat (2018). En España el porcentaje se sitúa alrededor del 17%.
Las bebidas azucaradas proporcionan calorías con bajo valor nutritivo. Cada litro de bebidas azucaradas aporta entre 310 y 450 kcal. Diversos estudios indican la correlación entre el consumo de bebidas azucaradas y el incremento del peso corporal.
En España, según datos publicados por el propio gobierno, el consumo de bebidas azucaradas subió 2% en 2011, mientras que el consumo de frutas se redujo un 0,8%.
Nada nuevo bajo el sol
Ante el escenario que presenta España y la experiencia que han tenido otros países al aplicar impuestos a las bebidas azucaradas, el Gobierno incrementó los gravámenes. Sin emargo, no implementó ayudas económicas (subvenciones o exenciones fiscales) para bebidas y alimentos saludables, como las frutas y las verduras.
El impuesto a las bebidas azucaradas lleva muchos años de debate en España. Cristóbal Montoro, ministro de Hacienda hasta 2018, trató de establecer el tributo. Intentaba sumarle 200 millones al fisco, pero no lo logró. Tropezó con la fuerte presión del sector remolachero de Castilla y León. Algunas autonomías sí han logrado establecerlo. Cataluña desde hace un par de años y Canarias desde 2017.
Empresarios rechazan la medida impositiva
La Comisión de Asuntos Laborales de la Industria de Alimentación y Bebidas, integrada por Fiab, UGT Fica y CCOO-Industria, ha solicitado al Gobierno el aplazamiento del aumento del IVA a las bebidas azucaradas y edulcoradas. Las tres organizaciones empresariales coinciden en que, dada la situación económica, no es buen momento para adoptarla. «Podría profundizar el desempleo y afectar a las empresas más vulnerables, las pequeñas y medianas, principalmente», señalan
Los empresarios consideran que los alimentos y bebidas actúan como sector tractor de la economía española. Serían capaces de liderar la recuperación socioeconómica tras esta pandemia, gracias al medio millón de personas que trabajan en la actividad.
Se estima que el 5% de las muertes en el mundo son causadas por la obesidad y que la obesidad genera a nivel global unos costos económicos equivalentes al 2,8% del producto interior bruto mundial. Similares al impacto del tabaco, guerras o terrorismo (McKinsey, 2014).
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